Capítulo 17.El reencuentro.

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Estamos instalados en un hotel, apenas Sebastián me habla y cuando lo hace es para informarme cosas que de manera obligatoria tengo que hacer, tendré que calmar el ambiente de alguna forma en algún momento, lo único que sale de su boca es: ¿ya elegiste el vestido?, ¿te contrato un estilista o puedes sola?, no me importa que estés enojada si necesitas comprar algo dímelo, es todo lo que sale de su boca, su bella boca, concentrate Adriana en este momento el es el enemigo.

Anoche durmió conmigo, pero entró a la habitación pasadas las 12, sin muestras de cariño ni nada, solo me dio la espalda.

—No necesito nada, ya elegí todo—le digo y le volteo los ojos.

—Como digas—responde sin mirarme, esta concentrado en su teléfono.

Específicamente estamos en Madrid, en un hotel, según este en la noche iremos a la fiesta que me había comentado, el motivo es una Fundación que apoyan sus empresas así que por obvia razón tiene que asistir él y su "esposa" también, seria raro si fuera sólo, la sociedad no se creería la mentira que hemos sostenido hasta ahora con éxito.

El reloj marca las 6 de la tarde, me dispongo a empezar a arreglarme ya que el idiota, perdón mi querido esposo, me dijo que nos vamos a las 8 y no quiero más problemas y que después diga que me tardo mucho, elegí un vestido largo color rosa vieja de encaje, manga corta de encaje bordado, ajustado arriba y esponjado abajo, tacones plateados que no se ven por el largo del vestido, me recogí el cabello en un moño alto, me maquille con tonos corales es los ojos y un rojo fresa en la boca, me coloque unos pendientes de diamantes y mis anillo de boda, estoy contenta con el resultado nadie puede decir que me veo mal, voy a tratar se sobrellevar esta noche lo mejor posible, tratar de superar este tema que esta interviniendo en mi meta, a parte también que mi idea era volver todo realidad para no tener que actuar y no estoy poniendo de mi parte, en un rato hablaré con él para mejorar la situación.

Reviso mi celular y veo que son las 7:45 y el señor puntual no ha llegado, que ironías tiene la vida, agarro una pequeña cartera plateada para guardar mi teléfono y me veo en el espejo para asegurarme que no se haya corrido el maquillaje, escucho la puerta sonar y volteo a ver.

—Te ves hermosa—dice Sebastián parado frente a mi, lleva un traje azul marino que le queda muy bien he se admitir.

—Gracias, tú te vez guapo—lo adule.

—Veo que tu humor mejoro

—No hables antes de tiempo, tienes el poder de cambiar mi humor en un segundo—mencione rociando perfume, casi lo olvidaba.

—¿Te parece si nos vamos?, me retrase un poco—pregunta y me tiende su mano la tomo y camino detrás de él, si quiero que funcione tengo que poner de mi parte.

Me abre la puerta del auto y luego entra él vamos en marcha a la fiesta, veo por la ventana los edificios y el frío que debe hacer afuera por suerte llevo uno se los abrigos que compré, pensé en llevarlo a última hora, una costumbre que tengo siempre decido llevar un abrigo a última hora, nunca se sabe para que se pueda necesitar.

—Llegamos señor —avisa Félix, el chófer.

—Gracias Félix.

—Necesito que no te separes de mi ¿ok?, primero vamos a pasar por la alfombra para las fotos y después al salón.—dice sebas.

—Entendido—respondi.

Me tendió su mano para bajar y la tomé, pasamos directo a la alfombra, los periodistas hacían preguntas que Sebas contestaba, las fotos se basaron en sebas dándome la mano o abrazándome, besos en la mejilla  y todo eso que la gente espera de los recién casados.

Ya adentro todo esta muy bien decorado, hay mesas con manteles azules que tienen las tarjetas con los nombres de cada quien para indicar el lugar donde deben sentarse, hay meseros que vienen  y van con copas de champán, hay muchas personas vestidas de manera elegante, sebas me guía hasta donde están 2 señoras de más o menos unos 40 años y dos señores de esa misma edad hablando, de seguro son pareja  entre ellos.

—Pero vean a quien tenemos aquí, un placer verte Sebastián—habla un señor de cabello negro con algunas canas en el.

—Igualmente Juan, ¿como están?—responde y se dispone a saludar a cada señor con un apretón de manos y a las señoras con un beso en la mano.

—Muy bien hijo, gracias por preguntar, no nos vas a presentar a la hermosa dama que te acompaña—dice el señor Juan.

—Oh claro, casi lo olvidaba, ella es mi esposa Adriana, Adriana ellos son el son David, el señor Juan, las damas son la señora Teresa y Pamela, son parte importante de la fundación y me ayudan en la recaudación de fondos—aclara.

—Un placer querida, me da gusto que hayas sentado cabeza muchacho, ya era hora—dice y besa mi mano.

—Igualmente, es un placer conocerlos a todos—digo dándoles la mano y sonriendo.

—De casualidad ¿no eres la hija de Alaya Castillo?—preguntó la señora que reconozco como Teresa.

—Así es ella es mi madre—afirmo sonriendo.

—Oh querida ya te recuerdo, yo soy amiga de tu madre, te vi crecer a ti y a tus hermanas—dice sonriendo.

—Que coincidencia, me alegra saberlo, cuando hable se nuevo con mamá le comentaré que me la encontré, le gustará saberlo.

—Excelente, le mandas saludos de mi parte, la visitaré cuándo pueda, la fundación me tiene ocupada.—dice algo triste, la entiendo mamá siempre esta ocupada y más ahora que están recuperando la empresa.

—Que bueno, a mamá le dará gusto verla—dije, vi a mi lado a Sebastián hablando con David, Juan y Pamela.

—Oye Sebastián deberías invitar a tu esposa a bailar—sugiere el señor Juan.

—Hagan los honores—nos señala la pista Teresa. 

—Por supuesto—dije acercándome a Sebastián y le agarre la mano.

—Vamos—susurró, llegamos a la pista de baile y puse mi manos en su cuello, el puso sus manos en mi cintura, era un baile lento y suave, eso significa buen momento para hablar.

—Lo siento—me disculpe y levante mi mirada para ver esos hermosos ojos azules mirándome fijamente.

—Yo también los siento, nunca debí dejarte sola, prometo que no volverá a pasar, me comporte como un idiota.

—Si lo hiciste, más no lo eres, ¿te parece si olvidamos eso y continuamos?—sugerí mi mente repetía los últimos días no decías eso, pero decidí ignorarla.

—Eso me encantaría—sonrió y acerco su rostro al mío, estaba a punto de besarme cuando alguien tocio para llamar nuestra atención.

—¿Elisa?—preguntó sorprendido Sebas frunciendo el ceño, ay no, no, no más ex histéricas, lo que faltaba, a menos que sea otra cosa, ojalá no sea nada malo, o alguien terminará muy mal, y no planeo ser yo esta vez.

Aquí les dejo el capítulo 17, espero les guste, trataré de actualizar rápido para no perder el hilo de la historia, gracias por leer, voten plis, comenten cualquier duda,besos bye.

¿Quien será, nuevo personaje?, lo veremos en el siguiente capitulo,  ahora si me fui bye

Tropiezo Con El Amor[#1 Coincidencias Del Amor] Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora