11.- Realidad.

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—¡No creo que participe! —Comente y luego seguí escribiendo en la libreta.

Mi Madre me miraba fijamente, tal vez ella me entendía.

—Pablo lo hará —Menciono para luego salir de la habitación.

Al salir cerró la puerta, tome mi laptop y busque la palabra Amazonas.

En la pantalla aparecían diferentes páginas como:

"El río Amazonas, visítalo cuanto antes".

"Ve los diez animales más peligrosos en el Amazonas".

"La selva del Amazonas. Un lugar para acampar".

Después de algunos minutos de estar viendo algunas páginas para informarme más. Decidí participar en el concurso.

***

El día había llegado, un poco de frío se sentía en la cabaña.

Me puse de pie para salir hacia fuera.

—¿Cómo pasó todo esto? —Me pregunte a mí mismo al ver la tumba de Erika.

Se me venían a la mente, algunas imágenes sobre Erika dando su último respiro.

—Gonzalo ira a conseguir algo de comer —Dianet mencionaba junto a mí.

Veía como Gonzalo sé alejaba hacia el aeropuerto. Creo que ahí si debe haber comida.

—Espero encuentre algo —Dianet comento nuevamente.

—Ya verás que lo hará.

Sonreí y luego entre a la cabaña. Todos estaban despiertos ya.

—Ya no quiero estar aquí —Agrego Dulce levantándose de la cama.

Me acerque a ella y me senté en un lado.

—Por favor, no me hagas sentir más culpable de lo que me siento —Dije mirándola a los ojos.

—Carlos déjala, todos sabemos que no es culpa tuya —Comento Manuel.

—Por un momento pensé que todos estaban del mismo lado y yo era el enemigo —Comente un poco bajo para luego sonreír.

Salí de la cabaña y camine hacia la de Karen.

Me pare en su puerta, note que el nombre de Erika estaba rayado.

Toque la puerta dos veces y luego la abrieron.

—¡Hola!, ¿Qué quieres? —Pregunto Luis frunciendo el ceño.

—Solo les aviso que Gonzalo fue a buscar comida. Cuando regrese comerán con nosotros —Sonreí.

Luis solo asintió y luego cerró la puerta. ¿Acaso todos amanecieron de genio?

Miro hacía todos lados, observo con atención todo a mi alrededor. Algo llama mi atención en la selva.

El Señor se acerca, logro ver que carga algo en sus manos.

—¿Dónde ha estado todo este tiempo? —Pregunte confundido.

—No importa, les traje comida —Menciono mostrando algunas frutas.

Abrí la puerta de la cabaña, entro él y luego yo.

—¡Al fin!, algo de comer —Yulma rápido se puso de pie y tomo una fruta.

—¿Cuál es su nombre? —Pregunto Pablo.

—Juan, ¿Quieren saber algo más? —Sonrió el Señor.

Yo negué con la cabeza, tome una fruta y luego me senté.

Atrapados en el AmazonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora