Capitolo 34

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Jisung se sentó en mi cama y yo me quedé recargado a la puerta. Ambos nos miramos por un largo instante, como si nos comunicáramos con la mirada. Eso fue hasta que él rompió el silencio.

— Me imagino que te divertiste mucho— dijo.

— Como nunca— admití mientras me sentaba a su lado—. ¿Y qué hay de ti? ¿Por qué estabas con Jaemin?

Sonrió.

— Bueno, al no encontraros aquí me llamó a mí, y tú sabes que no desaprovecharía una oportunidad para estar con él y tampoco iba a dejarlo solo— confesó.

Me tumbé sobre la cama suspirando.

— ¿Te confieso algo?— musité.

Jisung se giró hacia mí y me miró desde arriba.

— Dime.

— Amo a tu hermano— susurré como si ellos pudieran oírme.

Jisung rió.

— Cuánto lo siento— me palmeó la pierna, cerca de la rodilla.

[...]

Conforme pasaban los días, la culpa no desparecía sino que, por el contrario, iba aumentando.

Caminé por las calles que ya conocía para llegar hasta el laboratorio de fotografía de los Lee, donde se encontraba una de las pocas personas que sabían comprenderme y apoyarme.

Aunque esta vez hablar con Donghyuck no sería tan sencillo ya que Mark me acompañaba. Se ofreció en cuanto me encontró en el pasillo del edificio y supo que me dirigía hacia el estudio.

Le miré.

—¿Lo invitarás a salir?— pregunté.

—¿Crees que aceptará?— dijo nervioso.

—Por supuesto que sí— reí.

—¿Tu crees que le gusto?— preguntó.

—Eso... averígualo hoy.

Cuando llegamos Mark se escondió detrás de mí, como un niño totalmente tímido pero los ojos avellana de Donghyuck chispearon al verle. Me hice a un lado para no obstruir su vista y la sonrisa entre ambos decía más que mil palabras.

Me aclaré la garganta, haciéndome notar. Donghyuck me miró al instante.

—Oh, Renjun, hola. ¿Nuevas fotos?

Le sonreí, dándolo por hecho.

Les dí la oportunidad a Donghyuck y a Mark de hablar mientras yo revelaba las fotografías, pues realmente esperaba que Mark lo invitara a salir. Cuando hube terminado de revelarlas, las puse en una pila y las miré una por una.

Eran al rededor de veinte fotografías, y la mayoría tenía una cosa en común. El hermoso rostro de Jeno. Se me había vuelto como una obsesión retratarle, era como una forma de guardar el recuerdo o al menos tener una prueba de que los momentos a su lado habían sido reales.

Miré la hora en la pantalla de mi móvil, eran las seis y treinta y cinco. Tenía dos opciones a elegir, quedarme aquí con Donghyuck y Mark para no alimentar el sentimiento con la compañía de Jeno o apresurar el paso para alcanzar a llegar al departamento y encontrarle, porque ese sentimiento quería ser alimentado.

La figura de Donghyuck entró al pequeño cuarto de revelado y me hizo pegar un brinco.

—¡Mark me invitó a salir!— me dijo entusiasmado.

—¿En serio? Genial, ¿para cuando?— pregunté.

—Para hoy— sonrió—. En cuando cierre nos iremos.

Manual de lo prohibido   {Norenmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora