Atrapados en el Amazonas

33.- Resguardo.

—¡Oh dios mío! ¡Corran! —Ramírez gritó, soltando el extintor de sus manos.

Volteo a ver hacia el avión, ninguno de los tres se encontraban ahí, ya se habían ido.

Ramírez comienza a correr hacia nosotros, en ese mismo instante el helicóptero explota, todos nos tiramos al piso, cubriéndonos de todo lo que caí.

Ramírez no corrió con la misma suerte, pude ver que de su cuello salía sangre.

—¿Están todos bien? —Pregunto Dawn, poniéndose de pie.

Todos al igual que ella, nos ponemos de pie, miramos a nuestro alrededor, hay partes del helicóptero en cualquier parte.

—¡Estamos bien!, solo creo que el no —Yulma señalo a Ramírez que solo tocaba su cuello.

Dawn rápidamente corre hacia él e intenta auxiliarlo.

—¡Ramírez!, tranquilo estarás bien, debe haber un botiquín en alguna parte, tranquilo —Dawn corrió hacia dentro del aeropuerto.

Yulma y yo lo observamos de cerca, tenía algo incrustado en el cuello.

—¡Lamento esto! —Susurre, aun mirándolo.

—¡Ayuda! —Ramírez, comenzó a balbucear—. ¡Ayuda!

—No sabemos ¿Qué hacer?, cuando llegue Dawn ella podrá ayudarte —Karen menciono.

El dejo de tocar su cuello, su mano cayó al piso fuerte, él había dejado de respirar.

—Abran paso chicos, necesita ayuda.

Dawn se acercaba con un botiquín.

Yulma se agacho y cerró los ojos de Ramírez.

—¡Lo siento Dawn! El murió —Comente.

Ella solo me miro, para luego caminar hacia Ramírez y darse cuenta.

—¡Tenían razón!, esas personas son malas, han matado a alguien inocente —Menciono.

Ella se acercó al helicóptero tomo el extintor y comenzó a apagar el poco fuego que quedaba.

La ola de humo estaba disminuyendo poco a poco.

Todos damos la vuelta y caminamos hacia fuera de este lugar.

***

Me encontraba sentado junto a Gonzalo, Dawn limpiaba su herida con las cosas que encontró en el botiquín.

En otra cama se encontraba Rosa, la chica desconocida, que ya había despertado, el alcohol ayudo mucho.

David le curaba el golpe a Ángel, ese gran golpe que le dio Brenda antes de salir de la cabaña.

—¡Mira!, Ortega consiguió fruta —Marisol me entregaba una.

—¡Gracias!, no sabes el hambre que tenía, creo que me comeré otra más.

Ella sonrió y luego caminó a entregarles una a los demás.

—¡Chicos!, lo siento, pero tengo que buscar a mis amigos, tengo que irme —Rosa se puso de pie y se dirigió a la puerta, por la cual salió.

Camine detrás de ella, se encontraba enfrente de una cabaña, fuera de la cabaña de Karen, Ortega comenzaba a hacer un pozo.

—¿Alguien murió? Logre escuchar esa explosión —Rosa volteo a verme.

—Sí, el piloto, la persona que nos sacaría de aquí.

Comente mientras miraba el cuerpo enrollado en una sábana.