Ezequiel arrastró a Isabel hasta el vehículo de Horacio Aguilar. Ella lloraba y gritaba desconsoladamente. Aunque a él no le importaban los sentimientos de los demás, sentía un poco de pena por la muchacha ¡Habían asesinado a su padre frente a sus narices!
—Tranquila —le susurró al oído—. Le avisaré a Sam. Él vendrá a rescatarte.
Sin embargo, ella no se calmaba. Le tapó la boca para que dejara de chillar —por orden de Aguilar—, pero todavía aullaba algo así como: "papá" o "papi".
Ezequiel no era capaz de empatizar con el dolor de Isabel. Él no había conocido a sus padres y había crecido en Culturam. Su vida era aquella sociedad secreta, y temía que ésta fuera destruida a causa de los errores que últimamente cometían los Fraudes.
Se subieron el vehículo. En el baúl, los sicarios colocaron los cuerpos ensangrentados de Cárdenas y Medina.
—Les transferiré el dinero de inmediato. Buen trabajo —les dijo Horacio Aguilar a los asesinos.
De repente, recordó las palabras que había dicho el padre de Samuel cuando estaban en Culturam: "Necesito que maten a dos personas y me ayuden a secuestrar a una". Ahora lo comprendía: desde un principio, él había tenido la intención de aniquilar a Medina y a Cárdenas, y de secuestrar a Isabel. Era aterrador.
Por un instante, se preguntó dónde estaba el hermano de la muchacha, y por qué Horacio no lo había nombrado siquiera ¿Acaso no le importaba? Bueno, un adolescente baleado y de coeficiente intelectual estándar no podría hacer mucho en contra de los Fraudes.
Mientras viajaban en el coche, Ezequiel apretaba con fuerza a la señorita Medina, para que dejara de moverse. Le daba pena obligarla a callarse, ya que se encontraba muy malherida físicamente. Sin embargo, aprovechó la ocasión para disfrutar de la cercanía de sus cuerpos: podía escuchar el latido violento del corazón de Isabel mientras luchaba por zafarse.
Definitivamente, gustaba de la señorita Medina, y no deseaba que muriera. Sin embargo, tampoco sería capaz de contradecir las órdenes de Horacio Aguilar. Tragó saliva, mientras se preguntaba: ¿Qué sucedería una vez que llegasen a Culturam?
Juan Cruz no supo cuánto tiempo estuvo escondido en el armario. Había estado paralizado por el horror.
Apenas Horacio Aguilar se llevó a Isabel —luego de que asesinara a su padre—, se vomitó encima. Sollozó, maldijo y golpeó con sus puños la puerta del armario.
Sentía un agujero en su pecho, provocado por un dolor insoportable. A pesar del hedor que había en el interior de aquel mueble, los pensamientos desgarradores de Juan Cruz le impedían salir de allí.
'Papá está muerto. Isabel ha sido secuestrada, y yo sigo aquí escondido como si fuera el tipo más cobarde del mundo'.
Quería morirse. No soportaba la angustia que lo estaba asfixiando ¿Cómo podría vivir sin su papá? ¡Había sido asesinado a sangre fría! ¡Lo habían golpeado y torturado antes de aniquilarlo! ¡Se habían llevado a su hermana, quien también había recibido una paliza!
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Sangre Letal [COMPLETA].
Science FictionIsabel convive con una madre sumisa, un padrastro abusivo y un hermano menor al cual debe proteger. Samuel sólo tiene a su padre, quien lo maltrata y experimenta con él. Sus caminos están destinados a entrelazarse. Existe una sociedad secreta que ll...