Atrapados en el Amazonas

41.- Cascada.

—¡Yo solo pienso que deberíamos matarlos! —Daniela menciono enojada.

—Estoy de acuerdo con Daniela —Lizuly levanto su mano.

Todos la miramos, Dawn aún no regresa.

—¡No!, como dice Carlos, no somos asesinos —Daniel, coloco su mano en el hombro de Daniela.

—Tienes razón, no somos asesinos.

Sonreí un poco, luego miraba a todos.

—¡Espero no equivocarnos con esa decisión! —Daniela nos miraba enojada.

***

Aún nos encontrábamos fuera de la gran cabaña, después de que Juan viniera y sé llevará a David, después de la dolorosa muerte de Daniel y la desaparición de Daniela, aún nos encontrábamos aquí.

—¡Tenemos que buscar a Daniela!, ella puede hacer algo estúpido —Mencione, mientras me dirigía hacia la selva.

—¡Espera yo iré contigo! —Luis caminaba detrás de mí—. ¿Dónde buscaremos?

Lo mire, luego mire a los demás, nadie puso ningún pero.

Ortega estaba sentado vigilando a Brenda y Dawn estaba sentada mirando a la nada.

—Iremos por donde ella se fue, creo que es por allá —Sonreí, mientras apuntaba con mi mano una dirección.

Los dos caminamos, llegamos a un lugar, ahí había un árbol el cual tenía mucha fruta.

—¡Oh dios! Con el hambre que tengo, deja tomo alguna, luego seguimos.

Luis comenzaba a subir al árbol, él estaba dispuesto a bajar aunque sea algunas frutas.

—¡Te ayudare!

Solo tardamos algunos minutos en bajar, al menos diez o más frutas.

Luis le dio un mordisco a una fruta, un disparo ocasiono que la soltara.

—¿Qué fue eso? —Pregunto asustado.

—¡Un disparo!, viene de allá —Señale, hacia una dirección.

—Deberíamos regresar con los demás.

Luis comenzó a correr y yo detrás de él, no soltaba la fruta que llevaba en la mano.

Luis y Pablo caen al piso al chocar el uno con el otro.

—¡Dawn cree que han matado a David! —Pablo comento, poniéndose de pie y ayudando a Luis.

Los dos corremos detrás de Pablo, pues ya nadie estaba fuera de la gran cabaña.

—¡Síganme!

Pablo gritaba, mientras corríamos detrás de él.

—¡Espera ya no puedo!, ayúdenme con esto —Luis mostraba la fruta de sus manos.

Pablo se detuvo y tomo alguna, para rápido comenzar a correr.

***

Llegamos hasta el río, David aún sigue vivo, aún.

Juan lo tiene sobre el piso apuntando hacia él.

Rubí, Raúl y Emilio claro que están junto a ellos.

—¡Sabía que vendrían con ese disparo!, fue buena idea Rubí —Juan miraba a Rubí.

—No fue nada, además se ve que a ella, le importa el.

—¡Les traje un poco de fruta!

Luis comenzó a repartirla, todos tomaron una, sin decir nada.