No puedo creer todo lo que sucedió en un día. Esas imágenes de todos los jóvenes corriendo de un lado a otro aparecían en mi mente.
—¡Ahora que hare! —Comente en voz baja.
Nadie me escuchaba, yo hablaba conmigo mismo, todo esto que está pasando es por mi culpa, nunca debí venir a este gran viaje.
Los miraba a todos, ellos tuvieron que dormir en cualquier lugar que este hombre gentilmente nos ofreció.
—¡Tengo que dormir! —Pensé.
No, no puedo dormir, Yulma esta pérdida, no me gustaría pensar que algo malo le paso.
Lizuly, mi única amiga en este lugar, también perdida o eso creo.
Mire mi celular, el reloj marcaba las tres y media de la madrugada. Sin señal. Como es posible que en un lugar así no haya señal para teléfonos.
La puerta se abrió, el Señor desconocido entro por ella, en su mano sostenía una lanza.
—¡Joven!, tiene que dormir, al amanecer será un largo día —Menciono mientras se sentaba junto a mí.
—Dígame, ¿Cómo le hago? Yo traje a mis amigos a este viaje, uno de ellos se perdió y los demás están asustados.
Lo miré, luego mire a todos, que se encontraban dormidos, incluso Ortega y ese Piloto que aún no despierta.
—¡Mira a tus amigos!, ellos duermen a pesar de todo.
El Señor agrego, yo me puse de pie y camine hasta un lado de Dianet. Ahí había una pequeña manta.
Me acomode y rápidamente tome el sueño.
***
Abrí mis ojos, miraba todo a mí alrededor solo para recordar la triste verdad.
—¿Crees que estará bien?
Escuche a alguien preguntar, me puse de pie y vi a Dulce observar al Piloto.
—No lo sé, por si no sabes, no tengo un título en medicina —Sonrió Ortega.
Pedro, Manuel y Pablo aún estaban dormidos, los demás comían un poco de fruta.
—Les recuerdo que tenemos que buscar a Yulma —Agregue
Ahora que observo, el Señor no está, recuerdo que anoche llego con una lanza.
—¿Dónde está el Señor? —Pregunte acercándome a la cama.
Encima de ella estaba el piloto, su rostro tenía muchos raspones y un poco de sangre que Ortega le limpiaba con un trozo de tela.
—¿El Señor? Debe estar buscando fruta o algo —Ortega seguía con lo que hacía.
Me acerque a la puerta, junto a ella había lanzas, específicamente para cada uno.
—¡Iremos por Yulma! —Tome una y luego abrí la puerta.
—¿Qué hay de ellos? —Pregunto Dianet.
Observe y mire a Pedro, Manuel y Pablo dormidos y el Piloto aún inconsciente encima de la cama.
—Entonces será más tarde —Anuncie nuevamente cerrando la puerta.
Me acerque y desperté a los tres, luego me senté y comí un poco de fruta.
El día pasaba, el Piloto ya había despertado, inclusive se miraba en excelentes condiciones.
Les expliqué que si queríamos sobrevivir necesitábamos defendernos. Así fue como le entregue a cada uno, una lanza y nos preparamos para salir.
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Atrapados en el Amazonas
HorrorCarlos es un chico normal, hasta que gana un concurso. El y sus amigos emprenden un viaje al Amazonas, los primeros días se divierten como nunca. Después de enterarse que un animal salvaje del lugar, mata a un joven. El caos comenzara. Al intentar h...