—Sólo quiero hablar con él— era su voz, sin duda, la que se oía a través del pasillo con eco propio.
Me quedé helado, mis pies no se movieron más y mi cuerpo quedó escondido tras la pared continua.
—Pero él no quiere hablar contigo, pervertido— esa otra voz era la de Mark, se oía algo molesta.
¿Qué estaba sucediendo?
—¿Pervertido?— repitió Jeno escandalizado.
—Lo llevas a tu casa sabiendo que no está en sus cinco sentidos, no te hagas el santo— alegó Mark.
—Lo llevé a mi casa por eso mismo— explicó—. No iba a dejarlo aquí solo en ese estado. Además, yo no tenía llave de este departamento, ¿qué querías? ¿Que lo dejara en el pasillo?— replicó.
—Como sea, él no quiere verte.
—Tú no lo decides, no tienes derecho— decía Jeno.
—No estoy decidiendo nada, sólo te estoy repitiendo lo que él me dijo esta tarde— refutó Mark.
—Necesito hablar con él y tú no me lo vas a impedir— advirtió Jeno.
—Pues, ojalá lo encuentres— la voz de mi amigo parecía ocultar una sonrisa malévola.
Hubo un silencio y me eché a correr al captar que la conversación entre ellos había terminado y que Jeno pasaría por donde yo estaba escuchando todo.
Corrí hacía el ascensor, Jeno no lo tomaría, de eso estaba seguro. Las puertas se abrieron a tiempo y me escondí antes de que sus ojos me vieran. Apreté el botón para el cuarto piso, sólo por si acaso y el estómago se me encogió evidentemente más sensible cuando el ascensor subió un piso arriba.
Cuando las puertas se abrieron de nuevo y me dejaron salir, bajé rápidamente las escaleras hasta mi piso y llamé a la puerta del departamento 127. Alguien dentro refunfuñó palabras inteligibles y segundos después la tía de Mark me abrió la puerta y me puso mala cara, deformando su rostro con más arrugas de las que ya tenía. Su cabello blanco estaba atado en una deshecha coleta y algunos pelos se salían de su lugar.
—Disculpe que la moleste, ¿está Mark?— pregunté.
—¡Mark!— lo llamó, luego sin decir nada más, se dio media vuelta y volvió al sofá en el que seguro estaba antes.
Mark salió de una de las habitaciones y después de que miró a su tía me captó en la puerta de entrada, esperando.
—Oh— musitó y se acercó a toda velocidad—. ¿Qué pasa, Renjun?— dijo saliendo un poco y cerrando la puerta tras de sí.
—Escuché la discusión que tuviste con Jeno, ¿por qué estaba aquí? ¿A qué vino?— inquirí desesperado.
Él exhaló.
—Venía a hablar contigo pero le dije que tú no querías hablar con él— musitó.
—Eso lo escuché pero, ¿por qué le dijiste que yo no quería hablar con él?
—¿No es evidente? Renjun, yo sé que te lastimaría más de lo que ya lo ha hecho. No quiero que te sientas culpable de nada, Lee es el que tiene la culpa aquí y quiero que lo acepte. Además ya has llorado bastante.
—Pero...
—A menos de que quieras despedirte de él, eso yo ya no puedo impedirlo— se encogió de hombros.
—No— negué rotundamente—. Ni siquiera le diré que me voy.
—No digas que te vas, se siente horrible— musitó bajando la mirada.
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Manual de lo prohibido {Norenmin}
FanfictionFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño del único que cualquier otra persona en mi situación rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, ac...