16.

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Ig: @vero.nez.x

La maldad puede venir envuelta en un paquete precioso, atrayente ante nuestros ojos, ¿o de qué otra forma caeríamos en ella?

-Heist.

¡¡ADVERTENCIA!!: ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS SENSIBLES. SI LEES QUE SEA BAJO TU TOTAL RESPONSABILIDAD. ABSTÉNGANSE DE DEJAR COMENTARIOS OFENSIVOS O DESTRUCTIVOS, TODO ES FICCIÓN E IMAGINACIÓN. NADIE TE OBLIGA A LEER.

Nadie hablaba, nadie se movía, pero todos nos mirábamos unos a otros esperando una explicación de parte de alguien.

-Háblanos de tu madre, Anelís- Soltó Brian. A pesar de ser un hombre maduro, era muy atractivo. Parecía el típico marido sensible que día a día lleva flores a su mujer al llegar a casa, sin embargo, en sus ojos hay un brillo peligroso; destructivo.

-Mi madre no tiene importancia.

-¿Tampoco tiene importancia lo que le pasó?- Tensé mi mandíbula.

-Mi madre es...

-¡Está muerta, acepta esa mierda!- Me interrumpió Brian.

-¡No hables de ella cómo si la conocieras, maldita sea, cómo si supieras qué ocurrió!

-¡Yo estuve ahí, yo vi cómo la mataste!

Silencio absoluto.

Sin darme cuenta, mis lágrimas habían comenzado a caer empapando mis mejillas.

-Así que, Malý D'ábel, o lo cuentas tú- Se inclinó en el sofá, apoyando sus codos en sus piernas- o lo haré yo.

Maldita sea.

Tomo una respiración y comienzo a ver a los presentes, no había tenido el valor de hacerlo. Sus ojos fijos en mi, taladrando profundo en mi ser queriendo leer mis pensamientos, me hicieron darme cuenta que no podría ocultar más este secreto. Era uno importante pero, ¿qué más daba? uno más, uno menos. Tengo una vida de secretos ocultos hasta para mí.

Al final, ¿quién sería Anelís sin sus secretos?

-Mi madre se tomó mi crianza como un juego; haz algo bien y tendrás una recompensa que te servirá para toda la vida. Pero si fallas en algo, en este juego no retrocedes dos o tres pasos. Sino que también hay consecuencias que te quedan para toda la vida.

»Cada edad era un nivel distinto. Todo iba bien en una edad temprana, a los 8 me llevó a practicar puntería con conejos en el bosque junto a nuestra casa, uno a uno siempre les lograba atinar al corazón. Excepto a uno. Era tan pequeño que no pude y lo dejé ir. Aún recuerdo la lección en esa noche.

Flashback.

Sollozaba con mi pecho pegado a mi cama mientras mi madre esparcía el ungüento por toda mi espalda y tarareaba una melodía.

-No puedes tener compasión con nadie, Anelís. Ellos no tendrán compasión por ti. El mundo es asqueroso y cruel y si no te conviertes en cazador, te obligarán a ser la presa- No respondí, me encontraba muy adolorida y mi cabeza dolía de tanto llorar. Además, había despedazado mi camisa rosa favorita y ahora tenía rajaduras y sangre por todas partes-. Mírame a mi, mira donde estoy, hasta donde he llegado. No tengo miedo a nada ni nadie, no siento compasión. Ni siquiera me da lástima castigar a mi propia hija.

Ella era cruel pero lo hacía por mi bien, para que el mundo no fuera cruel conmigo también. Yo la amaba y sé que ella también lo hacía, a su manera.

-Espero que los latigazos te hicieran entrar en razón, ¿así fue?- Aún no tenía fuerzas para responder así que solo asentí con la cabeza, sin embargo, a Adeline Pierce no le gusta que no respondan sus preguntas con palabras concretas, por lo que hundió su dedo en una de mis heridas abiertas haciéndome chillar de dolor- Te hice una pregunta, Anelís.

-Si, señora. He entrado en razón- Dije sin aliento y eso pareció complacerla. Me tapó con las mantas hasta arriba, dejó un beso en mi frente y salió de la habitación, mientras yo caía dormida entre sollozos.

Fin del flashback.

-Desde ese día decidí que los castigos no eran para mi y me fui forjando a mi misma según el modelo que tenía de mi madre. A mis 15 años no tuve una fiesta como cualquier otra chica. Tenía un novio, el primero en mi vida, también entre mis piernas- Hablé con sorna y vi como los chicos apretaban la mandíbula-. El problema fue que esa misma noche, esa maldita noche, mi madre me ató en su armario dejando las puertas un poco abiertas. Yo no entendía por qué lo había hecho, me volví loca pensando en el motivo de ese castigo hasta que lo escuché.

Besos.

Flashback.

Levanté el rostro y mi corazón se encogió.

El muy maldito se estaba llevando a mi madre a la cama. Me daba náuseas ver como la besaba, como dejaba marcas en su cuello y amasaba sus pechos, mis ojos escocían pero no iba a llorar. Luché sintiendo mis manos arder hasta que un brillo llamó mi atención.

Las tijeras consagradas de madre.

Esas con las cuales hirió a mi padre luego de casarse.

Las tomé entre mis manos temblando de ira y corté la cuerda como pude. Sin perder tiempo salí disparada del armario y mi querido novio giró su rostro palideciendo.

-Preciosa, yo...- Tarde. Tenía un pequeño impedimento para hablar.

La tijera en su yugular no le permitía expresar palabras, pero eso no era suficiente para calmar mi ira. Tomé la tijera de ambos extremos, él pensó que la sacaría, pero por el contrario la hundí más; abriendo y cerrando con fuerza en el proceso. Lo vi tan débil que no aguante y mi puño arremetió contra su rostro.

Saqué la tijera y la sangre comenzó a llenarme pero no se iría aún, tenía que hacer otra cosa primero.

Sus pantalones habían salido volando a la otra punta de la habitación cuando llegó con el pensamiento de follarse a mi madre. Bajé sus calzoncillos y tomé su pequeña polla encogida por el miedo, la levanté. Si bien ayer me había causado placer, hoy solo podía sentir asco nada más verla. Vio mis intenciones y con la poca fuerza que le quedaba intentó impedirlo pero fui más rápida y enterré la punta de una de las cuchillas de la tijera en su glande a la vez que oía un grito desgarrador salir de él. No me detuve, proseguí cortando hasta llegar a la base dejándolo como dos trozos que colgaban, tocándose pero sin llegar a unirse de nuevo, mientras él se ahogaba en su propia sangre.

Solté las tijeras y observé lo que había hecho. Sonreí. Mi obra de arte.

Madre se colocó a mi espalda con sus manos en mis hombros y acarició mi cabello. La observé apretando mis puños con fuerza y luego volviendo la vista a las tijeras.

-Sin compasión, Anelís.

Fin del flashback.

La expresión de todos era impasible pero observaba la curiosidad en sus ojos... y el deseo.

-¿Allí fue cuando mataste a tu madre?- Preguntó Gad. Sonreí acariciando su rostro.

-No, cariño, ese es el próximo cuento para dormir. Escúchalo bien y sabrás que las armas más letales tienen una vagina entre sus piernas.

Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora