21.- Desconocidos.

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Pedro, Marisol y yo nos encontramos desayunando en la escuela. Yo ya había empezado, sólo que noto que Marisol nos observa sin decir nada.

-¿Qué pasa? ¿Traes lonche? -Pegunte mirándola-. Podemos darte un poco.

Marisol nos miró y luego soltó una pequeña risa.

-Se los agradezco mucho, se me ha olvidado mi lonche en mi casa, no tengo nada que comer -Ella nos observó sonriendo-. Por eso son mis amigos.

Pedro y yo le dimos un poco de nuestro desayuno, ella sonrió y empezamos a comer los tres juntos.

-¡Por eso somos amigos! -Pedro sonrió y luego continúo comiendo.

***

Abro mis ojos, un llanto silencioso se escucha. Me levanto un poco, miro a todos lados.

-¡Marisol!, ya no llores, ya no podemos hacer nada -Me acerque a ella, se encontraba sentada junto a una piedra.

Ella no me respondió, sólo seguía llorando, mire hacia enfrente, aún seguía el cuerpo de Pedro.

-¡Juntos lo superaremos!, ahora levántate -Comente, tirando mi mano hacia ella.

Ella me miro por unos cuantos segundos y luego agregó:

-¿Recuerdas aquel día, en qué me dieron de su lonche? -Aún no dejaba de mirarme-. Desde ese día, supe que seriamos grandes amigos.

-Sí, grandes amigos -Mis labios formaron una pequeña sonrisa.

Me senté junto a ella, ninguno de los dos hablaba, sólo observamos a los demás durmiendo, la fogata que aún ardía un poco, ese peculiar ruido de la cascada se escuchaba.

Cerré por unos cuantos segundos los ojos, al abrirlos ya el sol se lograba ver.

Gonzalo había despertado, sólo nos observaba a Marisol y a mí.

-¿Estuvieron toda la noche ahí? -Preguntó sin dejar de mirarnos.

-¡No!

Me puse de pie y camine a despertar a los demás, Gonzalo fue hacía el agua.

Despertaba uno por uno, minutos tan solo después, ya había despertado a todos.

Gonzalo se acercó corriendo, su rostro reflejaba terror.

-¡El cuerpo de Pedro no está! -Gritó alterado- ¡No está!

Todos nos quedamos mirándolo, ¿Cómo es posible que haya desaparecido?

Hace unas horas aún seguía ahí, acaso me quede dormido.

-¡Juan hizo esto! -Luis agrego asustado.

-¡Es mejor que nos vayamos!, rápido, iremos a las cabañas -Gonzalo recogía la mochila de Ángel con rapidez.

Todos nos habíamos puesto de pie, a excepción de Marisol, ella aún seguía sentada en el mismo lugar.

-¡Vamos Marisol!, no queremos que te pasé nada -Dianet la estiraba del brazo, hasta que logro ponerla de pie.

-¡Todo estará mejor! -Yulma tomo del hombro a Marisol.

Comenzamos a caminar, el camino hacia arriba era cansado y más con un poco de hambre.

Después de tanto caminar, estábamos por llegar a la cabaña, somos detenidos por Karen.

-¡Miren!, ahí está Juan -Ella señalaba con su mano.

Exactamente Juan se encontraba parado en la puerta, en sus manos llevaba un arma, ¿De dónde salen tantas?

Atrapados en el AmazonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora