Capítulo XLI

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Killua se miró al espejo, y volviendo a desabotonar su camisa se cambió de ropa por enésima vez.

—Al diablo... —masculló molesto mientras salía de la habitación con la ropa que se había puesto en un principio, resignado a verse como la mierda.

Estaba inseguro y no podía evitarlo. De alguna manera sentía que era como una visita a los padres del novio para pedir su aprobación.
Gon se levantó del sillón apenas escuchó la puerta de la habitación abrirse, y lo miró con una gran sonrisa.

—Killua, te ves tan genial... —le dijo mientras sus ojos centelleaban y se acercaba para abrazarlo.

—Huh, solo vamos rápido —murmuró mientras se sonrojaba, molesto.

—¿Sucede algo?

—...No...

Gon se separó de él, mirándolo en silencio, y Killua sintió como si todas sus preocupaciones estuvieran escritas sobre su rostro.

—¡Ah! ¡Cierto! Olvidé darte esto —le dijo de repente.

Gon entró rápidamente a la cocina y sacó de un gabinete una caja con forma de robot.

—Tenían una edición especial de invierno —sonrió mientras se la alcanzaba extendiendo la mano.

Killua levantó la vista y se encontró con la sonrisa dulce que siempre le dirigía Gon y con la caja de sus chocolates favoritos "chocorobot". Apenas la vio no pudo reprimir un jadeo de sorpresa.

—¿Dónde la encontraste? —exclamó mientras la tomaba con ambas manos para mirarla bien- ¡Ni siquiera pude encontrar esta edición en los sitios de subasta en línea!

Gon rio divertido.

—¡Es un secreto!

Killua lo miró entrecerrando los ojos.

—¿No hiciste nada raro para conseguirla, cierto?

—Claro que no... —le dijo mientras se rascaba la cabeza, cerrando los ojos por un instante.

Killua sabía que mentía, pero estaba tan feliz en ese momento que decidió ignorarlo. Abrió con cuidado la pequeña caja y sacó el premio que venía en ella con los ojos brillantes, mientras Gon lo miraba sonriendo.

—¡Ah! ¡Mira su ropa! —exclamó emocionado mientras le mostraba una pequeña figurita de plástico— ¡Tiene un abrigo! Me preguntó cuál es el valor de éste...

—Podemos mirar cuando volvamos, entonces quizás te muestre dónde lo compré.

El rostro de Killua se puso serio de nuevo, pero antes de que pudiera decir algo, Gon le tomó la mano con cuidado y la llevó a su pecho.

—También estoy nervioso... —musitó con una pequeña sonrisa.

Killua sonrió también.

—Ah, cómo es que estamos nerviosos por esto, de verdad somos idiotas, ¿no?

Gon rio.

—¿Kurapika y Leorio también estarán nerviosos?

—No lo creo, los viejos suelen estar acostumbrados a estas cosas...

—Ah, si Leorio te escuchara se enojaría.

—Es por eso que solo te lo diré a ti... o quizás lo deje escapar un par de veces cuando no se de cuenta.

Ambos rieron alegremente, y pareció que todas sus preocupaciones habían desaparecido.

—¿Listo? —preguntó Gon mientras tomaba sus cosas de la mesa y miraba con determinación a Killua.

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora