La luz del contestador parpadeaba cuando llegué a casa. Había estado casi toda la mañana vagabundeando por mi ciudad en busca de buenas fotografías para tomar. Había tomado solo tres en casi seis horas. Me acerqué y apreté el botón para oír el mensaje mientras iba por un vaso de agua.
[Oh, buenos días joven Huang, o buenas tardes según escuche mi mensaje.
Su fotografía nos ha fascinado y queremos que nos muestre toda la colección. Hay algo especial en esa imagen y estaríamos muy honrados de ver su trabajo para, si usted quiere, hacer la exposición de arte.
Comuníquese en cuanto oiga el mensaje. Ya sabe el teléfono de la compañía, pregunte por el señor Ji.
Que pase buen día, hasta pronto.]
El pitido que anunciaba el final del mensaje me hizo aterrizar. ¿Qué fotografía? ¿De qué exposición estaba hablando? ¿Qué señor Ji? Corrí hasta el teléfono y garabateé el número de esa llamada en un papel, luego lo marqué.
Una voz femenina me contestó al segundo timbre.
—Olmos estudio, ¿en qué puedo servirle?
—Amm... ¿hay allí un señor Ji con quien pueda comunicarme?— estaba terriblemente confundido.
—Claro, en seguida.
—Gracias— tamborileé mis dedos en la mesita mientras escuchaba la fastidiosa melodía a través de la bocina del teléfono.
—Oficina del señor Ji, ¿en qué puedo ayudarle?— me contestó otra voz más aguda que la primera.
Fruncí el ceño. ¿Qué allí todo mundo contestaba de la misma manera?
—Hola, ¿podría comunicarme con el señor Ji, por favor?
—¿Quién lo busca?
—Huang Renjun.
—Oh, claro. En seguida— este secretario transfirió la llamada por un lapso de tiempo más corto que el anterior.
—Joven Huang, es usted— dijo la voz de hombre, ronca y amable.
—Eh... sí, pero aún no entiendo quién es usted— musité con franqueza.
—Bueno, soy el presidente de las exposiciones fotográficas de esta empresa. Ji Gah So.
Los ojos se me abrieron como platos. Ji Gah So, había leído acerca de él hacía bastante tiempo; era el "productor" de las exposiciones fotográficas más famosas del país y de algunas exteriores.
—¿Joven Huang?—preguntó ya que me había quedado mudo.
—Estoy aquí—farfullé—. Pero aún no entiendo por qué me llamó.
—Pues vimos su fotografía. Nos ha encantado y...
—¿Qué fotografía?—lo interrumpí.
—Un joven vino ayer mostrándonos una fotografía que usted tomó en su viaje a Venecia, Italia, según nos contó el muchacho.
El corazón comenzó a latirme dentro del pecho. Todo estaba cobrando sentido de pronto.
—A decir verdad, la fotografía es muy buena y pensamos que una exposición con ese tipo de fotografías sería magnífica, pero antes queremos ver todas.
—Ah...
—Si se pregunta cómo conseguimos su teléfono y su nombre, pues déjeme decirle que tiene un amigo muy... insistente— soltó una risita gutural.
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Manual de lo prohibido {Norenmin}
FanfictionFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño del único que cualquier otra persona en mi situación rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, ac...