23.

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Ig: @vero.nez.x

Pero, aunque contigo siento la libertad de ser el sádico que soy, siempre habrá algo que me hará cuidarte y velar por tu bienestar.

-Enmanuel Trezeguet.

El timbre que avisaba el final de la clase de literatura me sacó de mi ensoñación. Que asco volver a este edificio de mierda.

Recojo mi libreta y salgo de ese salón para poder irme a mi hora de descanso, el pasillo se encuentra a reventar de gente y eso me tranquiliza. Me dirijo a mi casillero pero una mano toma la mía haciéndome tirar las cosas y, sin darme tiempo a gritar, cruza la puerta hacia el salón de conferencias del instituto.

Me suelta bruscamente al llegar y giro intentando ver su rostro, quedando inmóvil al reconocer esa sonrisa sádica.

-¿Mikail?- El nombrado se acercó más a mi pero no le di el gusto de hacerme retroceder- ¿No deberías estar en el psiquiátrico?

-Debería...- Entrelazó sus manos en su espalda y dió una vuelta observando el lugar con curiosidad- Todos deberíamos estar en algún lugar. Tú, por ejemplo, deberías estar bajo tierra.

-¿Quieres matarme?- Pregunta estúpida.

-Dije bajo tierra, ¿en qué momento dije muerta?- Sentí miedo, sin embargo, no lo dejé verlo.

-¿Y cómo me verás si llamo a los Genovese justo ahora?

-¿No puedes pelear tus batallas tú misma?- El miedo se fue, dando paso a la ira. Di dos pasos, eliminando por completo la distancia entre él y yo, levanté mi puño para golpear su rostro pero fue más rápido y lo tomó, haciéndome dar la vuelta y pegando mi cara y pecho contra la mesa central. Se colocó detrás de mí y presionó mis manos cual delincuente mientras se frotaba en mi trasero. Luego se inclinó un poco para susurrar-. No te confundas, Anelís. Quiero hacerte mucho daño, pero no quiero matarte.

-Y pretendes que te crea- Murmuré mientras forcejeaba-. Tengo tantos secretos que no hay espacio para la confianza.

-¿Y para el amor?

¿Qué?

Me quedé de piedra. Amor. ¿Amor de quién? ¿Mi madre? Su amor se basaba en hacer correr la sangre de todos. ¿Mi padre? Tal vez, un poco, a su retorcida manera. ¿Mikail? Él solo es un loco con sed de venganza. ¿Los chicos? Ellos no sienten más que deseo, obsesión y ansias de matar.

Lo pensé mejor. Tal vez la pregunta era... ¿Amor hacia quién? ¿Yo amaba? Pensé en mi madre y si la quise, si lo hice y creí que ella podría quererme. No fue así. Pensé en los chicos nuevamente, cada uno me había mostrado apoyo a su manera pero eso que sentíamos todos por todos era solo costumbre.

No, no había amor tampoco.

-¿Pensando en tus seis príncipes?

-Ellos no son mis príncipes- Sonreí hacia un lado distraídamente-. Ellos son los villanos que tanto necesitaba.

-Que cursi se nos puso la asesina- Comenzó a pasar su lengua por mi cuello y me estremecí.

-Mikail...

-Suena tan bien mi nombre de tus labios... Repítelo- Me negué rotundamente a hacerlo. Eso pareció enojarlo porque tomó mi cabello con su mano libre y tiró de él haciéndome arquear la espalda-. Joder, Anelís. Obedece.

Morder mi labio no sirvió de nada cuando enterró su cara en mi cuello y lo succionó con fuerza.

-Mikail...- Gemí, maldiciéndome internamente por ceder tan fácilmente ante el placer.

-Así me gusta- Soltó mi cabello y pude descansar un poco de la postura-. Tus gemidos fueron hechos por el diablo para seducir, preciosa.

Se oían nuestras respiraciones aceleradas. Algo debía estar mal en mí, muy mal, por el hecho de que, aunque Mikail no lo supiera — o eso esperaba, ya que seguramente tenía una buena vista de mis bragas debido a mi falda— yo me encontraba extremadamente húmeda y con ganas de más bestialidades suyas.

-Creo que quiero más de ellos- Iba a replicar pero no me dio tiempo. Dos de sus dedos se movieron exquisitamente de largo a largo sobre mis finas bragas provocando su risa-. Así que no era el único excitado aquí.

Y vaya que tenía razón con esa afirmación, llevo todo este rato sintiendo su dureza contra mí.

Sus dedos hicieron la braga a un lado y acariciaban mi entrada haciéndome blanquear los ojos. Necesitaba más, mi cuerpo pedía más.

-Sé un caballero y no dejes a una mujer con ansias de su orgasmo- Hablé entre dientes ganándome un azote de su parte.

-Puedo dejarte como quiera.

-Y yo sé que tú quieres terminar esto- Dije con convicción-. Un orgasmo es como el agua, no se le niega a nadie. Así que...

No pude terminar. Mi lengua dejó de responderme al sentir la suya lamer mis jugos que caían por mis muslos. Subía poco a poco pero al llegar a mi centro se detuvo. Pensé que en serio me dejaría así, pero luego sentí como soplaba fríamente entre mis piernas haciéndome jadear.

Mikail estampó su boca en mi sexo succionando mi humedad y arrancándome gemidos como loca. Un chillido salió de mí al sentirlo mordisquear mi clítoris. Mis caderas se movían se forma inconsciente y mis pezones parecían querer reventar.

Dos dedos invadieron mi interior bruscamente, lo cual hizo que me contrajera a su alrededor.

-Joder, Anelís- Su voz afectada por la excitación era gasolina para mi fuego interno-. Mi polla ansía sentir tu estrechez.

-¿Y por qué no la sientes?- Lo provoqué un poco haciendo que moviera sus dedos más rápido.

-Hoy no- Gruñó-. Pronto volveré para reclamar lo que ansío.

Volvió a complacerme con su exquisita lengua, haciéndome explotar de placer segundos después. Esto era lo que necesitaba.

Me liberó los brazos acomodando también mi ropa interior. Los huesos de mi espalda sonaron al incorporarme pero no les presté atención, me aferraba a la mesa para esperar a que pasara el temblor de mis piernas.

-No lo olvides, Anelís- Susurró la voz de Mikail a mi espalda, muy cerca-. Volveré por lo que verdaderamente ansío.

Dejó un beso en mi hombro y se alejó, oí sus pasos detrás de mí y luego como la puerta del salón era cerrada. Me permití soltar el aire acumulado ahora que él no estaba.

Si seguía así, estaba perdida.

¿Por qué mierda los desequilibrados mentales tenían que dar el mejor sexo?

Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora