Capítulo XII

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Gon se metió a su cama totalmente exhausto, lo que era de esperar luego de la pelea con Lía y de todo lo que había escuchado durante la hora de almuerzo.

Luego de escaparse de clases caminó dando vueltas por las afueras de la ciudad, una y otra vez, tratando de que el aire fresco lo ayudara a aclarar su cabeza. Pero no sirvió de mucho; cada vez que recordaba la expresión de Killua volvía a masticar los mismos pensamientos que aparecían una y otra vez.
Aunque quisiera evitarlo no podía dejar de pensar, pero, lo que más le molestaba, era no poder frenar ese sentimiento incómodo que había comenzado a crecer en su pecho.

Sin querer había vagado cerca de donde creía estaba la casa de Killua, pues este nunca le había permitido acercarse demasiado, y cuando se dió cuenta decidió volver a su hogar, algo enojado. Killua no confiaba en él. Nunca le había mostrado nada de lo que le preocupaba, siempre sonriendo y bromeando cuando estaban juntos.
Gon se llevó la mano al pecho, apretándolo con fuerza. ¿Por qué dolía tanto?

La oscuridad en la habitación hacía que sus recuerdos fueran más vívidos, y casi podía ver a Killua frente a él. Cada momento que habían pasado juntos, cada aventura y cada cosa que habían compartido... ¿acaso el chico siempre estuvo sufriendo sin decirle nada? ¿Por qué nunca le había dado al menos una pista? ¿Acaso no eran amigos?

—Somos amigos... —murmuró para sí mismo.

Suspirando enojado se dió vuelta sobre la cama para mirar hacia la pared. Estaba dolido. Estaba dolido y necesitaba hablar con alguien, pues sabía que no era algo que pudiera resolver por su propia cuenta.
Probablemente por la mañana hablaría con su tía Mito y las cosas estarían mejor. Se disculparía con Killua... o haría que se disculpara, según cómo fuera la conversación.
Y entonces todo volvería a la normalidad entre ellos.
No.
Sería mejor, porque desde ahora no habría secretos y arreglarían todos los asuntos pendientes.
Un pensamiento fugaz pasó por su cabeza, y entonces lo recordó; Killua estaba enamorado de él.

Gon se sobresaltó y su corazón comenzó a acelerarse. No es que lo hubiera olvidado pero...

¿Podría ser cierto? Killua no lo había negado, pero tampoco confirmó nada. Es decir...¿Era cierto que a Killua le gustaban los chicos? Como todos en la escuela había escuchado los rumores, pero para Gon, esto era una confirmación silenciosa de su parte.

El vago recuerdo de las miradas que le dirigía Killua cuando pensaba que no lo notaba, pasó por su mente. Sí. Siempre lo había mirado de esa forma, aunque él estaba demasiado ocupado como para notarlo entonces.

Killua era su mejor amigo. Era la persona que más quería. Era lo más importante para él, siempre. Era con quién quería pasar el resto de su vida, y eso lo tenía claro. Pero, ¿no era acaso una relación normal de mejores amigos? No estaba seguro de dónde estaba el límite.

Quizás ni siquiera debía estar cuestionándose las cosas. Si tan solo pudiera hablar con Killua ahora...
Miró su celular que estaba en la mesita de noche con la esperanza de que el chico le hubiera mandando algún mensaje, pero no había más que llamadas perdidas de Lía. 
Suspiró.
No entendía por qué se sentía de esa forma, pero tenía más que claro que Killua era alguien importante y que no quería perderlo de ninguna manera. Amigo u...otra cosa.
Debía aclarar sus sentimientos para dejar de hacerle daño, pero no podía hablar con su tía Mito sobre esto. Quizás podría hablar con Leorio o Kurapika. Después de todo ellos... no. Kurapika sería una mejor opción definitivamente. Leorio era como un padre para él, pero en estos asuntos era demasiado despreocupado.

El sueño comenzó a ganarle poco a poco, mientras pensaba en Killua y las cosas que quería decirle. Y sin darse cuenta, se quedó dormido.

Killua estaba ahí, frente a él, pero su ropa era diferente. No estaba con el uniforme escolar y definitivamente era mucho más pequeño: debía tener unos 11 o 12 años, y cargaba una patineta a todos lados.
No podía dejar de mirarlo. Estaba lleno de adultos a su alrededor, incluso Leorio y Kurapika estaban ahí, pero Killua era el único que llamaba su atención.
Mientras todos corrían por un largo e interminable túnel, escuchó como Leorio gritaba algo sin sentido, y de inmediato decidió corregirlo. Y ahí estaba él. Los ojos del albino se clavaron en los suyos, y deslizándose grácilmente sobre su patineta se acercó a su lado.

—Hey, ¿cuántos años tienes? —le preguntó con un tono mucho más infantil de lo que recordaba.

—Tengo 12 años —respondió con una voz que no parecía la suya.

El chico solo lo miró en silencio un momento, y luego saltó para bajar de su patineta.

—Creo que también correré.

—¡Eso fue genial! —sonrió— ¡Soy Gon!

—Soy Killua.

Desde ese momento, todas las piezas comenzaron a encajar.


La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora