Capítulo Veintidós: "Cumpleaños feliz".

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Advertencia: este capítulo contiene escenas no aptas para menores de edad.

* * * 

Era martes por la tardecita. Ezequiel estaba escondido detrás de un árbol muy cerca de la vivienda de los hermanos Medina. Sabía que muy pronto, Isabel iría a visitar a su vecina.

Si bien Horacio Aguilar le había pedido que vigilara atentamente a dicha joven, él lo hacía por placer, y no para obedecerlo.

Le gustaba mucho esa muchacha. Si bien era menuda y muy delgada, tenía rasgos bonitos y un carácter muy especial. Era testaruda, osada y apasionada. Esperaba con ansias el día que Isabel abandonara a Samuel para ser él mismo quien la consolara.

En ese instante, la joven Medina salió de su casa, y tocó timbre en la vivienda de los Haro. Saludó a su mejor amiga, y tuvieron un diálogo superficial, que derivó en información interesante:

—¿Puedo alquilar la cabaña de tu tía el viernes por la noche? La que está frente al lago.

¿El viernes a la noche? Se preguntó Ezequiel.

—Claro, a vos te cobrará muy barato... ¿Cuáles son tus planes? —Umma miró con picardía a Isabel.

—Quiero darle una sorpresa a Sam por su cumpleaños.

¡Cierto! Cumplirá dieciocho.

—¿La sorpresa será entregarle tu virginidad? Sino no entiendo para qué querés una cabaña...

—¡Umma!

—¿Estoy equivocada?

Isabel se ruborizó, y cambió de tema.

—Le prepararé una torta, y le regalaré un collar. No importa si se me acaba todo el salario en una noche... quiero que él sea feliz.

Ezequiel no pudo evitar pensar que Samuel, a pesar de lo desafortunado que siempre había sido, tenía suerte de haber encontrado una mujer que lo quisiera sinceramente. Sin embargo, su amor no duraría mucho. Primero: porque el joven Aguilar era un monstruo. Segundo: porque ella no sabía quién era él.

—¡No puedo creerlo! ¡Estás muy enamorada!

—Ya, no lo digas así. Suena raro.

—Sos muy orgullosa —Umma se rió.

Ezequiel pensó que la joven Haro también era muy bonita, quizás podría salir con ella si Isabel volvía a rechazarlo.

—Ya... ¿Querés que tomemos algo fresco?

—Claro, entremos a mi casa —replicó Umma, y ambas jóvenes ingresaron a la vivienda.

Ezequiel pensó que no tenía más nada que hacer allí, y emprendió camino hacia el establecimiento de los Culturam.

Mientras andaba, no pudo evitar compararse con Samuel. Éste siempre había sido el más desafortunado de los mutantes: era el hijo de uno de los líderes de la sociedad secreta, y tenía una cualidad en la sangre que lo convertía en el ser más peligroso del planeta. Por lo cual, desde que había muerto Daniela Aguilar, le habían tocado las misiones más crueles. A pesar de ello, se había convertido en un buen muchacho.

Ezequiel, en cambio, como nunca se crió con sus padres y vivió siempre bajo la tutela de Heredia. Nunca conoció el amor de ninguna persona. Había matado a desconocidos sin piedad, y no se sentía culpable por ello. Su ADN alterado lo había convertido en uno de los hombres más fuertes de la tierra... Aún así, no era ni la mitad de lo aterrador que era Sam.

Sus pensamientos se posaron en Horacio. Todos en Culturam sabían que él, Heredia, Benítez y algunos más se habían desviado de la idea de "progreso" que tenía la sociedad en un principio. Tenían conocimiento de sus negocios sucios y de los homicidios que habían cometido, pero nadie se atrevía a enfrentarlos. Además, le temían a Samuel.

Sangre Letal [COMPLETA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora