Capítulo Cincuenta y Dos: "Consecuencias".

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A pesar de que Damián se había asegurado de que las piezas del teléfono se mezclaran con las rocas del lago, no se sentía cómodo al haber arrojado los desechos en un sitio público ¿Y si un niño lo descubría y les preguntaba a sus padres por el artefacto?

Meditó un rato sobre su vehículo ¿Qué debía hacer?

Bajó de su automóvil, y caminó hasta el espejo de agua. Se sentía increíblemente nervioso. Si quería dormir esa noche, se vería obligado a tomar pastillas...

En ese instante, vio una figura delgada agachada sobre el lago, revolviendo con ambas manos las rocas que él había acomodado para que escondieran las piezas derretidas del teléfono de Juan Cruz.

Damián no llevaba consigo su arma. Sin embargo, corrió rápidamente hacia donde estaba aquel debilucho sujeto, y le pegó una patada en la espalda.

El individuo cayó de boca hacia el agua.

—¿Qué creés que estás haciendo? —bramó Bustamante, sin poder ocultar su desesperación.

La persona se dio vuelta. Pudo reconocer inmediatamente su semblante, incluso bajo la luz de la luna: Luis Roldán.

El hijo de Benicio no se tomó la molestia de responderle. Sacó una navaja de su bolsillo, y lo amenazó:

—Dejame en paz, o no dudaré en apuñalarte.

Damián supuso que el joven había estado espiándolo. No podía darse el lujo de permitirle vivir. Se arrojó sobre el muchacho, y lo rodeó del cuello con ambas manos. Con sus piernas le pisó los brazos, para que éste no pudiera apuñalarlo.

—Lo lamento, Roldán. No puedo dejarte vivir.

Era el año dos mil ochenta

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Era el año dos mil ochenta. Benjamín y su hermana menor vivían juntos, ya que ambos estaban estudiando en la universidad. El mayor estaba cursando administración y la menor, medicina... Una carrera que nunca llegó a concluir.

Daniela llevaba su cabello castaño suelto. Se había delineado sus preciosos ojos verdes y se había puesto un vestido de color ocre. Estaba muy bonita.

—¿A dónde vas? —le preguntó Benjamín.

—Ya sabés... saldré con Horacio.

Su hermano frunció el entrecejo.

—No me gusta ese tipo, Dani. Parece traicionero y mala persona.

—No seas tan desconfiado...

* * * 

Benjamín despertó. Escuchó que Isabel y Samuel murmuraban en la cocina ¿Aún estaban despiertos? Hacía mucho que no soñaba con su hermana. Probablemente, ello se debía al hecho de que había estado hablando toda la noche sobre ella. Pensar en Daniela le causaba un profundo dolor en su pecho. La extrañaba aún más que a sus padres, su muerte había sido demasiado prematura.

Sangre Letal [COMPLETA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora