Capitolo 50

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—¿Estás bien?— me preguntó.

Mantuve mi mirada baja, avergonzado y negué con la cabeza.

—¿Quieres una taza de té?— me ofreció, amable.

—Tengo que irme, se me hace tarde. Gracias de todos modos— musité e intenté dar el primer paso hacia la puerta.

—Antes de que te vayas quisiera decirte algo— me detuve y giré sobre mis talones despacio, la miré.

Su rostro, dulce como el de toda madre, tenía un tono rosado en las mejillas, como un durazno. Su cabello era igual de liso que el de Jeno y de un color castaño. Me sonrió.

—La traición es algo muy fuerte— musitó acercándose y la miré con ojos asustados. Ella rió—. Aquí las paredes no son muy sólidas— explicó—. Además una intuye cosas cuando ve salir por la puerta a alguien, llorando.

Me sentí más avergonzado que antes y bajé la mirada.

—Lo que quiero decirte— me levantó el mentón con delicadeza— es que la traición puede llegar a ser muy dura, muy profunda, viniendo de una persona a la que se quiere. Pero, más allá, el amor es más profundo y fuerte.

Me quedé mirándola confundido, ¿qué era lo que me estaba diciendo? Sollocé.

—Cariño— ella vió la confusión en mi rostro, tan palpable como mis lágrimas—, ¿tú amas a mi hijo Jeno?— se me paró el corazón, pero antes de que pudiera contestarle, ella siguió hablando—. Jaemin es un muy buen chico, trabajador, educado, guapo; me gusta que Jeno salga con él. Pero no se trata de lo que me guste a mí o al resto de la sociedad, se trata de la felicidad de mi hijo. Todos cometemos errores, cariño. Pero siempre recuerda que el amor tiene mucha más fuerza que cualquier otro poder en el mundo y, a fin de cuentas, nuestros errores son los peldaños de una escalera que nos lleva a nuestro destino.

El silencio me rozó como el aire, quise asimilar y comprender una por una sus palabras. Ella me sonrió.

—Buen viaje— me acarició la mejilla.

—Gracias— musité más confundido que antes.

Salí por la puerta y el corazón se me encogió de angustia una vez más. ¿Cómo iría de nuevo hasta el departamento? Jisung se había ido con Jaemin y yo difícilmente recordaba el camino. A pie habría más de treinta minutos, si es que llegaba.

Era el colmo de mis desgracias.

Comencé a caminar dejando atrás la bonita casa blanca en la que antes había estado. Esperaba que Jaemin se encontrara bien en el sentido de que estuviera seguro con Jisung. Sabía que yo lo había destrozado y eso era algo que jamás me perdonaría.

Mientras caminaba, las palabras de la madre de Jisung y Jeno vinieron a mi mente, aun sintiendo que mis mejillas estaban húmedas y mis ojos tercos a seguir derramando su dolor.

¿Ella creía acaso que Jaemin no hacía del todo feliz a Jeno? Era su madre, y una madre, queramos o no, siempre tiene la razón. Ella me estaba dando una esperanza, debajo de sus palabras, había una. Pero justo ahora todo mi cielo se había vuelto gris, casi negro, y toda esperanza parecía carecer de sentido.

Seguí caminado por diferentes calles, indeciso de por cuales ir. Finalmente, tras haber estado un buen rato caminado, divisé el edificio en el que vivía Jaemin y por primera vez en todo el día, sentí alivio. Cuando me hube adentrado hasta llegar al departamento, lo primero que hice fue comprobar la hora, faltaban quince minutos para las diez de la mañana. Tenía el tiempo suficiente para hacer una última cosa.

Arranqué una hoja del cuadernillo que Jaemin tenía sobre la mesa de centro y me senté en la mesa a escribir. A lo mejor era estúpido dejarle una nota pero tampoco podía irme así como si nada, como si no me afectase nada de esto.

Comencé a arrastrar la pluma por el papel con ansiedad; cada línea en la hoja era un latido cada vez más doloroso de mi corazón. Cuando hube terminado de escribir, leí la carta que había confeccionado en aquella hoja.

Lamento mucho todo esto.

Me merecía más que una buena bofetada y todas esas palabras que me dijiste pero el que las mereciera, no significa que no me hayan dolido.

Pedirte perdón a lo mejor es estúpido teniendo en cuenta de que no me lo perdonaré ni yo mismo. Jamás quise hacerte daño, intenté protegerte siempre y... ahora he acabado fallándote.

Siempre fuiste como mi hermano, Jaemin, y siempre quise lo mejor para ti, y aún lo deseo. Sé lo que sientes ahora, pude verlo en tus ojos, te conozco mejor que nadie. No tienes idea de cómo me dolió verte así por mi culpa.

Pero no te mentiré. Me enamoré de Jeno, te juro que lo amo y por eso tenía que irme. Quería dejarlos ser felices, en serio. Vivir todos los días viendo sus demostraciones de amor era algo que me dolía más que los golpes en la mejilla pero yo quería que tú fueras feliz. Irme parecía la mejor idea para olvidar todo y, aunque no pudiera olvidarlo, ya no importaría; yo estaría a miles de millas lejos de él, lo suficientemente lejos como para evitar hacerte daño. Sin embargo, me ha salido todo al revés.

No quería que esto pasara pero retroceder en el tiempo es imposible. Puede que irme ahora después de esto no va a servir de mucho, pero siento que aún es lo correcto. Sé que soy un cobarde por irme y dejarte con este dolor, ¡te juro que desearía poder quitártelo!, pero volver a Corea no deja de ser lo mejor para todos.

No quiero perderte, Jaemin. Mi elección siempre fuiste tú pero ayer, en un desorden estúpido en mi cabeza, cometí el error más grande de mi vida. Traicioné a la única familia que me quedaba, y ahora estoy solo. Me lo merezco.

Jeno no tuvo la culpa, fui yo quien lo besó. No eches por la borda algo tan hermoso como lo es tu relación sólo por un error mío. Ódiame a mí si quieres pero no culpes a Jeno. Fue mi culpa, por completo.

Lamento haberte causado todo este daño, no sabes cuánto me arrepiento. Por supuesto que te lo iba a decir, pero no de la forma en la que te enteraste. Discúlpame.

Pese a todo, hay algo que jamás voy a olvidar: de los errores, hay lecciones que se aprenden. La comunicación es importante y, a veces, aquello que vemos a simple vista, no es lo que parece. Tenlo en mente, Jaemin. Seguro habrá más de una persona tratando de apoyarte.

De nuevo, discúlpame.

Todo lo que me diste te lo devolveré. El dinero, los trajes... te pagaré todo. Gracias.

Cuando leas esto seguramente estaré arriba de un avión rumbo a Corea, sintiéndome la persona más pérfida en todo el mundo. Extrañándote.

Espero que algún día me puedas perdonar.

Te quiero mucho, bestia.

Renjun.








*llora fuertemente*

¿Qué os ha parecido la carta de Renjun para Jaemin?😭

No olvidéis votar y seguir las medidas sanitarias COVID💜

Manual de lo prohibido   {Norenmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora