Capitulo 31.No todos dicen la verdad

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Capitulo 31.

Estoy en casa ya lista para la lectura del testamento. Será en la empresa familiar.

La última semana Sebas se fue a un viaje de trabajo en México y solo hable con el por teléfono, para mí suerte, ya que los últimos días se volvió más insistente con el tema de que debe hacer para convencerme de que estamos listos.

Estoy esperando que llegue para irnos a la empresa.

Me puse un vestido fucsia con estampado negro, manga corta, suelto abajo de tela ligera me puse un cinturón negro y los tacones nude que compre la semana pasada.

Tocan el timbre.

¿Será Sebas?, Que raro, él tiene llaves.

Abrí la puerta hay una carta, sin emisor, solo el destinatario.

La tomo entre mis manos

Dice:

Para Adriana.

Una carta.

En este siglo es raro que alguien las envié.

Querida Adriana: te escribe tu confiable amigo espía discreto.

¿Que es esto?

Aprovecha tú felicidad, las pruebas de muchas piezas mal encajadas están llegando, solo recuerda, no todos dicen la verdad.

¿Que?, ¿me están jugando una broma?

La lectura del testamento del abuelo de Sebas es hoy. No me puedo distraer con estas cosas.

Voy al cuarto y la guardo en mi joyero.

¿Quien me envió esto? ¿A que se refiere con piezas mal encajadas?

En una broma solo eso, me considero una persona poco conflictiva, pero eso no quita que tenga mis enemigos

Olvídalo Adriana. Salgo de nuevo a la sala y lo veo sonriendo al lado se su maleta revisando su celular.

—¡Te extrañe mucho!—lo abracé y me cargó.

—Yo más, necesitaba alguien que me abrazara en la noche y se moviera más que una anguila eléctrica—dijo con sarcasmo, lo mire ofendida.

—Yo si te extrañe, y llegaste justo a tiempo para la lectura del testamento y mi graduación.—recalque.

—No me lo perdería por nada, ¿mi familia no te ha molestado?—preguntó sentándose en el sofá.

—Si supieras que no, no he sabido de nadie está semana, voy a la universidad, regreso y paso el día aquí haciendo cualquier cosa.

—Que bueno que aprovechaste tus vacaciones.—me dijo.

—¿A que hora tenemos que estar?—pregunte, el vio su reloj y se levantó.

—Ya es hora—agarré mi cartera y salimos.

Nos subimos solos en el auto.

—¿Hoy manejas tú?—-alce una ceja.

—Si, ¿nerviosa?

—¿Por que me dices eso?—seguí mi interrogatorio.

—Cuando estás nerviosa hablas mucho—bufó.

—Eso no es verdad—negué.

Negó con la cabeza sonriendo.

—Llegamos—avisó aparcando en el estacionamiento, me entraron los nervios.

Me abrió la puerta y tomó de la mano para caminar juntos.

—Tranquila—me abrazó.

A penas entramos los empleados que caminaban de un lado a otro se paralizaron, y lo saludaron.

Tropiezo Con El Amor[#1 Coincidencias Del Amor] Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora