Capítulo XLVII

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Gon se sentó sobre la cama de golpe con un jadeo, como si se estuviera ahogando. Estaba bañado en sudor y le temblaban ligeramente las manos, pero estaba bien. Estaría bien.

—¿Gon...? —lo llamó Killua con la voz ronca mientras se incorporaba sobre la cama también, con cierta dificultad- ¿Estás bien?

—Sí... Lo siento Killua, te desperté de nuevo...

El chico lo miró preocupado, pero apenas sus ojos se encontraron le dirigió una sonrisa para tranquilizarlo.

—No, está bien. De todas formas tenía que ir al baño. ¿Quieres que te traiga un vaso de agua de la cocina?

—Ah...sí. Gracias Killua —le sonrió.

El chico se levantó y se dirigió a la cocina de inmediato. Habían estado viviendo juntos por más o menos dos meses, y aunque las cosas iban bien, Gon había comenzado a tener pesadillas cada vez más violentas. Al principio solo se despertaba, se sentaba en la cama y volvía a dormir de inmediato, pero últimamente parecía que los sueños de verdad lo estaban perturbando.
Killua lo escuchaba jadear y a veces decir palabras entrecortadas, para luego despertar asustado.

El chico suspiró mientras llenaba un vaso con agua. Al menos no ocurría todas las noches, pero estaba cada vez más preocupado.

Killua sabía que los sueños eran violentos, y también creía, no, más bien estaba seguro, de que se trataba del sueño que Gon le había contado hace tiempo. Quizás su inconsciente lo estaba castigando por dejar de buscar a esa persona, pensó.
Aunque trataba de consolarse con que era "solo un sueño", Killua se preguntaba si lo que estaba sucediendo era en realidad su culpa, y a pesar de tener la seguridad de que Gon lo quería, no estaba seguro de poder aguantar si es que esto era debido a él: Lo que menos quería en el mundo era hacerle daño, y sacrificaría todo, incluso su vida, si es que así podía evitarlo.

Por ahora Killua vivía los días esperando, casi como en un recuerdo lejano, alguna señal que le dijera qué debía hacer. La sola posibilidad de separarse de Gon era increíblemente dolorosa, y lo único que le quedaba era aferrarse a la esperanza de que en algún momento las pesadillas se detuvieran, y, aunque su instinto le decía lo contrario, que solo se tratara, efectivamente, de un estúpido sueño.

No era momento para pensar en eso, se reprochó a si mismo. Tomó el vaso de agua y se dirigió a la habitación.
Por ahora... al menos si tenía la posibilidad, quería aprovechar su tiempo con Gon.

Entró al cuarto con una sonrisa tranquila, y le alcanzó el vaso al moreno.

—Gracias Killua —sonrió este.

Al menos ahora se veía mucho mejor.
El chico volvió a meterse en la cama, sentándose junto a Gon, y tímidamente apoyó su cabeza sobre su hombro.

—¿Estás bien? —preguntó el moreno mientras le rodeaba la espalda con el brazo.

—Yo debería preguntarte eso —rio Killua tratando de quitarle importancia a la situación para que no se sintiera incómodo— ¿Quieres hablar de ello?

—Mmm...

Ambos guardaron silencio un momento.

—Huh... Si no quieres está bien, pero si lo necesitas...

—No, no es eso —Gon se movió para mirarlo de frente—. Quizás lo que diga será extraño...

Killua tragó saliva, comenzando a preocuparse.

—Está bien... Si te hace sentir mejor te escucharé.

—Bien. Es solo... nosotros, ¿No nos conocimos antes, verdad?

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora