Capítulo XXII

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Media hora más tarde, Killua salía del departamento de Alluka con una bolsa llena de galletas.

—¿De verdad tienes que irte?

—Sí, ya sabes cómo es Illumi y no quiero meterme en problemas. Solo faltan seis meses para la graduación, así que prefiero no arriesgarme.

Alluka le dirigió una mirada nostálgica.

—Prometo volver apenas pueda, ¿Si?

—Sí... —sonrió débilmente— solo...¿hermano, estás bien? No me hablaste sobre ti en lo absoluto...

Killua sonrió.

—Estoy bien. Las cosas mejorarán una vez me gradúe, así que...

—¿Tienes problemas en tu escuela? ¡Si alguien te hace daño no lo voy a perdonar!

—Hehe, ¿vas a proteger a tu hermano como prometiste?

—¡Claro que sí! ¡Nadie se atreverá a hacerte daño porque los golpearé!

Killua le acarició la cabeza cariñosamente, pero la chica notó de inmediato que algo andaba mal.

—¿...hermano? ¿Estás seguro de que no quieres hablar de eso conmigo?

—No es que no quiera decirte —suspiró—. Es solo que...

—¿No confías en mí?

Killua la miró sorprendido.

—Es solo que eres muy joven. A veces no puedes evitar salir herido, aunque la otra persona no tenga la culpa.

Alluka lo miró sin entender del todo, y tomándole la mano, la apretó cariñosamente; parecía que en cualquier momento se echaría a llorar de nuevo.

Killua bajó la cabeza, desviando la vista. No quería preocupar de más a Alluka. No quería arruinar su momento de felicidad, y por esa razón había decidido dejar sus problemas a un lado, pero esto no le estaba facilitando las cosas.

Sabía que Alluka lo escucharía sin juzgar y que la estaba hiriendo al no dejar que lo ayudara. Sintió que el estómago se le revolvía, y que todos sus sentimientos embotellados comenzaban a aflorar poco a poco, así que decidió dejar su orgullo de lado por un momento, no sin cuestionárselo.

Inhaló lentamente para tomar valor, y simplemente lo dejó salir.

—Estoy enamorado de un chico.

Los ojos de Alluka se abrieron por la impresión, pero de inmediato recuperó la compostura.

—¿Es alguien de tu clase? —preguntó sin soltarle las manos.

—No...

—Oh... ¿Es el chico del que me hablaste por mensaje?

Killua asintió con la cabeza. Estaba terriblemente avergonzado.

—¿Le dijiste cómo te sientes?

—No... pero de alguna forma se enteró hace una semana... Es...es complicado...

Alluka dudó antes de preguntar nuevamente.

—Entonces él...

—¡No! No... verás, él lo supo por alguien más así que... así que... ¡De todas formas me va a rechazar! Está bien... Está...

—Hermano —Alluka lo miró severamente y suspiró—. Tienes que hablar con él. Tienes que decírselo tú mismo. Ni siquiera sabes si te va a rechazar.

—Agh, Alluka, es más fácil decirlo que hacerlo... —se quejó.

—¡Hermano!

Killua se sobresaltó al oír el cambio súbito en la voz de la chica.

—Tu mismo me dijiste que no debía dudar, que no debía ser cobarde si quería encontrar mi felicidad cuando decidí irme de casa. Dijiste que me apoyarías pasara lo que pasara, y que todo estaría bien, porque nos tenemos el uno al otro. ¿Acaso no crees que haré lo mismo por ti?

Killua sintió como si le hubieran tirado un balde de agua fría, y, agachando la cabeza, intentó contener las lágrimas con todas sus fuerzas.

Alluka le soltó las manos, y lo abrazó, tratando de contenerlo a pesar de que era unos centímetros más baja que él.

—Se lo dirás. ¿Está bien? Si te rechaza vendrás aquí y lloraremos juntos y con el tiempo estarás bien. Y si acepta lo que sientes vendrás aquí, con él, y celebraremos juntos y estarás bien. Estaremos bien porque estamos juntos. ¿Okay?

—Sí —masculló con sus últimas fuerzas.


Alluka y él se despidieron unos minutos más tarde con una promesa hecha y una sonrisa nostálgica, mientras Killua corría a tomar el autobús que lo llevaría a casa.

Mientras miraba cómo pasaban las casas y los árboles por la ventana, se preguntó si algún día podría llegar a ser tan valiente como Alluka.
Si era posible quería cambiar, aunque fuera solo un poco, y vivir la vida con menos dudas y cuestionamientos. Al menos ahora tenía una oportunidad clara para crecer pues había hecho una promesa, y él nunca rompería una promesa; menos con su querida hermana.

Hablaría con Gon Freecss y le diría lo que sentía. Era una promesa.

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora