El dolor de cabeza se había esfumado por completo, pero el dolor en mi corazón seguía estancado y se movía como la hoja de un cuchillo afilado.
Mis maletas estaban hechas sobre la cama, la habitación había quedado tal cual la había encontrado cuando llegué. Iban a ser las seis de la tarde, pero el tiempo ya no importaba, a mí se me había acabado la estancia allí y cada movimiento de la manecilla del reloj me lo recordaba. Tomé una sudadera y fui con Donghyuck, al menos él merecía saber que me iba.
Pese a caminar con paso apresurado, sentía como si los pies me pesaran toneladas; las manos se me congelaban sin siquiera haced tanto frío.
Llegué hasta el laboratorio de los Lee como siempre, con la única diferencia de que, esta vez, no había fotografías que imprimir, sino una triste noticia que dar. Crucé la calle tratando de respirar hondo, no sabía lo difícil que podía llegar a ser despedirme de las personas que apreciaba, y más sabiendo que para volver a verlas iba a pasar mucho tiempo, si es que sucedía.
El rechinido de la puerta de entrada se escuchó cuando la abrí y la delicada figura de Donghyuck apareció ante mis ojos. Me dieron ganas de llorar en cuanto lo vi sonreírme.
—¡Renjun, hola!— me saludó con esa alegría tan característica en él.
Quise sonreír pero una traicionera lágrima fue lo único que salió. Me dolía bastante decirle adiós a alguien a quien consideraba ya uno de mis mejores amigos.
—Oh, Renjun, ¿qué sucede?— llegó hasta mí en un rápido andar y me abrazó.
—Vengo a despedirme— musité.
—¿Por? ¿A dónde vas?
—Vuelvo a Corea— confesé.
—¡¿Qué?!— la expresión se le contrajo por el desconcierto.
—Tengo que irme, Hyuck. Ya no tengo nada más qué hacer aquí.
—Pero... ¿por qué?
Respiré hondo, otra vez debía contarla historia, la dolorosa y triste historia del por qué me iba.
—Anoche me embriagué y besé a Jeno— simplifiqué. No quería darle más vueltas al asunto.
—¡¿Hiciste qué?!— sus ojos se abrieron desmesuradamente y llevó sus manos a su boca para contener el grito de sorpresa.
—No me hagas volver a recordarlo, soy el peor mejor amigo del planeta— sollocé.
—Vaya— murmuró—. No puedo creerlo— se quedó en silencio—. Y... ¿qué tal ?
—¿El qué?— inquirí confundido.
—¿Que va a ser? El beso, tonto.
—¡Donghyuck!— me escandalicé.
—Lo siento, lo siento, pero es que... en serio no puedo creerlo. Quiero decir, me sorprende que haya sucedido algo así. Jeno tiene novio, ¿no? y tú... bueno, tú jamás hubieras querido herir a tu mejor amigo, ¿verdad?
—Es que más me duele, Hyuck, que lo traicioné.
—Sí pero... ¿seguro que es lo único?
—¿Qué quieres decir?—pregunté.
—No lo sé— se encogió de hombros—. ¿No te duele dejar a...? Ya sabes.
—¿Jeno?— me tembló la voz y Donghyuck asintió.
—Si te digo que no, te mentiría. Lo amo, Hyuck— confesé.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Realmente crees que irte arreglará las cosas?
Me reí.
—Sabía que intentarías hacerme cambiar de opinión pero ya no hay vuelta atrás, Hyuck. Me voy.
—No puedes escapar por siempre— me reprochó.
—No, pero ahora sí. De todos modos en algún momento debía volver, no podía quedarme aquí para siempre.
Él suspiró, dándose por vencido al ver que no iba a lograr que cambiara de opinión.
—Te extrañaré tanto— murmuró.
—Yo también. Escucha, podemos escribirnos por Internet— dije tratando de evitar el melodrama. Despedirme de una persona como Donghyuck me dolía en lo más profundo de mi alma.
—No será lo mismo— dijo triste.
—Lo sé, pero agradezcamos a la vida que nos permitió conocernos— musité a punto de dejar salir las lágrimas por enésima desde que el desastre había ocurrido.
—No es justo— murmuró volviendo a abrazarme. Él no pudo contener las lágrimas y verlo llorar hizo que acabase derrumbándome.
—Nunca voy a olvidarte, ¿de acuerdo?
—Más te vale. ¿Prometes que te cuidarás?
—Lo prometo— le ofrecí una débil sonrisa.
—¿Cuándo sale tu avión?
—Mañana a las once de la mañana.
—Le pediré permiso a mis padres y cerraré para...
—No— lo interrumpí—. Escucha, no te lo tomes a mal, pero mañana no quiero que nadie me acompañe al aeropuerto. No me gustan las despedidas, Hyuck. Y si puedo huir de ellas, mejor.
—¡Pero ya no voy a volver a verte!
—Claro que nos volveremos a ver, algún día... El destino nos volverá a juntar, estoy seguro, pero no me hagas más dura la partida de lo que ya está siendo, ¿sí?— Donghyuck asintió volviendo a abrazarme.
—Te voy a extrañar demasiado.
—Ya somos dos— traté de deshacer el nudo en mi garganta—. Te quiero, Hyuck, mucho. Gracias por todo.
—También te quiero, Renjun.
Le di un último abrazo y me retiré del lugar antes de que yo mismo me amarrara a él. Sabía desde un principio que no debía encariñarme con las personas porque dejarlas me costaría mucho, y no estaba equivocado. Dolía como el infierno.
Caminé hasta el edificio mientras me limpiaba las lágrimas que resbalaban por mi mejilla. El cielo estaba oscureciendo, dando por finalizado mi ultimo día en Venecia.
Subí por las escaleras totalmente desganado. La despedida de Donghyuck no había sido para nada sencilla. No cabía más dolor en mi corazón.
O eso pensaba yo.
Muchas gracias por los 900 votos🥺❤️
Cuidaos y bebed agua✨💙
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Manual de lo prohibido {Norenmin}
FanfictionFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño del único que cualquier otra persona en mi situación rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, ac...