39.- Animales.

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Narra Carlos.

Un día nuevo acababa de empezar, salí a tomar el aire.

Veo a mi alrededor, recuerdo lo que ocasionaron esos animales, esos arañazos en algunas cabañas y más notorios en la puerta del aeropuerto.

—¡Que animales tan salvajes! —Comento Lizuly, sonriendo.

—Sí, solo mira todo lo que han hecho —Susurre.

Ortega se preparaba para ir a buscar a Dawn, ya que no tenemos noticias de ella.

—¡Chicos!, no vayan a seguirme, es peligroso, por favor quédense aquí —Ortega, coloco un arma en su pantalón.

—Si estas en problemas, claro que iremos, no queremos perderte también —Lizuly menciono.

Recordé a Gonzalo, el murió y su cuerpo fue arrastrado por Juan hasta quien sabe qué lugar.

Ortega tomo rumbo hacia la selva, llevaba una mochila y un arma para tratar de encontrar a Dawn y tal vez a David.

Lizuly y yo entramos a la cabaña, todos estaban haciendo cosas diferentes.

—¿Se ha ido? —Pregunto Dianet.

—Sí, el tratará de regresar antes del anochecer.

Me acerque y me senté en la orilla de una cama.

—Deberíamos buscar algunas armas, Gonzalo había encontrado en el aeropuerto, nosotros también podemos.

Ángel salió de la cabaña. Marisol y Pablo lo siguieron y pues yo decidí ir con ellos.

—¡Esperen!, ¿Están seguros que encontraremos algo? —Pregunte, tomando el hombro de Pablo.

El volteo a mirarme por algunos segundos, para volver a mirar hacia delante.

—Intentaremos buscar algo, no podemos estar en esa cabaña sin hacer nada.

Pablo menciono, Marisol entro al aeropuerto.

***

Buscábamos en cualquier lugar de aquí, en algún lugar tienen que estar las armas.

Solo debemos buscar bien, muy bien.

Un disparo llamo mi atención. Rápido los cuatro salimos corriendo del aeropuerto, los demás también habían salido de la cabaña.

—¿Escucharon eso?, ¿Creen que necesiten ayuda? —Luis preguntaba alterado.

—Creo que tienes razón, ellos necesitan ayuda —Marisol sé coloco, en medio de todos.

—No lo sé, Ortega dijo que no lo siguiéramos, él lo dijo muy bien.

Lizuly negaba alejándose a la cabaña.

—Debemos ir, él nos necesita, Dawn y David nos necesitan.

Daniel comenzó a caminar hacia la selva, y pues era obvio que Daniela lo seguiría.

—¡Él dijo que no! —Grito Rosa angustiada.

—¡Entonces esperen!, mi hermana y yo nos encargaremos de esto —Daniel gritaba.

El desaparecía entre los árboles, al igual que Daniela.

—Creo que iré con ellos, los demás quédense aquí —Comente, mirando a todos.

—¡No irán solos!, yo puedo ir con ustedes.

Dianet se colocaba junto a mí, ella estaba más que decidida en ir.

—Está bien —Suspire hondo—. Los demás esperen aquí.

Atrapados en el AmazonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora