Cuando llegaron al lago, se sentaron a orillas de la playa. Isabel ya se había recuperado de la impresión que le había causado ver los instintos asesinos de Samuel, pero se sentía completamente irritada porque él no había aparecido en dos días y porque, cuando lo había hecho, lo había encontrado peleándose con Ezequiel como si fueran dos hombres primitivos.
—¿No vas a hablarme? —preguntó el muchacho, al cabo de un rato.
—Me parece que sos vos el que tiene que dar explicaciones ¿No creés? —había sonado como una novia celosa. No era capaz de describir su relación con Samuel: era tan cercana, tan dolorosa, tan imposible...
—Te contaré todo, lo prometo... Pero vos debés prometerme que te irás a vivir con tu padre.
—¿Y eso por qué? ¿Por qué vas a decirme qué es lo que tengo que hacer?
—No seas tan hostil, Isa. Te lo digo por tu bien... Creo que deberías conversar con tu mamá, sin discutir. Tengo un asunto pendiente con tu padrastro, y no quiero que estés bajo el mismo techo que él cuando lo resuelva.
Isabel respiró profundamente. Trató de calmarse. Se sentía muy mal por todo lo que había ocurrido los últimos días, pero si quería dialogar con Sam, debía tranquilizarse.
—Vamos en orden —musitó Isabel—, quiero saber por qué no apareciste en dos días. Estaba muy preocupada.
—Lo siento... tardé un poco en reproducir tus recuerdos. Me dolieron muchísimo. Luego hablé con Luis, y descubrí que existe evidencia sobre el asesinato de mi madre, y que Benítez y Bustamante han sido cómplices de mi padre.
—¡Ese hijo de perra! —gruño Isabel, pegándole un puñetazo en la arena—, yo sabía que era una lacra... —y también había visto aquella nota en su libro, que estaba fechada con el mismo día del asesinato de Daniela. No había sido coincidencia, pero ¿Por qué él había participado en su homicidio?
—Benítez era uno de los cuatro hombres de tus memorias. Otro era el padre de Luis. Ahora que él me ha contado lo que sabe, su vida corre peligro... Vos también podés estar en problemas, Isabel. Sabés muchas cosas...
—No puedo hacerme a un lado ahora que me contás todo esto. Necesito seguir investigando a Damián.
—No encontrarás nada en tu vivienda, sólo te convertirás en un blanco fácil.
—Pero estoy segura que en el cementerio sí.
Samuel puso los ojos en blanco ¿Acaso ella estaba en lo cierto?
—Isa, lo mejor sería que vos y Juan fueran a vivir con su padre, y que se mantengan al margen de la investigación. Yo me encargaré de hacer todo lo posible para desenmascarar las identidades de los otros dos sicarios que me faltan y de hallar evidencia física de que mi padre le había dado la orden de homicidio, y también descubriré cuál fue el rol de Bustamante en todo esto. Déjamelo a mí, por favor. Si llegaran a atacarme, puedo defenderme, pero vos... Si te hicieran daño...
Le tomó ambas manos, y la contempló fijamente. Estaba a punto de llorar. Isabel deseó acariciarle el rostro, pero permaneció inmóvil, esperando que él continuara hablando.
—La noche que fuiste a buscarme —susurró—, ¿Te han sacado sangre?
—Me pidieron una muestra —no le había dado importancia a ese detalle, pero ahora sí—, ¿Por qué lo preguntás?
—Están analizándote, probablemente comparando tu genética con la mía. Me aterroriza lo que puedan querer hacerte luego de eso, Isabel...
¿Cómo un monstruo de sangre letal podía verse tan indefenso? Parecía realmente abrumado de preocupación. A pesar de todo lo que les había ocurrido, Isabel no dudaba de que él la quería.
ESTÁS LEYENDO
Sangre Letal [COMPLETA].
Science FictionIsabel convive con una madre sumisa, un padrastro abusivo y un hermano menor al cual debe proteger. Samuel sólo tiene a su padre, quien lo maltrata y experimenta con él. Sus caminos están destinados a entrelazarse. Existe una sociedad secreta que ll...