Capitolo 63

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—Eso fue distinto— dije con voz ahogada.

—¿Por qué distinto?

—¡Por Jaemin!— su nombre hizo que me doliesen los labios.

—Él siempre fue tu elección. ¿Pero qué hay de ti? ¡Qué hay de mí! Renjun, te juro que quise evitar todo esto— me apretó las muñecas—. Pensaba en Jaemin y en el daño que le provocaría si confesaba que estaba enamorado de ti. Muchas veces quise terminar con él, pero no me atrevía y, para ser sinceros, tampoco quería cuando veía que coqueteabas con Mark. Estaba furioso de verte junto a él y yo no podía quedarme solo en ese momento. No era que utilizara a Jaemin, también me dolía dejarlo. Por supuesto que lo quería, lo quería mucho; y no me cabía en la cabeza como es que se podía llegar a estar enamorado de dos personas al mismo tiempo, hasta que comprendí que no se puede. Lo quería a él, pero de una manera distinta en la que sentía que te quería a ti. Cuando estaba contigo era como... no escuchar las voces de los demás, como si estuviera donde quisiera estar y no donde todo el mundo quiere que esté. Esa era la diferencia. Contigo era yo, con Jaemin era un conjunto de ordenes de las personas a mí alrededor. Por supuesto que me sentí un idiota por fijarme en la persona menos indicada, traté de evitarlo, pararlo, ignorarlo, ¡de todo!, pero cada día era más imposible. Hasta que me di cuenta que no podía luchar más contra esto. Pero estaba confundido, no sabía si tú me querías a mí o si yo era el único hasta ese día en que te embriagaste y te llevé a casa. No podía dejarte a ti solo en el departamento, por eso te llevé a mi hogar. Cuando cogiste mi rostro entre tus delicadas manos y me besaste te juro que removiste todo dentro de mí, algo que jamás me había pasado. No me creas si no quieres, pero es la verdad. Renjun, entiéndeme, me sentí como un idiota tanto tiempo... Sé que tú viviste con la misma agonía que yo; nos merecemos una oportunidad, un final feliz— acabó de rogar.

—¿Feliz? ¿Podrá de verdad suceder? Tú dime Jeno, ¿y Yeji?

Al oír su nombre, Jeno se echó hacia atrás, como sorprendido de que la mencionara. Intentaba controlar mis lágrimas, pero no podía pararlas.

—¿Yeji?

—Te vi hablando con ella la última vez, dijiste que...— la voz se me volvió a quebrar—. Fue la novia que más quisiste, ¿y me dices a mí mentiroso?— quise zafarme de su agarre pero fue imposible.

—Por eso escapaste— relacionó—. Renjun, ¿por qué no terminaste de oír toda la frase?

Le miré ceñudo y aún con lágrimas en los ojos.

—Le dije eso, le dije que ella había sido la novia que más había querido, hasta que me fui a Venecia y conocí a Jaemin, y que gracias a él había conocido después a la persona que más he amado en toda la vida. Le dije que lo sentía, pero que no fuera hipócrita conmigo. Por favor, Renjun, no me juzgues. Lo que siento por ti es verdad, me hiciste escribir canción tras canción, hiciste que mi sueño se cumpliera cuando un famoso cantante le puso voz a mi letra. Lo que acabo de cantarte, ¿no te dice nada?— dijo casi desesperado—. No digas que es demasiado tarde para hacer lo correcto.

Me miró por un largo instante y yo, con la voz atascada en el nudo de mi garganta, le sostuve la mirada sin poder hablar. Su entrecejo se arrugó levemente en señal de desesperación a mi silencio y, de pronto y sin aviso, soltó mis manos para colocarlas en mis mejillas aferrando mi rostro con temor de abandono y lo condujo hasta sus labios, que al instante de juntarse con los míos, ardieron con un fuego descomunal que quemaba placenteramente. No podía creer que los estuviera tocando de nuevo, que ambas bocas estuvieran bailando con la misma pasión con la que danzaron al unisón la primera vez. Sentí que todo mi cuerpo se deshizo en el suyo y mi corazón golpeteaba contra su duro pecho.

Pero aún no estaba seguro de nada y el pensamiento que me había cruzado la mente hace unos minutos volvió como una ráfaga y me hizo separarme abruptamente de él. Lo aventé del pecho con una escasa fuerza de voluntad y me miró confundido; mientras sentía mis labios arder y pedir enérgicos ser de nuevo unidos a los de él.

—No es que sea tarde, pero tampoco que sea de verdad lo correcto— no pude resistir más e intenté alejarme de él, pero me cogió de nuevo de la mano.

—Te lo ruego, no escapes de nuevo— soltó como si fuese un sollozo, viéndome caminar.

Giré sobre mis talones para mirarle, la vista volvió a empañárseme.

—No estoy escapando, Jeno. Sólo dame tiempo para... para pensarlo.

—¿Tiempo para pensarlo?— repitió, incrédulo—. Renjun, pasaron dos meses sin tenerte. No puedo creer que sigas pensando en algo que no seas tú.

No dije nada, sólo tragué saliva intentando deshacer el nudo que me asfixiaba la garganta y me di la media vuelta, dejándolo allí, mirando cómo me alejaba. Si él de verdad me quería no iba a dejarme ir, pero yo necesitaba tiempo para pensar qué hacer.

Me decía que él y yo éramos lo correcto, pero ¿cómo estar seguro de ello? ¿Lo correcto era pisotear el ya destrozado corazón de Jaemin? ¿Vivir con la culpa comiéndome por dentro? ¿O qué era lo correcto? Sentía que la cabeza me explotaba. Tomé un taxi para ir al hotel, pero en realidad le pedí que me llevara al parque central. No tenía ganas de encerrarme en un cuarto sofocándome a mi mismo. Tenía que despejar mi cabeza, ordenar mis ideas, es que no había acabado cuando me fui de Venecia, el corazón roto de Jaemin me seguía persiguiendo incluso más que Jeno. Pero, ¿no era lo que quería? ¿Tener a Jeno para mí y que me quisiera? Pero, ¿qué tanto me quería?

Bajé del taxi y caminé hasta alguna banca vacía, esto no era como los parques de Venecia, pero sí muy parecido. Ubiqué una no muy lejos y al llegar hasta ella me senté, el frío metal me hizo estremecer la piel al contacto. Me llevé las manos a la cabeza cuando el aire me acarició en un soplo. Podía ver a Jeno en mi futuro, pero Jaemin era parte de toda mi vida; allí estaba ese maldito dilema de nuevo, ¿es que nunca iba a terminar? ¿Había una solución acaso? Sollocé en silencio, ¿qué era lo que yo quería? Quería ser feliz a lado de Jeno y daría mi vida por compartirla con él. Pero el fantasma de Jaemin seguía allí y eso no me dejaba avanzar nada.

Aunque Jaemin ya estaba muy lejos, ¿no? ¿Qué podía perder ahora? pero, ¿de verdad valía la pena? Quería saber qué tanto me quería Jeno, si me amaba como yo lo amaba a él y si esto valía el riesgo.


~✨~

Y aquí un nuevo capítulo, han pasado 84 años~~ jejejej. Lo siento, pero es que tengo muchas cosas en la cabeza y no me ha dado tiempo a editar :(.

Dicho esto, paso a expresar mi opinión acerca del comportamiento de Renjun:

Yo creo que Jeno tiene razón, Renjun piensa en los demás pero luego a la hora de tomar las decisiones sólo piensa en él, lo que hace que el resto de personajes se confundan. Es decir, primero va detrás de Jeno, le da celos con Mark y cuando por fin decide hacer algo sensato y marcharse de Venecia se besa con Jeno. Cuando Jaemin se entera de esto en vez de dar la cara vuelve a Corea y deja a Jaemin y Jeno con su problema, como si él no fuese parte de él. Y, tras llorar por dos meses acerca de si Jeno le querrá y que lo echa de menos, cuando Jeno se le confiesa después de haberlo buscado por todo el mundo le dice que necesita tiempo para pensar y no está aún seguro de lo mucho que lo quiere Jeno. ¿Pero tú eres tonto, tío?

¿Y vosotrxs qué opináis? ¡Hacédmelo saber! Por cierto, queda un capítulo y el epílogo 🧡

Manual de lo prohibido   {Norenmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora