7.- Atrapados.

420 45 7
                                    

¡Un animal salvaje! Mató a un joven de otra escuela. Esa frase rondo en mi cabeza por al menos cinco minutos.

—¡Debemos irnos! —Grito Yulma asustada.

Todos nos mirábamos confundidos, ahora, ¿Qué se suponía que haremos?

—Tengo que irme, ¡Adiós! —Grito Lizuly.

Veía como corría en dirección a su cabaña, rápidamente desapareció entre las personas.

—Tomen lo que puedan.

Ortega nos dijo y luego se acercó a otro hombre, me imagino que es de otra escuela.

Volteo y miro a los demás, segundos después todos empezamos a entrar a la cabaña corriendo.

—¿Oyeron lo mismo que yo? —Marisol colocaba sus manos sobre su boca.

—¡El asesinato!, si —Comente nervioso.

Un profundo silencio inundo el interior de la cabaña. Todos colocaban lo que podían en sus maletas.

Ortega abrió fuerte la puerta, la cual azoto sobre la pared.

—Ya vámonos, el piloto espera —Grito—. ¿Qué esperan?

Salimos de la cabaña detrás de Ortega, él se dirigía a la puerta, por la cual entrábamos al pequeño aeropuerto.

—¿Todo listo? —Pregunto el piloto mirándonos a todos.

Ortega volteo a vernos y comenzó a contarnos.

—¡Ortega no falta nadie! —Agrego Pedro frunciendo el ceño.

Él nos mostró el avión, al cual rápido corrimos. Muchas aviones despegaban, todos sé iban del lugar.

La pantallita nos mostró que apagáramos nuestros celulares y abrocháramos los cinturones.

—¡Rápido! ¡Rápido! —Gritaba Ortega asustado.

Ya todo estaba listo. Veía por la ventana y personas, jóvenes, corrían de un lado a otro.

—¡Esto parece un sueño! —Mencione asustado.

Dianet me miró fijamente un rato y luego estiro su mano hacia mí y me dio un pellizco.

—¡Por favor!, dime que esto es un sueño —Ella me miraba, sus ojos poco después se cristalizaron.

—¡Tranquila!, todo esto estará bien —Susurre.

La pantalla mostraba que estábamos por despegar, el icono del cinturón apareció al igual que el de los celulares.

Esa sensación que se siente cuando el avión despega, llego a mí. Esta vez me dieron un poco de náuseas, pero luego se me quitaron.

—Solo fue un susto, ¡tranquilos! —Ortega trataba de calmarnos.

Cerré mis ojos y esas imágenes despidiéndome de mis padres aparecieron. También esos horribles minutos cuando el avión presento turbulencias.

Los abro y abrí la ventana rápido, aun se veía todo verde. Pero algo más, junto a nosotros estaba volando otro avión. ¿Cómo es posible?

—¡Esto está mal! —Escuche a Marisol gritar unos asientos atrás de mí.

Ortega miro por la ventana y vio el avión tan cerca de nosotros.

Un fuerte ruido se escuchó, mire por la ventana y un ala del avión estaba encendida en llamas. Segundos tan solo después el avión de junto pierde el control y choca contra nosotros.

Atrapados en el AmazonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora