Capítulo LII

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Apenas se reunió con Gon y Alluka los abrazó sin poder contenerse más, y riendo entre lágrimas les contó lo ocurrido. Los dos chicos se echaron a llorar también, pero pronto comenzaron a reírse de la situación, y decidieron ir a celebrar a algún restaurante cercano.

Desde ahora no había de qué preocuparse.

Unas horas más tarde, Gon y Killua volvían a su pequeño departamento, alegres y con el estómago lleno.

Apenas entraron Killua se dejó caer en el sillón, exhausto.
Gon se sentó de inmediato a su lado, y lo miró sonriendo.

—¿Estás bien?

El chico lo miró de reojo.

—Sí —asintió—. Es decir, no esperaba que resultaran así las cosas, pero creo que es lo mejor.

Gon podía notar un leve dejo de melancolía en la voz del chico.

—Sabes —le dijo mirando hacia el techo—, sé que no es lo mismo pero esto me recuerda un poco a cuando al fin conocí a Ging. De alguna forma estaba tan aliviado... y decepcionado —rió—. Con el tiempo entendí que no podía esperar nada de él. A pesar de mis esfuerzos por verlo, a pesar de que pensé que quizá podría "ser mi padre" no resultó así.

Killua lo miraba atentamente, identificándose con lo que el chico le decía.

—No pude hacer que me quisiera como su hijo —agregó—. Pero eso es algo con lo que aprendí a vivir. A veces las personas no actúan como deberían, o como queremos, y entonces es tiempo de dejarlas atrás.

Killua se acercó a él y se apoyó con suavidad en su hombro.

—Tienes razón —suspiró—. Siempre la tienes.

—De todas formas —sonrió Gon mientras lo miraba—, yo te amaré muchísimo para compensar lo de tu familia. ¡Te daré tanto amor que me dirás que pare!

—¡Estás loco! —rio Killua— No te diría eso...

—¿Entonces está bien si te abrazo tooodo el día?

—Claro que no, cómo vamos a ir al baño y esas cosas...

—Pero me dijiste que...

—¡Idiota! —rio sin contenerse mientras lo abrazaba.

Gon lo abrazó de vuelta con una amplia sonrisa.

—Te amo Killua.

—...te amo, Gon.

Ocurrió esa misma noche.

Ambos se fueron a la cama riendo y bromeando, y apenas apagaron la luz Killua se acurrucó entre los brazos de Gon, tratando de no pensar demasiado en lo que había ocurrido durante el día. Tomaría un tiempo hasta que se acostumbrara a pensar que ya no estaba ligado a los Zoldyck, pero estaba bien. Estaría bien. Ahora era libre de hacer lo que quisiera, y un mundo de posibilidades se abría a su alrededor. Suspiró, cansado, y sin saber cómo se quedó dormido.

Killua esperaba inquieto. Habían pasado más de diez segundos, el tiempo que Gon le había dicho que contara en voz alta, pero aún no volvía. Se tomó la cabeza con ambas manos, comenzando a desesperarse y sin saber qué hacer, y entonces vió su anillo.

No, pensó mientras sacudía la cabeza. Debía esperar. Gon volvería, lo había prometido.

El súbito movimiento en la entrada de la cueva hizo que se pusiera en guardia, pero se relajó por completo cuando vio a Gon.

—¡Gon! —gritó— Esos fueron más de 10 segundos, idiota, no sabía si salir a buscarte o qué, estaba realmente preocupado...

—Lo siento —jadeó el moreno—, pero todo estará bien, creo que encontré un lugar por el cual podremos escapar.

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora