28.

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Ig: @vero.nez.x

I'm afraid of all I am
My mind feels like a foreign land
Silence ringing inside my head
Please, carry me, carry me, carry me home.

-Duncan Laurence - Arcade.

Coloqué bien mis deportivas negras y metí el arma en la parte trasera de mis pantalones bajando la sudadera para ocultarla. El frío de la madrugada se colaba por mi cuello debido a la cola de caballo que tenía.

Me di un último vistazo en el espejo asintiendo satisfecha para luego bajar a encontrarme con los chicos en la sala. Todos íbamos de negro, sin embargo, ninguno se veía igual, cada quien tenía su forma de llevar la ropa.

-¿Están listos?- Asintieron hacia mí- ¿Y las armas?

-Ocultas, ¿por qué tanto empeño por llevarlas todas? Somos más que ese imbécil- Habló Gareth con superioridad. Quise rodar los ojos.

-No sabemos que nos podemos encontrar. Si solo estará ese imbécil o si habrá más gente- Espeté a la vez que me dirigía a la puerta principal con ellos siguiéndome.

Tomé una de las linternas que habíamos dejado en la entrada y salí, sintiendo sus pasos detrás.

-¿Cómo sabremos a donde fue?- Preguntó Gadiel.

-Esta tarde, mientras Hera mataba a Geremah por llenar el suelo de sangre, revisé las cámaras de seguridad que rodean la casa y los caminos que hay- Ellos me observaron queriendo matarme, nadie debía ver las cámaras pero sabían perfectamente que no seguía reglas. Les sonreí con falsa inocencia-. El problema es que después de unos minutos caminando, se salió del sendero. La ventaja es que aún así fue grabado con dificultad hasta un punto, de allí debemos seguir por instinto.

Comenzamos a caminar en silencio y atentos a todos lo que nos rodeaba, usando la linterna en la luz más tenue y sin subirla mucho.

Al cabo de 40 minutos ya teníamos la idea de regresarnos y volver otro día, pensando que nos habíamos ido por el camino equivocado. Sin embargo, algo llamó mi atención.

-Gavin, apaga la linterna- Hice lo mismo y observé con más interés, señalándole a los chicos el mismo punto que estaba viendo-. Allá, es una cabaña grande.

-Una de las luces está encendida, vamos a intentar acercarnos en silencio y rodeando solo el lado de la luz, no nos separaremos más que eso- Habló Gaius y todos asentimos. Era bueno cuando se tomaba las cosas en serio-. No enciendan las linternas y usen el arma solo si es necesario.

Nos acercamos lentamente y observamos a través de la ventana con una distancia prudente. En esta estábamos Gad, Gavin y yo. Solo vimos a dos personas viendo la televisión, una chica rubia, su cabello rozaba lo blanco, y un chico pelinegro. Ambos en sofás separados.

Teníamos pensado devolvernos hasta que una puerta se abrió y por ella salió un chico con gorra. Sonreí. Tal vez intentaba ocultar su identidad pero yo reconocería ese cuerpo y esa coleta de caballo donde fuera.

-Ahí está.

Observamos como el pelinegro se levantó del sofá ante la atenta y nerviosa mirada de la chica, no le tomé importancia a eso. Ambos chicos hablaban pero no podíamos entender los que decían. Me estaba desesperando cuando se oyó un grito agudo.

La chica nos había visto.

Eso alertó a Mikail y al pelinegro, quienes se giraron a verla y ella señaló en nuestra dirección. En ese momento ya estábamos haciendo señas para empezar a alejarnos. Si, teníamos armas y éramos más que ellos pero de todas formas suponía un riesgo para nosotros porque era su zona y la conocían.

La puerta se abrió y estábamos ocultos tras los arbusto que rodeaban el terreno de la cabaña. De ella salió un Mikail sumamente estúpido puesto que no llevaba un arma, a mi lado escuché como quitaba el seguro de una.

-Gael, si tú disparas esa arma, te mato. Debemos saber qué oculta y muerto no nos sirve... Gael- Pero él estaba ensimismado y no se le veía intensión alguna de querer bajar el arma.

Me levanté de mi escondite y salí lentamente ante la mirada de Mikail. Esperaba que fuera cierto eso de que no me quería muerta. Él me observó y en su rostro se formó una sonrisa socarrona. A su lado el pelinegro salió apuntándome y la rubia salió junto a él, intentando persuadirlo de bajar el arma pero él solo procedió a activarla.

Fue tarde.

Un disparo sonó sin que nadie pudiera evitarlo. Di un último vistazo a Mikail antes de salir corriendo con los chicos sin que fueran vistos, en la dirección por donde vinimos. Daba igual si alguno nos seguía, ya sabían donde vivíamos.

Corrimos lo suficiente como para que en menos de media hora ya estuviéramos entrando a los perímetros de la mansión.

Al llegar al salón me gire a encarar a los chicos.

-¿Quién fue el que disparó?

-Yo- Soltó Gadiel-. Él tipo iba a matarte si no hacíamos nada, no debiste salir.

-Mikail no iba a dejar que me matará, él no me quiere muerta- Se escuchó un bufido-. ¿Y ahora qué coño vas a decir, Gad?

Él se descalzó y se quitó la camisa llena de hojas de los arbustos. Tuve la tentación de recorrerlo con la mirada pero me mantuve impasible observando sus ojos.

-Me sorprende lo estúpida que puedes ser a veces.

-¿Cómo?

-¿Por qué dudas de que Mikail te quiera matar? No intentes verlo como el bueno porque de seguro, cuando tenga oportunidad, lo hace sin contemplaciones.

-Ya tuvo su oportunidad. No intento verlo como el bueno porque sé perfectamente que no lo es. Aunque no quiera matarme, sé que quiere torturarme. Por eso aseguro que no iba a dejar que su amigo me hiciera nada, porque quiere ser él quien me haga sufrir- Dejé la linterna en la mesa y subí a mi habitación harta de todo.

Esto nos traerá problemas a futuro, ya sea con Mikail, con el pelinegro al que hirieron en el hombro o a la rubia que no sé qué diablos pinta aquí. Me despojé de lo que llevaba dejándolo en mi cesto de ropa sucia y entré al baño a darme una ducha.

No sé si tener la ayuda de los chicos me beneficiaba o me perjudicaba, podían ser extremadamente calculadores o extremadamente impulsivos. Y yo necesitaba un punto medio.

Una mano se posó en mi abdomen y comenzó a acariciarme. Abrí los ojos sin reconocer el tacto, sin embargo, me mantuve tranquila para no alertar a quien fuera. Bajé la vista y reconocí esa mano llena de anillos, hice como si no pasaba nada y lo dejé tocarme, no era la primera vez que lo hacía.

Eché mi cabeza hacia atrás recostándola en su hombro con los ojos cerrados, mientras su mano bajaba tocando mi punto exacto.

-No hay nada mejor que la excitación que te da un momento de riesgo- Dijo con su voz ronca en mi oído.

-Concuerdo contigo, sin embargo, justo ahora no eres a quien más deseo- Aceleró el movimiento de sus dedos incrementando el temblor en mis piernas.

Sabía que jugar con su ego me favorecería, en serio necesitaba este orgasmo para liberar el estrés.

Mikail comenzó a pasar su lengua por mi cuello y cada tanto chupaba. Su otra mano masajeaba mi seno izquierdo haciendo que los jadeos fueran imposibles de retener. Ya estaba apunto de acabar cuando se detuvo.

Me giré furiosa a encararlo.

-Debo castigarte por tus malas acciones de hoy, preciosa- Mi puño arremetió contra su cara haciéndola girar un poco al lado. Tocó su labio partido y me sonrió de forma arrogante.

Se acercó a mí de forma rápida y me tomó en brazos tapando mi boca. Comencé a moverme intentando zafarme hasta que sentí como se clavaba algo en mi costado. Continué moviéndome hasta que poco a poco iba perdiendo fuerzas y mis párpados se cerraban solos.

-Ya veremos qué haré contigo...- Fue lo último que escuché.

Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora