Después de haber encontrado el collar de Samuel, Isabel volvió a su casa llorando de felicidad. Durante ese verano habían vivido momentos horripilantes, habían perdido a su padre, a Luis y a su primo, ella había sido torturada y ahora ambos hermanos sufrían depresión.
La posibilidad de que el joven Aguilar estuviera vivo, la llenaba de esperanzas.
—No puedo creer que él haya sobrevivido —musitó, mirando a Salomé. Los tres se hallaban de pie frente a la vivienda de Soledad—. Lo rastrearé, aunque sea lo último que haga.
—¿Cómo vas a hacerlo? —quiso saber Juan Cruz.
—Hay máquinas ocultas en Culturam, que seguramente los policías no han logrado confiscar —comentó Salomé—. Podemos infiltrarnos durante la noche y buscar su escondite. Como mi trabajo era realizar misiones y no estaba relacionado con la informática, no sé exactamente todos los secretos de la edificación, pero haré mi mejor esfuerzo para localizarlas.
Juan Cruz frunció el ceño.
—Ni sueñen que voy a dejarlas ir solas.
—Sólo serás un estorbo, querido —su exnovia replicó con sinceridad—. ¡Todavía estás recuperándote de la herida de bala que tenés en la pierna!
—Sos muy malvada —protestó el muchacho—. Isabel también tiene heridas en el cuerpo.
—Soy sincera —retrucó—, y ella se ve más saludable que vos.
Él revoleó los ojos y se quedó pensativo unos instantes. Luego, sugirió:
—¿Y si vamos a hablar con Toribio Castellán a la cárcel? Él debe saber la localización exacta de las máquinas que contienen información relevante.
—Creo que es una buena idea —opinó Salomé—. Él sabrá qué aparatos y qué contraseñas tendremos que utilizar, así no perderemos tiempo.
—Es buena idea.
—¿De verdad no puedo ir con ustedes? —Juan puso ojos de cachorrito.
—No —Isabel negó con la cabeza—. Prefiero que te quedes en casa con mamá. Ella ha estado llorando mucho estos días, y necesita compañía. Cuídense mutuamente.
—No me gusta que me dejes afuera. La última vez que me protegiste...
La mayor de los Medina sintió una punzada de dolor. Sabía lo que él quería decir: habían perdido brutalmente a su padre, a su primo y habían sufrido de estrés postraumático.
Sin embargo, Isabel no se arrepentía de haberlo protegido. Volvería a hacerlo: no podría vivir una vida en donde su hermano no existiera.
Juan Cruz insistió:
—¿Y quién cuidará de ustedes?
—¿Acaso no he demostrado que puedo cuidar de mí misma y de tu hermana? —Salomé enarcó una ceja—. Además, los más peligrosos eran Heredia y Aguilar, y ya están muertos. Lo peor que nos puede pasar es tener algún problema legal.
Juan Cruz se limitó a encogerse de hombros. Se apoyó contra la puerta de su vivienda, y soltó un largo suspiro.
—¿Y bien? ¿Cuáles son sus planes?
—Iré a hablar con Castellán mañana. Una vez que lo haga, nosotras nos escabulliremos en Culturam para conseguir información sobre Sam —explicó Salomé, haciendo ademanes con las manos.
—"El que busca donde no debe, encuentra lo que no quiere" —citó Isabel, con una expresión sombría en el rostro—. Sos consciente de que podremos encontrar videos sobre tus padres ¿No?
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Sangre Letal [COMPLETA].
Science FictionIsabel convive con una madre sumisa, un padrastro abusivo y un hermano menor al cual debe proteger. Samuel sólo tiene a su padre, quien lo maltrata y experimenta con él. Sus caminos están destinados a entrelazarse. Existe una sociedad secreta que ll...