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Ig: @vero.nez.x

Retarme es un arma de doble filo. Para tu desgracia, ambos filos solo te apuntan a ti.

-Rexan Genovese.

Hace un año.

Anelís.

Un año tenía sin ver a mi madre. No estaba segura de qué sentir al respecto, pues se fue sin mediar palabra conmigo, simplemente dejando un papel con un "Nos veremos." en medio. Pero tal parece que se trataba de un problema con mi padre.

Mi padre.

Quería ignorar este sentimiento de abandono que crecía en mi cuando se trataba de él, no tenía derecho o necesidad de sentirlo pues era alguien que me dejó y nunca conocí; no merecía siquiera que pensara en él.

Un estruendo resonó por toda la casa haciéndome saber que alguien había entrado. Inmediatamente tomé mi arma de su escondite y salí de mi habitación, bajé lento por las escaleras. La casa estaba a oscuras, eran la 1:45 AM y por obvias razones el personal se encontraba descansando. Sin embargo, la chimenea se encontraba con su fuego totalmente vivo.

No se usaba desde que era un niña de apenas seis años, cuando madre solía peinarme frente a ella para no resfriarme por mi cabello recién lavado. El llanto de alguien me sacó de mis pensamientos, dos personas; mi madre y... ¿un bebé?

-¿Madre?- Entre al salón de estar apuntando hacia el frente. Mi madre giró, me observó con sus ojos llorosos y yo me petrifiqué. Nunca la había visto así, sin embargo, no fue eso lo que llamó mi atención- ¿De quién es ese bebé, madre?

-Anelís, querida, baja esa arma y acércate a conocer a tu hermano- Sonreía de una forma desequilibrada. Fuera lo que fuese que hizo o vivió ese año, la quebró.

-¿Hermano?- Bajé lento el arma y ella se acercaba a la chimenea meciendo al bebé en sus brazos con una sonrisa, pero este no dejaba de llorar- ¿Quién es el padre?

Silencio.

-¡¿Madre, quién es su maldito padre?!

-Tu padre.

-¿Qué?- Ella solo asintió sonriendo- ¿Y su madre?

-El bebé tiene frío- Se arrodilló frente a la chimenea y a mi el llanto ya me parecía insoportable. Parecía estar en un trance.

-¿Quién es su madre?- Repetí. Ella se quedó estática, arrugó su cara con asco y comenzó a temblar de una forma desquiciada.

-Esa maldita... Esa maldita- Susurraba-. ¡Esa maldita me lo quitó todo! ¡A ellos, a tu padre, nuestro futuro!- Se detuvo y sonrió- Por eso yo le quité lo que más quería.

Sin meditarlo, sin pensarlo, sin procesarlo y sin arrepentirse, tomó al bebé por la cabeza y lo arrojó a la chimenea. Los llantos agónicos inundaron la habitación mientras yo estaba paralizada, hasta que por fin pude reaccionar. El arma calló de mi mano, corrí hacia la chimenea para intentar hacer algo pero algo en mi tobillo me tiró al suelo, impidiéndomelo.

-¡¿Qué mierda estás haciendo, Anelís?! ¡¿Intentas salvar al engendro del padre que te abandonó?!- Habló tomándome del cuello para evitar que me moviera mientras el olor a carne quemada entraba por mi nariz y el llanto me impedía pensar con claridad.

-¡Es un bebé, madre! ¡¿Qué culpa tenía él?!

-¡La misma que tienes tu por ser la maldita bastarda de ese imbécil!- Mis ojos se abrieron sin entender- ¡Sin compasión, Anelís, ni remordimientos!

Ahí fue donde entendí. Ella pretendía matarme. Con la palma de mi mano golpeé su nariz haciéndola sangrar y soltarme, me abalancé sobre ella comenzando así un forcejeo que parecía imposible de ganar. Sin embargo, algo la hizo resbalar. Mi arma. Caímos ambas al suelo, yo sobre ella mientras la retenía con mi mano en su cuello, cambiando la situación de minutos atrás. El sudor caía por mi frente y por su rostro al encontrarnos tan cerca de la chimenea.

Por un momento quise soltarla; era mi madre. Por Dios, ella me crió y me amó, a su extraña y psicótica manera, aún así lo hizo. Pero todos esos pensamientos se esfumaron al observar el cadáver calcinado de aquel bebé que pudo haber sido mi hermano. Tomé el atizador del fuego junto a la chimenea y volteé a verla en el suelo, intentaba alcanzar mi arma. Clavé el artefacto en su brazo haciéndola gritar, apreté más su cuello y estrellé su cabeza contra el suelo.

Una.

Dos.

Tres.

Cuatro.

Cinco veces...

Sangre corría por el suelo. Lloraba sin saber que lo hacía. ¡Maldita sea, era mi madre! Tenía que mostrarle que me crió bien. Tomé con ambas manos su cuello tirando de ella hasta el punto que quería mientras se encontraba casi en la inconsciencia. Le levanté la cabeza y el pecho atrayéndola a mi rostro y susurré entre dientes.

-Sin compasión ni arrepentimientos, madre.

Sin pensarlo más solté su cabeza y dejé caer su torso dentro de la chimenea, apretándola para que no pudiera salir mientras ella intentaba zafarse y gritaba agonizante.

-¡¿Así lo querías, madre?!- Grité sin poder contenerme más- ¡Que te recuerde el diablo que fue tu maldita bastarda la que te hizo arder en el infierno!

Los empleados no pudieron dar declaraciones puesto que no se hallaban en el lugar del crimen. Su hija se encuentra en estado de shock luego de ser interrogada. No se encontraron pruebas en las armas, se cree que fueron estratégicamente arrojadas al fuego para eliminar todo rastro del asesino.

3:28 AM.

Hora de muerte de Adeline Pierce.

3:33 AM.

Nació una nueva reina.

La puta ama.

Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora