Damián Bustamante se había reunido con los señores Heredia y Aguilar en la vivienda de este último, para discutir cuestiones de negocios.
Ni bien ingresó, el padre de Samuel le gritó:
—¡Estuvimos toda la noche reparando tu error! ¿Cómo pudiste ser tan descuidado?
—¡Pensé que el muchacho se había quedado en mi casa! —exclamó con irritación—. ¡Estoy cansado de vigilar a esos niños!
—Esos mocosos viven bajo tu techo, por lo cual son tu responsabilidad —objetó Horacio, sin poder ocultar su mal humor—. Yo no puedo aniquilar a los Medina porque eso desataría la furia de mi monstruoso hijo, y vos tampoco querés asesinarlos porque, al fin y al cabo, son las crías de la mujer que amás. Sin embargo, deberías ser menos desprolijo a la hora de realizar tareas. Si Juan Cruz recuerda lo que sucedió, estaremos en grandes problemas.
—Vamos a tener que castigarte —intervino Heredia—. Recibirás menos dinero de la comercialización de tecnología. Disminuiremos tus ingresos al diez por ciento.
—¡Están dementes! —bramó Bustamante, sin ser capaz de ocultar su ira—. ¡Siempre he tenido que realizar los trabajos más sucios y humillantes! ¡Hasta me han obligado a ser niñero de sus mutantes en más de una ocasión! ¡No pienso aceptar que reduzcan mis ganancias!
—¡Sos un inútil! —exclamó Heredia—. ¡Ni siquiera fuiste capaz de impedir que tu hijastra ingrese en tu estudio!
—Samuel también irrumpió en el laboratorio de su padre sin autorización —le echó en cara a ambos, mirándolos con aborrecimiento—. ¡Esos adolescentes son muy osados y astutos! ¡No pueden reducir mis ingresos por ellos!
—Lo son —admitió Horacio, quien era el menos dispuesto a discutir de los tres—. Sin embargo, no podemos deshacernos de ninguno de los muchachos.
—¿Por qué no? —preguntó Heredia.
A pesar de que Damián estaba a punto de estallar de la furia, decidió escuchar la explicación de su colega Aguilar.
—Ya lo he explicado: Samuel es mi creación. Los Medina son los hijastros de Bustamante... y si les hiciéramos daño, desataríamos la furia de mi hijo.
A Damián no le importaría que Isabel y Juan Cruz murieran si no hubiera asegurado su pellejo secretamente con ellos, tal y como le había confesado a Benítez antes de aniquilarlo.
—Creo que es obvio lo que deberíamos hacer: aniquilar a Samuel —sugirió Damián de repente—. Así se acabarían nuestros problemas —y de ese modo, no le reducirían las ganancias.
Heredia soltó una risotada, y Aguilar lo contempló con cara de pocos amigos.
—¿Y cómo lo harías? Sólo un disparo en la cabeza puede matarlo. Él tiene los sentidos más desarrollados que un humano normal, y si te descubriera, te haría añicos. De todos modos, no creo que esa fuera la solución... Culturam es una sociedad que busca el progreso científico, y perder a nuestro más precioso espécimen de mutante humano sería realmente trágico...
El padrastro de los Medina era tan astuto como sus compañeros. Debía convencerlos por las buenas de que no le redujeran los ingresos. Para ello, se veía obligado a aportar ideas innovadoras:
—Hay que cambiar las estrategias —insistió Damián—. Esto que estamos haciendo no está funcionando. Presiento que esos mocosos acabarán con nosotros si no tomamos medidas drásticas.
—Bueno, ¿Qué se te ocurre que no sea asesinar al joven Aguilar? Quizás, si enmendás tu error, no disminuiremos tus ingresos...
Tenía que pensarlo. Como lo pillaron desprevenido, Bustamante comentó:
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Sangre Letal [COMPLETA].
Ciencia FicciónIsabel convive con una madre sumisa, un padrastro abusivo y un hermano menor al cual debe proteger. Samuel sólo tiene a su padre, quien lo maltrata y experimenta con él. Sus caminos están destinados a entrelazarse. Existe una sociedad secreta que ll...