Capítulo L

363 72 27
                                    

Gon corrió agarrándose el estómago y tratando de parar la hemorragia inútilmente. Debía volver al lado de Killua lo antes posible, pero la lluvia se lo estaba dificultando. Paró un momento para recuperar el aliento y se miró las manos. Su anillo de compromiso relucía en la oscuridad. Le había prometido volver.

Sacudió la cabeza para dejar de pensar y comenzó a moverse entre los árboles, siendo cuidadoso para que no lo vieran, y al cabo de un rato divisó la entrada de la cueva. Usando parte de sus últimas fuerzas se echó a correr y entró precipitadamente al lugar.

—¡Gon! —gritó Killua al verlo— Esos fueron más de 10 segundos, idiota, no sabía si salir a buscarte o qué, estaba realmente preocupado...

—Lo siento —jadeó—, pero todo estará bien, creo que encontré un lugar por el cual podremos escapar.

Killua lo miró frunciendo el entrecejo.

—¿Están cerca?

—Sí.

—Vamos.

Ambos se tomaron de la mano y se arrastraron fuera de la cueva, mirando en todas direcciones antes de empezar a caminar lo más rápido que podían. Killua tenía una pierna destrozada, y Gon estaba bastante mal herido, por lo que no había forma de que pudieran ir más rápido.

Había sido un error. Pensó Gon. La misión estaba muy por encima de su nivel y sobreestimaron las posibilidades, así que ahora estaban metidos en un verdadero problema.

A medida que avanzaban la lluvia comenzó a meterse en sus ojos y su boca, apenas dejándolo respirar. Killua jadeaba exhausto a su lado, pero no se rendía. Ninguno se rendiría tan fácilmente.

Gon tosió y antes de que Killua pudiera verlo, se limpió la sangre de la boca.

Las cosas se veían realmente mal esta vez y la herida de su estómago no paraba de sangrar. Sabía que iba a morir. Lo sabía. Pero no quería decirlo en voz alta, pues la persona que estaba a su lado no lo soportaría.

Las piernas le fallaron y cayó al piso, mientras la lluvia le daba de lleno en la cara.
Killua ahogó un grito, asustado, y tratando de ayudarlo se dejó caer de rodillas a su lado.

—Lo siento —masculló Gon mientras lo miraba con los ojos vidriosos—.

Killua pareció perder la razón por un segundo, y dejó escapar un sollozo. Posó sus manos sobre su estómago, tratando inútilmente de parar la hemorragia y se desesperó al ver que no había caso.
Ambos sabían que no funcionaría.

Gon suspiró.

—Todo saldrá bien... saldremos de ésta... —dijo sonriendo mientras miraba a los ojos de Killua.

—No dejaré que mueras —masculló el chico aún en negación.

—Escucha —le dijo Gon con un hilo de voz mientras le acariciaba la mejilla—, debes escapar. Puedes hacerlo. Solo debes salir del bosque y encontrarás ayuda, los demás deberían estar cerca...

—¡No te voy a dejar aquí! —gritó Killua enojado— ¡No voy a...!

—Killua —lo llamó con voz suave— Por favor, ve...

—¡No...! —sollozó mientras lo abrazaba desesperadamente— Dijiste que no me dejarías solo... Lo prometiste...

—Lo siento mucho...—masculló— ¿Puedes mirarme un momento?

Killua levantó la vista con los ojos arrasados en lágrimas, y con sus últimas fuerzas Gon le tomó el rostro haciendo que se acercara para besarlo en la frente.

—Prométeme que intentarás escapar —sonrió.

—Bastardo egoísta —sollozó este mientras trataba de secarse las lágrimas.

—Te amo Killua... Siempre te amaré... En mi próxima vida quisiera ser yo y conocerte de nuevo...

Killua sollozó con fuerza y lo último que vio Gon antes de perder la conciencia fue que la luz en sus ojos se había apagado por completo.


Gon abrió los ojos de par en par, y respiró como si hubiera vuelto a la vida, mientras las lágrimas caían por su rostro: No podía parar de llorar.
Se dió vuelta sobre su costado y vio a Killua, a salvo, durmiendo a su lado con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro.

Casi sin poder creerlo lo observó detenidamente, sintiendo que el tiempo se detenía. Estiró la mano y le tocó la mejilla con tanto cuidado que apenas lo rozó. Su piel estaba tibia.

—Eras tu... —susurró— Siempre fuiste tú...

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora