Tropiezo Con El Amor[#1 Coincidencias Del Amor] Completa ✅

Capitulo 30.¿Te gusta mi cuñado?, ¡enloqueciste!

Capitulo 30.

—Iremos a una cena con tus padres mañana en la noche—me informó Sebastián.

—¿Y eso?—levante la vista de mi laptop.

—¿Somos recién casados no?—alzo una ceja.

—Por contrato, pero si—fruncí los labios.

—Da igual, para eso estamos, somos acompañantes, para que no nos llamen solterones—exclamó dramáticamente.

Empecé a reír.

—¿Ves que si te puedo hacer reír?, te pones como decirlo..., neutra cuando trabajas o haces algo asi.

—Siempre he sido así por ese lado, ¿no te has visto a ti en las reuniones?, solo tú te aguantas.

—Me siento ofendido, ¿por que nadie me dijo nada?

—Eres su jefe, créeme yo tampoco te diría nada, pero no trabajo para ti y soy tu esposa, lo siento—sonreí inocente.

—¿No te dejas ganar, cierto?—se sentó frente a mi.

—No, adivino, ¿la cena es en mi casa?—hice como si estuviera pensando.

—Correcto, te mereces un premio—se me acerco.

Me besó, lo tome del cuello.

Sonó el timbre.

Y....

Se separo de mala gana y fue a abrir.

—Buenas noches, traigo noticias, y cupcakes—expresó emocionada su madre, con una cesta en la mano.

—Mamá si quieres un nieto deberías dejar de interrumpir—me puse roja como una fresa, le tire una mirada asesina, me devolvió una sonrisa picara.

—Es temprano aun—ignoro su comentario, gracias.

Me tendió la cesta.

—Oh gracias, que lindo detalle—le agredezco.

—¿Las noticias?—se sentó su hijo con ella en el sofá.

—La próxima semana es la lectura del testamento del abuelo—nos informó.

—¿Tenemos que estar presentes ambos?—preguntó sebas.

—Si, vamos a estar todos, hasta tú hermana, tu primo y su esposa y claro la abuela—aclaró.

—Esta bien, ahí estaremos, y que bueno que designaron fecha, dentro de dos semanas nos vamos a Madrid.

—¿Ambos?—preguntó sorprendida su madre.

—Si, ambos, por la fundación, y tengo una cena con los socios de la nueva sucursal, papá me informo hoy de eso.

—También, cuando tengamos un espacio libre, o al menos yo, visitare a una de mis madrinas que reside en Madrid y tengo mucho sin ver—hable esta vez yo.

—Si que tienes familia—me vio sorprendido.

—Bueno, nos vemos mañana en la noche, estaremos todos—se despidió de nosotros.

Le dio un abrazo a su hijo y se fue.

—Tendremos que esperar al viaje—trague grueso.

—Seguramente, impresioname.

—Hice una promesa y pienso cumplirla—intento sonar tierno, pero más bien se vio sexy diciéndolo.

Se estaba acercando.

Yo estaba de pie.

Me acorraló contra la pared con una mano.

—Casi lo olvido, hay cupckes de avena, chocolate y miel, por si acaso las alergias—nos interrumpió con un grito a través de la puerta.