Capitolo 31

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"Oh, bueno, nada importante. Tan solo me acabo de confesar a ti mientras no me escuchabas porque soy un cobarde por no decírtelo y un mal amigo por sentirlo".

Evidentemente no podía decirle eso así que me estrujé los sesos en busca de alguna excusa hasta que la encontré.

— Que no vuelvas a subirme a una cosa de esas en lo que te resta de vida— farfullé mi mentira esperando que él la creyera.

Su entonada risa me hizo darme cuenta de que mi tonta mentirilla había funcionado.

— Está bien, está bien. No volveré a hacerlo— prometió aún riendo.

— Gracias.

Mientras intentaba aplacar las ganas que tenía de vomitar miré a Jeno, que mostraba su perfil izquierdo, como en el auto, ya que miraba hacía uno de los juegos a su lado. Me pareció tan bello. Cómo su ojo conseguía ese brillo con el reflejo de las luces de colores, cómo su piel suave se volvía de oro y su sonrisa como perlas de mar, todo en él era hermoso. Saqué mi cámara y tomé una fotografía de él.

Me miró.

— ¿Sigues haciéndolo?— dijo divertido.

— Ya te dije que no es necesario que poses— reí.

— Ya te ríes— me observó con detenimiento y encanto—. Tu risa es linda.

No pude evitar ruborizarme. Aún en la oscuridad que ya pintaba el cielo, creo que él notó que mis mejillas adquirieron un tono rosado, ya que sonrió, fascinado.

— Gracias— musité escondiendo el rubor.

— ¿Ya estás mejor?— asentí—. Genial. Hay muchos juegos que nos están esperando— me sonrió de gran manera.

— ¿Estás loco?— casi se me salían los ojos de las órbitas— Prometiste que no volverías a subirme a otro de esos— dije casi sin aire.

— Exacto, a otro de esos, lo que yo entiendo como alguna otra montaña rusa. Estos juegos son menores, si te subiste a esa grandísima cosa no creo que los demás te provoquen algún efecto— argumentó—. Diviértete conmigo— casi me rogó con la mirada.

No pude resistirme.

— Está bien- suspiré resignado. A fin de cuentas, ¿cuál era el daño?

Me llevó de la mano a todos los juegos, donde cada vez terminaba más despeinado. Él tenía razón, estar a su lado era divertido. Reíamos juntos sin ninguna razón más que por el puro placer de reír. Corríamos de un lado a otro, tomados de la mano para hacer fila en los juegos y, mientras esperábamos nuestro turno, aprovechaba para sacar fotografías de él. Tosas ellas sin que se diera cuenta, por supuesto.

Me sentí libre, feliz, especial; me sentí... como jamás me había sentido. Era como si olvidara el mundo exterior y sólo existiese Jeno a mi lado, para reír conmigo, mirarme con sus ojos tan brillantes y hacerme la persona más feliz en toda la faz de la tierra. Él era único, encantador, todo él podría ser una canción, un poema o la rosa de un jardín.

Me reía como no lo había hecho desde que mis padres murieron. El mundo simplemente había desaparecido para mí, me encontraba flotando entre nubes, resbalándome por un arcoíris y cayendo en los brazos de Jeno. Y cada vez que sonreía y reía, su belleza era tan extrema que resultaba absurda. Su sonrisa era como un tesoro prohibido, de esos que no debes buscar, de esos que no debes encontrar; pero sin embargo, sumamente hermoso y atractivo.

[...]

Luego de subir a la mayoría de los juegos decidimos tomar un descanso. Compró un par de algodones de azúcar y nos sentamos en otra de las bancas.

— Es divertido estar contigo— me dijo mientras comía de su algodón color azul celeste—. No eres como Jaemin, ya sabes...— musitó.

¡Jaemin! Maldición, ¿por qué sólo me acordaba de él cuando él lo mencionaba?

— Él es atrevido con esto de las atracciones— siguió. Pero la comparación me había dolido en lo más profundo de mí ser—. Contigo, en cambio, la diversión está cuando me ruegas que no te suba y luego de que te convenzo bajas farfullando en contra de mí— rió—. Sí, definitivamente es muy divertido.

Me vi obligado a reír. Su risa no sólo era un bello sonido, sino también era de esas risas que te animan a reír también.

— Se nos hace tarde, tenemos que irnos— dije con el pesar que no pude ocultar.

— Cierto, el tiempo se pasa rápido, ¿no?— me ayudó a levantarme de la banca y arrastré los pies a su lado para encaminarnos a su Hybrid y volver a la realidad.

— Tan rápido que no te das cuenta cuándo suceden las cosas— musité sin levantar la vista de mis pies al caminar; dándole un doble sentido a mi frase.

— Eso es cierto— concordó.

Subimos de nuevo a su vehículo negro que ya empezaba a hablarme de recuerdos, como si al sentarme en el asiento grisáceo la suavidad de este me contara sobre cada una de las veces que yo he estado allí, con él.

Le regalé una sonrisa secreta a todos los recuerdos, pero Jeno alcanzó a percibir mi mueca de labios.

— ¿Por qué sonríes?— me preguntó encendiendo el motor del vehículo.

El suave ronroneo me hizo salir de mi ensoñación.

— Porque... recordé...— me obligué a rebuscar palabras en mi mente— Que hace mucho tiempo que no me divertía tanto— y no mentía.

Las comisuras de sus labios hermosos se elevaron hasta formar una bonita sonrisa complacida.

— Pues me alegra que te hayas divertido.

Volví a sonreír como diciéndole "gracias". Luego me giré a mirar por la ventanilla polarizada, escuchando los latidos de mi corazón al pensar que estaba cerca de él. La piel se me erizó un poco, no sé si por culpa o de preocupación; quizá de ambos.

¿Pero qué estaba haciendo yo de malo? Mi único delito era haberme enamorado de Jeno porque era la persona menos indicada para aprisionar mi corazón. Su nombre debería estar en algún manual de lo prohibido, en la primera página con un aviso: "Peligro". Volviendo a mi pregunta, malo sería querer quedarme con él. Aunque la verdad es que sí lo deseaba, pero aunque no tuviera intenciones de hacerlo, desearlo como yo lo hacía ya era lo suficientemente malo. Bastante.







Solo deciros que ayer una autora aceptó que tradujese su historia y estoy súper excited porque será mi primera traducción 🥺

Disfrutad del finde💖

Manual de lo prohibido   {Norenmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora