EXTRA INFANCIA 100K

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Ig: @vero.nez.x

¡Hace unos días llegamos a las 100k vistas! Realmente es algo que me emociona muchísimo y quería agradecer esto a ustedes con un extra que muchos me pidieron.

Espero lo disfruten.

Vamos a empezar un fuego que brilla en la oscuridad
Encender un fósforo, hacer que dure, somos todo lo que necesitamos.

Sleeping with sirens - Save me a spark.

Narrador omnisciente.

Hace 11 años...

La niña corrió escaleras abajo con sus ojos desbordados en lágrimas y su pequeño brazo sangrante mientras apretaba el cerdo de peluche en las manos. Algunos empleados intentaron detenerla y otros simplemente la observaban con lástima, sabían todo lo que sufría esa pobre nena viviendo con el monstruo en la misma casa.

-¡Señorita, Anelís!- Oyó el grito de la cuidadora pero hizo caso omiso.

Cruzó la cocina y salió por la puerta trasera en dirección al bosque, no se detuvo ni miró atrás hasta llegar al medio de éste. Sabía que no la seguirían porque les aterraba el bosque, ella lo entendía porque también solía tenerle miedo, hasta que se convirtió en su lugar, donde estaba a salvo de su madre.

Apoyó sus manos en sus rodillas mientras intentaba recuperar el aliento y pasaba bruscamente su brazo no herido por sus ojos, para quitar la nube húmeda que había frente a ellos y le empañaban la visión.

Enderezó la espalda y observó al frente, dándole una repasada a ese inmenso árbol que tan bien conocía. Dio un vistazo a su alrededor guardando el peluche dentro de su vestido y, tras confirmar que nadie estaba a su alrededor, comenzó a escalar el árbol, raspando sus rodillas y rasgando el vestido que usaba. Su madre estaba tan enojada con ella por huir que ni siquiera tomaría en cuenta el estado actual de su ropa.

Llegó a la base del árbol donde descansaba una antigua y sucia casita de madera. Supuestamente a los alrededores vivía un viejo carnicero con su esposa y su hijo, se mudaron al bosque luego de que el hombre fuera gravemente herido por unos asaltantes y quedara con cicatrices horribles que cubrían parte de su cuerpo y su rostro. Sin embargo, su esposa no lo despreció y por eso llegaron hasta ese bosque, para alejarlo de las miradas despectivas y de repulsión de las personas.

Allí tuvieron un niño, un pequeño pelinegro muy guapo al cual Anelís no conocía porque siempre estaba en casa, no le gustaba salir ni mucho menos la gente. Pero a ella no le importaba en lo más mínimo, porque ya contaba con la compañía de alguien.

-¿Y ahora qué ha pasado? Mira como tienes el brazo- Anelís giró el rostro hacia el niño tres años mayor que ella, quien la observaba con impotencia. Él sabía todo lo que le hacían en esa casa, sin embargo, no podía hacer más que estar para ella y curarla.

-¿Chad, crees que las manchas salgan del señor Tocino?- Preguntó ella inocente, sacando el cerdo de peluche escondido con manchas de sangre. El niño suspiró, a pesar de la situación ella se mantenía inocente, pura.

Él no soportaba verla así, había intentado contarle a sus padres, después de todo eran vecinos, pero no quisieron entrometerse en eso. Desde que los Genovese llegaron al vecindario y conocieron a los Piere, había nacido un desprecio inmediato entre ambas familias, excepto por parte de ambos niños.

-Dudo mucho que salga pero podemos teñirlo- Comentó él haciendo que la niña arrugara su nariz en señal de desagrado. Una sonrisa escapó de sus labios a verla de esa forma mientras curaba su herida, debía distraerla para poder limpiarla, desinfectarla y vendarla-. No pongas esa cara, es original. Dime, ¿acaso conoces a alguien con un cerdo rojo que se llame Tocino?

La niña lo pensó por unos segundos.

-Tienes razón. Tocino Genovese Piere debe ser original así como su nombre- Los ojos de Chad se posaron sobre ella de forma inmediata. ¿Había escuchado bien?

-¿Genovese Piere?- Preguntó aún creyendo que había oído mal.

-Si, Tocino es nuestro- El niño estaba listo para preguntar pero no sabía exactamente qué o cómo hacer la pregunta, sin embargo, ella se adelantó-. Antes de que papá se fuera cuidaba de mi y de mamá, así como lo haces tú con nosotros. Así que Tocino es nuestro, solo falta que nos casemos pero yo aún estoy muy pequeña. O eso dicen en casa.

El niño se encontraba en shock, en un trance del que no sabía como salir. Ella era su mejor y única amiga, además de ser muy pequeña aún como para pensar en esas cosas pero, ¿para qué más estaría pequeña si no era para aguantar tanto sufrimiento? Él era su rayo de luz, aún cuando solo pudieran verse en la oscuridad. Ella no merecía todo esto.

Terminó de curar su brazo mientras Anelís lo observaba fijamente, él también dirigió su mirada a ella y sonrió levemente, era extremadamente hermosa aún con toda la mierda que la rodeaba. Se acercó a su rostro y dejó un beso en su frente, un sello de una promesa no pronunciada.

De eso se trataban los besos en la frente, ¿no?

Protección. Hacia una persona, hacia una promesa.

-Hermosa, mírame bien- Le pidió tomando las manitas de ella entre las suyas-. Prométeme que recordarás siempre que te sacaré de todo esto. Te ayudaré a ser libre aunque tenga que encerrarme a mi mismo.

Anelís sonrió torciendo un poco su cabeza.

-¿Qué dices? Tú también eres pequeño, Chad, no tanto como yo pero si lo eres- La pequeña se recostó en el suelo de la casita, colocando su cabeza en las piernas de su amigo-. Anoche soñé algo.

-¿Feo o lindo?- Preguntó él, acostumbrado. Anelís solía contarle sus sueños, desde los más simples hasta los más extraños.

-No lo sé- Su mirada se perdió en el cielo estrellado, puesto que la vieja casita no contaba con techo-. Está bien acabar con los monstruos que nos hacen daño, ¿verdad, Chad?

-Claro que sí, preciosa. Eso significa, según mi abuela, acabar con los problemas que nos atormentan.

-Entonces mi sueño fue bonito- Anelís lo vio a los ojos y éstos se humedecieron. Fue allí cuando Chad entendió todo-. Acabé con el monstruo que me lastima.

Chad suspiró y limpió la lágrima solitaria que corrió por la mejilla de ella, acariciando su nariz que ahora se encontraba roja y haciendo que poco a poco la pequeña cayera en un profundo sueño.

-Te prometo que algún día acabaremos con ella y serás libre.

-¿Nos casaremos?- Murmuró ella torpemente con los ojos cerrados. Chad sonrió en grande.

-Si es lo que quieres, esperaremos a que crezcas y nos casaremos. Solo espero que no pierdas esa chispa de inocencia en tus ojos.

Él no lo sabía, ni siquiera imaginaba todo lo que les caería encima tiempo después, pero a sus 13 años estaba seguro de que no planeaba dejarla sola.

Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora