Capítulo XVII

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Killua volvió a clases tres días después del incidente, con la pierna derecha vendada por completo y caminando con dificultad.
Entró a su salón como todas las mañanas, y se sentó en su puesto junto a la ventana para esperar a Ikalgo. Necesitaba ponerse al día pues los exámenes serían pronto.
Poco a poco comenzaron a llegar sus compañeros de clase, y cada vez que uno entraba, le dirigía una mirada extraña. El chico no tenía idea de lo que había ocurrido, pero le sorprendió no ver a Erick por ninguna parte, así que empezó a sospechar que algo había pasado.
Gon tampoco había ido a saludar esa mañana... aunque podría ser debido al incidente. Sí. Quizás Gon estaba harto de él y no quería verlo más.

Killua sacudió la cabeza para evitar pensar en eso. No era momento de ponerse sentimental. Analizándolo lógicamente, Gon intentaría al menos hablar con él para terminar de una manera "limpia" las cosas en el peor de los casos. Pero sí, tenía novia y resultaba que lo odiaba a muerte, así es que era mejor alejarse y darle espacio para no arruinar más las cosas.
Dejaría de ver a Gon por un tiempo. Ya lo había decidido. 

Killua comenzó a mirar por la ventana, preguntándose cuándo llegaría Ikalgo. Ahora que estaba saliendo con Palm era difícil acercarse también, y un sentimiento de soledad comenzó a crecer en su pecho. Todos a su alrededor tenían a alguien, un lugar seguro al cual ir y al que aferrarse. Para él ese era Gon... o al menos lo había sido.
Cómo un recuerdo fugaz vió el rostro de Erick en su cabeza, y deseó al menos poder hablar con él, pero el chico aún no llegaba.

Escuchó unos pasos acercarse y se dió vuelta esperanzado, pero se sorprendió de mala manera al ver a Lía parada frente a él con las manos en la cintura. 

—Ah...

—Así que te atreviste a volver —le dijo frunciendo el ceño—. ¿Acaso sabes lo que provocaste?

Killua la miró sin entender, mientras la gente comenzaba a observar disimuladamente y a agolparse alrededor. 

—Estuve enfermo algunos días así que no sé de lo que hablas —le dijo fríamente.

—¡Sí claro! ¿Acaso crees que soy una tonta?

Killua estuvo tentado a decirle que sí, que lo creía y estaba seguro de ello, pero prefirió guardar silencio para no empeorar las cosas. 

—¡Gon fue suspendido por tu culpa! ¡No te lo voy a perdonar! —gritó mientras le echaba una mirada de furia.

—¿Qué? Hey, espera, de verdad no sé de lo que estás hablando, si pudieras explicarme...

—Maldito maricón... —masculló— ¡Gon se peleó con Erick por tu culpa! ¡No finjas no saberlo! ¡Es obvio que planeaste todo!

Lía había empezado a acercarse peligrosamente y Killua solo la miró en silencio, sin saber cómo reaccionar. Era por esa razón que ninguno de los dos había llegado.

—Además, ¿sabes qué? Tuve una pelea con Gon gracias a ti, pero te alegrará saber que aún estamos juntos. Tu plan para separarnos no va a resultar...

—¿Estas loca? —la interrumpió perdiendo la paciencia— ¡Quién mierda podría hacer un plan para separarlos! Como si me importara lo que...

Antes de que Killua se diera cuenta de lo que había ocurrido sintió el dolor ardiente en su rostro. Lía lo había abofeteado, y ahora toda la clase lo miraba sin siquiera disimular. 

Se llevó la mano a la mejilla y bajó la cabeza, preguntándose qué hacer en un caso como ese. No podía devolver el golpe si se trataba de una chica.

—Te metiste con la persona equivocada —susurró Lía antes de salir del salón de clases junto a su grupo de amigas que la acompañaba a todos lados. 

El silencio que había reinado en el salón comenzó a disiparse poco a poco, y los murmullos se hicieron cada vez más audibles, y Killua comenzó a sentir que se ahogaba en ellos.
La campana sonó un minuto después, e Ikalgo llegó corriendo a sentarse a su lado antes de que empezara la clase.

—¡Killua! ¡Estaba preocupado! —le dijo sonriendo— ¿Estás bien? No contestabas mis mensajes así que yo...¿Killua?

El chico se puso de pie y salió rápidamente del salón en dirección al baño, ignorando al profesor Leorio que venía a hacer su clase y que intentó detenerlo inútilmente. 

Apenas llegó se encerró en uno de los cubículos, y sin poder contenerse más, se echó a llorar. 

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora