Ig: @vero.nez.x
Lo que hice no fue por placer sexual. Más bien me trajo algo de paz mental.
-Andrei Chikatilo.
Volver al instituto siempre es tedioso. No es sólo por tener que levantarte pronto. Es principalmente por tener que estar junto a otras personas.
Todos me observaban. Específicamente a mis piernas. Podía verse la marca que dejó Gareth en su frenesí y no me importaba, nadie sabía que había sido él y no por ello dejaría de usar mis hermosas faldas.
Aún con esa marca, mis piernas son perfectas.
-Señorita Piere- Giré mi rostro hacia la persona que me llamaba.
-Dígame, señora Stevens- La consejera escolar se hallaba frente a mí con una sonrisa que mostraba su nerviosismo.
-¿Puedes venir conmigo un segundo? Quiero hablar contigo. Suelo hablar con todos mis estudiantes y me gustaría tener una charla contigo ya que eres nueva, sería la primera vez.
-¿Le parece si hablamos luego? Es que me preocupa que pienses que estoy saltándome clases o algo así- Mentira. Me importa una mierda si piensan eso.
-No te preocupes, cariño. Yo justificaré tu falta- Sin más remedio, sonreí y asentí en su dirección siguiéndola hasta si oficina. Todo en ella era tan...
Asqueroso.
Cualquiera pensaría que es la habitación de una pequeña niña de 5 años, consentida de papá y mamá. Predominaba el rosa, habían peluches por todas partes y los muebles eran una clase de sillones rosas con mucho pelo.
-Bienvenida, preciosa. Toma asiento y ponte cómoda.
-¿Sobre qué quería hablar?- Dije sin mucho rodeo mientras me sentaba. Ella juntó sus manos nerviosa sobre su escritorio y finalmente subió su mirada hacia la mía.
-Tengo entendido que viniste sola y te estás quedando con la familia Genovese, ¿es cierto, Anelís?- Asentí simplemente- ¿Cómo es vivir con ellos? ¿Estás cómoda en esa casa? ¿Te respetan y te tratan como se debe?
-Esto parece el interrogatorio de la última vez, señora Stevens. ¿Puede ir al grano?- Ella suspiró y sonrió apenada.
-He visto la cicatriz que tienes en la pierna, Anelís, se ve muy reciente. ¿Alguien te ha hecho daño? ¿Han.. ya sabes...
-¿Abusado de mi?- La interrumpí y observé su cara de horror- ¿Me hace perder clase para interrogarme con acusaciones muy graves sobre la familia Genovese?
-No... Yo no... Es que yo solo...
-Deje de balbucear. Con el dinero que pagamos aquí deberíamos tener una mejor consejera- Me levanté del asiento y apoyé mis manos en el escritorio inclinándome un poco hacia ella- ¿Y sabe qué? Si, esos chicos abusan de mi, cada noche. Es tan... Delicioso.
Su cara era un poema.
-Como me esposan a su cama y me tocan, marcándome y haciéndome suya. Cada uno de ellos. Como me llevan al límite con sus pollas, es exquisito.
Sonreí observando su expresión y salí de allí. Caminaba por el pasillo en dirección al teatro para matar el tiempo allí hasta la próxima clase. Sin embargo, un sonido bien conocido me detuvo. El sonido que hace el seguro de un arma al ser retirado. Me congelé en el solitario pasillo pero frente a mi no había nada, comencé a girarme lentamente.
-Quieta- Se escuchó una voz masculina que no reconocí. Parecía estar al final del pasillo.
-¿Quién eres?- Se oyó una risa seca.
-¿Quién quieres que sea, preciosa?- Giré mi rostro con precaución hacia él, al ver que no me detuvo esta vez, giré totalmente.
-No lo sé, tú dime- Hablé con sorna-. ¿Quieres ser mi papi y hacerme tuya?
-No juegues con fuego, Anelís- Mi nombre en su madura voz sonaba tan familiar que me aterraba. Me acerqué lento hacia él, intentando distraerlo.
-Yo soy el fuego, cariño- Caminé de forma seductora-. ¿Sabes qué es el infierno?
No podía ver su rostro, usaba una tela negra para cubrirlo. Su figura y su postura eran intimidantes y se veía peor con su mano sosteniendo un arma, sin embargo, no me apuntaba.
-¿Crees en ese lugar, querida?- La mano que sostenía el arma se tensó- Anelís...
-¿Creer en ese lugar? ¡Oh, mi amor! El infierno no es un lugar- Solté una gran carcajada de burla- Yo soy el puto infierno.
Inmediatamente levantó su arma apuntándome y golpeé su brazo haciendo que la soltara. Su mano tomó mi cuello empujándome hacia atrás, haciéndome pegar la espalda contra los casilleros. Golpeó mi cabeza un par de veces contra ellos y luego fue tras su arma. Caí al suelo tocando mi nuca, sintiendo la sangre; me encontraba aturdida debido al impacto, aún así me levanté como pude y fui tras él. Pero no fui lo suficientemente rápida.
El sonido de un disparo hizo eco y el olor a pólvora golpeó mi nariz. Aunque eso no fue lo único que golpeó contra mi.
La gente empezaba a concentrarse a mi alrededor; estudiantes y profesores viéndome impactados. No había rastro del hombre por ningún lado.
-¡Llamen a una ambulancia, joder!- Oí ese grito tan lejano antes de desmayarme en un charco de sangre con un dolor punzante en mi abdomen. Giré mi rostro y a lo lejos vi un trozo de metal. Sonreí.
Al menos la puta bala había salido. Y todo a mi alrededor se volvió negro.
Desconocido.
-Le disparaste- Afirmé apenas lo observé entrar al salón, dejando mi vaso de whisky a un lado- ¿Por qué dispararle cuando mataste por poder verla?
-Para que comience a sentirse parte de la familia.
-¿Sabes que ya ha follado con uno de los chicos?- Se detuvo abruptamente y giró a verme. Juraría que su ojo acababa de tener un tic.
-¿Con cuál de los malditos críos ha intimado?
-Follar. Ha follado- Lo pico un poco.
-¡¿Con cuál ha sido, maldita sea?!- Lanzó mi botella de whisky. Allí va un carísimo y exquisito ejemplar.
-No lo sé- Espeté burlona- Averígualo, papito.
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Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]
Mystery / ThrillerCONTENIDO SENSIBLE. Una chica. Seis chicos. Mamá siempre dijo que los monstruos existían, que a lo largo de mi vida encontraría a varios. Eso fue antes. Antes de matarla. Su último aliento fue soltado junto con las palabras: "Cada día, tarde...