7.

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Ig: @vero.nez.x

Sería tan fácil llevar un arma cargada a la escuela, como entrar a ella con una calculadora.

-Dylan Klebold.

En un pueblo, el asesinato de alguien debería ser un gran acontecimiento. Pero no en este. Nunca en este.

Los habitantes de este pueblo parecían acostumbrados a estas muertes tan violentas. Una chica aparece descuartizada y todos están tranquilos, como si fuera su pan de cada día.

Lo único que nos había dicho la directora del instituto fue que unos oficiales vendrían a interrogar a algunas personas que creían que podrían ser sospechosos. Nadie le dio importancia y fueron a sus clases. Así es como ahora me encontraba en psicología y la puerta del salón se abrió de repente.

-Buenos días, oficial. ¿A quien necesitas de aquí?- Habló el profesor, como si ya estuviera acostumbrado.

-Anelís Piere- Subí la mirada lentamente y todos me observaban. Rodé los ojos. Genial, para un crimen que no cometo yo-. Necesito que me acompañe, señorita.

-Ya lo oí, oficial, todos lo hicieron- Me levanté recogiendo mis cosas y pasé por su lado saliendo al pasillo.

-Sígame- Habló caminando por delante de mí. Lo repase de arriba hasta abajo, no estaba mal. Me guió hasta un aula vacía y entramos. Había un escritorio en medio con dos sillas a cada lado y una cámara encendida en una esquina de la habitación.

Caminó hacia la mesa y abrió una de las sillas ofreciéndomela, me senté y él hizo lo mismo.

-¿Sabes por qué estás aquí, Anelís?

-La verdad es que no. Sé que quieren interrogarnos por el asesinato de la chica pero, ¿qué se supone que tengo que ver yo?

-Eres nueva, ¿no?

-Y los asesinatos aquí no son nada nuevos, oficial, si mal no recuerdo- Lo interrumpí-. No tuve nada que ver con la chica, ¿algo más?

-Asegura no tener que ver con ella. ¿Sabe de alguien que si?- Y allí pensé.

Pensé en los chicos, en los gemelos. En cómo horas después de habérsela follado, Eloísa apareció muerta. En cómo actuó Gaius cuando los acusé de matarla.

Y finalmente respondí...

-No, como le dije soy nueva y conozco a poca gente de aquí. A la pelirroja no la conocía de nada y menos a quien pudiera estar con ella.

-Usted estuvo en esa fiesta, señorita Piere.

-Como cientos de otras personas, oficial. Y, antes de que siga, quiero aclararle que tengo 17 años y para este interrogatorio filmado necesita la autorización de mis padres o puedo causar su despido.

-La tengo- Dijo firme. Sonreí con suficiencia.

-Me parece curioso puesto que, a menos que cuente con una ouija, no podría obtener el permiso de ninguno- Empezó a ponerse nervioso y me levanté-. Por el bien de su carrera, le sugiero no volver a cruzarse conmigo. Que tenga buen día.

Salí de allí justo cuando el timbre sonó y todos empezaron a salir de clases. Caminaba por el medio del pasillo sintiendo todas las miradas, ellos sabían que acababa de salir del interrogatorio, que los oficiales me consideraban sospechosa.

Llegué a la salida del instituto y allí estaban mis seis demonios. Si, míos. Con cada uno viéndome, pasé por el medio de ellos para salir y me siguieron. Esperaban por mi.

Abrieron la puerta del auto de Gad para mi y subí, los demás subieron a sus respectivos autos y salimos del aparcamiento del instituto. Encendí la radio escuchando con atención la canción mientras Gad colocaba su mano en mi muslo. Giré a verlo y estaba concentrado en la carretera.

-Te quedarás en casa con Gareth y conmigo. Nuestros padres salieron por trabajo y los demás chicos tienen asuntos personales.

No respondí. Me daba igual con quién me quedara.

Llevaba media hora apenas encerrada en mi habitación y me aburría cómo si llevara dos días. Salí en busca de algo que hacer. Pensé en la piscina pero el clima no colaboraba en nada. Bajé a la primera planta y observé una puerta abierta, me acerqué a ver qué era.

Un armario.

Rodé los ojos ante tanta simplicidad. Estuve apunto de cerrar la puerta hasta que escuché algo dentro, un golpe seco. Entré al armario y a la derecha contaba con otra puerta.

Si muero hoy que sea por haber saciado mi curiosidad.

Con ese pensamiento en mente, crucé la puerta. Encendí la linterna de mi celular y caminé por ese largo pasillo inclinado. ¿Que guardarían aquí? No se veía inocente, pero no me daba miedo.

Giré a la izquierda y llegué al final del pasillo.

Una mujer.

Eso había. Una mujer elegante, en un vestido ajustado color vino, tacones del mismo color y se veía blanca. Pálida. Con los ojos abiertos.

Dentro de una nevera transparente, rodeada de un extraño líquido muy azul.

Escuché un sonido a mis espaldas y giré encontrándome a Gareth bañado en sangre del torso hacia arriba. La sangre era suya, tenía rasguños por todo el pecho. A su lado apareció Gad de igual forma, quitándose unos guantes negros. Supongo que sintieron mi mirada porque giraron hacia mi. Mis piernas flaquearon y caí de rodillas.

-Mierda- Ambos se dirigieron a mi con una mirada asesina. Gareth me tomó del cuello y me levantó. Acercó mi rostro al suyo lleno de sangre, quería atemorizarme pero no sé esperó mi reacción. Saqué mi lengua y la pasé desde su barbilla hasta sus labios, limpiando un rastro de sangre. Saboreándola.

Su respiración se volvió erradica, me soltó y luego sentí la mano de Gad en mi nuca, estampó sus labios en los míos dejándome atónita. Seguí el beso deseosa, y luego sentí los labios de Gareth en mi cuello. Gemí bajito para luego apartarlos.

-Antes de seguir quiero que me digan quién carajo es ella- Señalé a la mujer congelada-. Y quiero saber cuál es su historia.

Silencio.

Sólo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas. Quería volver a besarlos pero necesitaba respuestas. De la nada ambos sonrieron, casi de forma robótica.

-Siéntate, Anelís- Señalaron una banca detrás de ellos-. Porque vamos a contarte sobre cómo una de nuestras madres fue asesinada por el amor de su vida.

»Nuestro padre Rexan.

Los secretos de Anelís. +18✔️ || Bilogía Secretos I [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora