Esa noche, Isabel tuvo pesadillas. Recordó la información que le había dejado Damián Bustamante, el disparo que había recibido su padre y la tortura que habían ejercido sobre ella en Culturam.
Golpes. Maltrato. Sangre. Dolor físico y emocional.
Se levantó llorando y se dirigió a la cocina. Tomó agua con desesperación. Sentía que las piernas le temblaban a causa de la angustia que sentía.
—Papá, Sammy ¡Los extraño tanto! —sollozó.
Papi. Papi. Murió frente a mis narices. Papi.
Sintió el impulso de fumar un cigarrillo, pero descartó la posibilidad de comprarlos. Había dejado de fumar desde el asesinato de Benjamín Medina. A él nunca le habían gustado sus malos hábitos.
La tristeza estaba consumiéndola. Sintió la necesidad de tomar un poco de aire.
Salió al porche de su hogar. Hacía frío, por lo tanto, tomó un abrigo y se sentó en la entrada de su vivienda, en pijamas. Apoyó la cabeza sobre la pared helada.
Respiró profundamente varias veces, mientras intentaba calmarse.
Recordó aquella noche que, luego de soñar con Sam, se cruzó con él en la vereda durante la madrugada. Se sentía devastada al saber que él ahora no vendría.
No vendría a por ella ¿Lo encontraría?
Dejó escapar lágrimas amargas.
Su papá se había ido y ella no dejaba de recrear su asesinato una y otra vez en su cabeza. Su cuerpo aún no había sanado al cien por ciento. Su corazón extrañaba a Benjamín y a su primo con cada una de sus células.
Sam.
Isabel pensó en la llamada que le hizo Salomé, contándole que, en lugar de ir a Culturam, debían empezar buscando información en la vivienda de Horacio Aguilar.
—Castellán no me dio ninguna información útil —había protestado la señorita Hiedra—, pero no importa. Iremos mañana a la casa de Aguilar. Si no hallamos nada allí, marcharemos a Culturam. Pero no nos daremos por vencidas.
Y no lo harían.
—Te encontraré, mi amor —murmuró para sí misma, e imaginó que su amado la envolvía en sus atléticos brazos.
Unas horas más tarde, Salomé e Isabel se reunieron para ir hasta la vivienda de Horacio.
—¿No sería mejor que fueran de noche? —Juan Cruz se veía sumamente preocupado—. ¿Y si algún policía las ve?
—No, es sólo una casa —la joven Hiedra negó con la cabeza—. No pasa nada con que vayamos de día.
—Debe estar custodiada.
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Sangre Letal [COMPLETA].
Science FictionIsabel convive con una madre sumisa, un padrastro abusivo y un hermano menor al cual debe proteger. Samuel sólo tiene a su padre, quien lo maltrata y experimenta con él. Sus caminos están destinados a entrelazarse. Existe una sociedad secreta que ll...