22.

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Ig: @vero.nez.x

Choke me like you hate me, but you love me.

-Corpse.

Dicen que una madre siente amor por sus hijos sin importar qué, por todos y cada uno, y que ese amor nace de forma natural. Aún cuando muere, aún cuando se va, aún cuando lo das en adopción.

Aún cuando no nace.

Pues... Déjame desmentirte eso. Un coágulo de sangre que sale de mi no me afecta. Sin embargo, me afecta el hecho de que no pudiera hacer nada por impedirlo.

Una madre defendiendo a su hijo muerto por mi culpa. Y yo perdiendo la posibilidad de tener al mío, por culpa de ella.

Ojo por ojo.

Bajaba las escaleras con mi camisón blanco de seda y mi cabello suelto a los lados. Crucé la sala en dirección a las puertas corredizas del patio pero una voz me detuvo.

-¿Compartes una copa conmigo?- Giré y observé cómo llevaba un vaso con whisky a sus labios- Puedes hacerlo, ya no tomas la medicación.

Caminé hacia los muebles y tomé asiento en uno frente a él. Me serví la bebida en un vaso sobre la mesita y lo condujé a mis labios, saboreando el amargo sabor.

-No sabía que me odiabas tanto- Murmuré y él mantuvo su semblante serio.

-No te odio- Tragó el whisky de golpe-, pero todos debemos enfrentar las consecuencias de nuestros errores.

-Por favor, Brian- Entrecerré mis ojos-. No me vengas ahora con tu falsa moralidad.

-No tengo por qué mentirte, Anelís. Sin embargo, me gustaría saber algo... ¿De cuál de mis hijos estabas embarazada?

-Ni las putas sabemos con quiénes hemos pecado. Aunque deben estar felices, no habrá bebé.

-No juegues, Anelís. Saldrás herida o quemada- sonreí irónicamente.

-Cariño, hace tiempo me di cuenta de que mi corazón es como el oro- Tragué lo que quedaba de la bebida-, valioso... E ignífugo.

Se levantó y se dirigió a mi. Lo observé mientras se sentaba a mi lado y fruncí el ceño cuando tomó mis manos.

-No voy a mentirte, no dudaré en amputarte miembro por miembro si le haces daño a mi familia. Pero no lo haría por gusto, yo conocí a tu padre y él me hizo prometer cuidarte hasta de sí mismo.

Mi corazón dio un vuelco y mi respiración se detuvo por un momento.

-¿El asesino que intenta acabar conmigo es el padre que te pidió protegerme?- Lo observé cómo si tuviera tres cabezas- Tú estás...

-Él es inestable, Anelís. No porque quiera, tu madre lo volvió así.

-¿Qué?

-Tu madre lo convirtió en un ser intratable, con problemas y con odio. Con sed de convertirte a ti de esa misma forma para que ella no te hiciera daño, ni ella ni nadie. Ese ser es tu padre...

Mi padre. Entonces yo tenía un padre y, a su retorcida y sicótica manera, me cuidaba. Pero lo que realmente no me dejaba estar tranquila era pensar en mi madre, ¿qué carajos había hecho ella como para convertir a mi padre en un asesino?

-Tu padre no te abandonó. Tu madre desapareció contigo cuando él quiso interponerse en sus castigos, él iba a matarla- Lo observé y pude ver un brillo en sus ojos, aún así no entendí por qué fue-. Él te ama, Anelís.

-¿Y por qué luego no volvió por mi?

-Porque él es peligroso para ti y lo sabe, por eso mantiene su distancia. Estuvo internado en el psiquiátrico de Rexán, tiene episodios y cada vez que viene a buscarte son sus traumas los que actúan por él; por eso me dejó a mi a cargo de tu cuidado.

-¿Y cómo te ha resultado eso hasta ahora?

-Pues...- Me observó y sonrió- Sigues viva hasta ahora.

Eso, increíblemente, me sacó una leve risa.

-Es la primera vez que logro escuchar la risa de Anelís- Ambos giramos la cabeza hacia el dueño de esa voz.

-¿Quieres hacernos compañía, Gad?- Aunque fue Brian quien habló, la mirada de Gad solo estaba sobre mi- Mi hijo me ignora, ya entendí. Los dejo solos.

Brian besó mis manos en un gesto cariñoso, se levantó y se dirigió a las escaleras para luego desaparecer de nuestra vista. Pude observar a Gad mejor.

Un dios. Eso era Gad, con sus brazos cruzados, sus pantalones de dormir a la cadera, su cabello desordenado y descalzo. Él era sexy, nació para serlo. ¿Lo mejor de todo? Su sonrisa. La sonrisa a boca cerrada que me regalaba. Nunca pensé ver a alguien de esta forma, sin embargo, en este tiempo estos chicos, a su manera, se han ganado eso.

-Me alegra verte fuera de tu habitación- Se acercó y se arrodilló frente a mi-. ¿Puedes regalarme otra risa?

Tuve que morder mi labio inferior para no reír por su cursilada. ¿Por qué debía ser así? ¿Por qué mierda debía tratarme como nunca nadie me había tratado en mi maldita vida? ¿Por qué debía apuntarme justo cuando mi arma no estaba cargada?

Su pulgar se alzó y se pasó por mi labio, liberándolo de entre mis dientes. Acarició mi rostro y detuvo su mano en mi cuello.

-No estás sola, Anelís- Sus ojos me miraban con anhelo-. No sabes cuánto me odio por no haber podido evitarte todo lo ocurrido.

-¿Por qué, Gad? ¿Por qué debes ser tan dulce?- Mi voz se oyó como un susurro pero me recompuse- Me quitas las ganas de matarte.

-Eso, en nuestro lenguaje, se llama encariñarse- Una dulce sonrisa brotó de él.

Gad no era el típico príncipe azul, tampoco era el típico psicópata frío. Él era un sádico que podría hacerte daño, un daño que te hiciera desear más, para luego él mismo curarte y hacerte sentir como una reina.

Venerarte como a una diosa.

El chico frente a mí era increíble sin dudas.

Gad acercó su rostro al mío, rozando nuestros labios. Se podía sentir la tensión entre nosotros, sin embargo, esa tensión se esfumó cuando chocó suavemente nuestras bocas. Un beso fuerte y lento, firme y posesivo. No tardé en corresponderlo y sentí mis pezones erguirse cuando su lengua se abrió paso chocando con la mía. La mano de Gad se enredó en mi cabello y tiró suavemente de él, arrancándome un gemido. Sus labios se dirigieron a mi barbilla y luego a mi cuello matándome lentamente entre besos y pequeñas mordidas.

Y se detuvo.

Con un suspiro se separó de mi dejándome confundida. ¿Ahora todos iban a dejarme así?

Gad dejó un beso en mi frente y luego me miró a los ojos de una forma extraña.

-No seré egoísta con tu situación- Eso me exasperó.

-¿Qué maldita situación? Estoy jodidamente bien- Su rostro me lo dijo todo. Iba a hablar pero no lo dejé-. No me veas así, Gad. Así no.

-¿Cómo te estoy viendo?

-Con la asquerosa lástima. La veo desbordarse de tus ojos, no mientas.

-Tal vez eres tú quien la siente y por eso crees verla donde no la hay- Mi labio inferior tembló-. No podría verte así, Anelís. Estás afectada, eso logro verlo. Tal vez no por tu aborto pero si por muchas otras cosas. Los secretos son como el agua para alguien que no sabe nadar. Cuando las personas que se llenan de tantos secretos explotan, se ahogan en ellos.

-No quiero explotar, Gad. No así- Una lágrima bajó por mi mejilla y él la limpió con sus labios-. El maldito día que yo explote, todos volarán en pedazos conmigo.

Tomó asiento a mi lado en el sofá y me rodeó con sus brazos dándome caricias reconfortantes. Caricias sin intenciones sexuales. Caricias nuevas.

-Y yo estaré allí para ti- Recostó mi cabeza en su pecho-, para detonar la bomba a tu lado.

Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora