Capítulo XIII

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—¿Killua...? —Gon se asomó tímidamente por la puerta del salón de clases, pero el asiento del chico estaba vacío.

—¿Gon? —preguntó una voz desde atrás.

—¡Ah, hola Ikalgo!

—¿Buscas a Killua, verdad?

—Sí, ¿sabes dónde está?

El pelirrojo le dirigió una mirada extraña.

—Pensé que tú podrías saber algo...

—Ah...

—Hey Freecss, ve a tu salón de clases de una vez antes de que te regañen. —la voz odiosa de Erick que provenía del fondo del salón se clavó en sus oídos.

—Hola Erick, si explico la situación los maestros no me regañarán —sonrió—, no es como si fuera igual a ti.

—¿Qué dijiste? —preguntó acercándose, amenazadoramente.

—¡Jaja! Erick, ¡de verdad eres divertido! Sé que me escuchaste bien, y por supuesto que no somos iguales, ¡tú también lo sabes! —Gon lo miraba con su habitual sonrisa encantadora, sin perder la calma, y Erick enrojeció por la rabia. Sabía que no podía ganarle en un enfrentamiento físico, pero aún así...

—Estoy seguro de que por tu culpa Zoldyck no vino hoy —escupió con rabia.

La sonrisa de Gon se borró por unos momentos, e Ikalgo, que se encontraba al medio de la situación comenzó a sentirse cada vez más nervioso.

—Ah, chicos, vamos a calmarnos y...

—¿Qué dijiste? Vamos, repítelo.

El salón de clases quedó en silencio. Gon no había levantado la voz siquiera, pero su tono serio resonó sin esfuerzo en la habitación.

Erick dió un paso atrás, sorprendido, pero estaba demasiado enojado como para detenerse.

—Le hiciste algo a Zoldyck, ¿Acaso no es verdad?

Ikalgo apenas podía soportar la tensión; sabía que en cualquier momento uno de los dos se abalanzaría sobre el otro, y no tenía la fuerza como para detenerlos. Si tan solo Killua estuviera allí...

Todos los estudiantes que se encontraban en el salón de clases los miraban, esperando con miedo que la situación se saliera de control, igual que Ikalgo.

Gon Freecss era una persona amable y brillante, y por fuera parecía que nunca hubiera matado una mosca, pero nadie en su sano juicio se atrevería a meterse con él. No solo porque era grande y fuerte, sino porque cuando se enojaba era impredecible. Todos lo sabían muy bien, incluido Erick.

—Hey —dijo al fin con voz fría, que pareció arrastrarse fuera de su boca a duras penas—. Killua es mi amigo y nunca le haría daño, pero no tengo que darte explicaciones a ti. No es mi culpa que él no quiera estar cerca tuyo por ser un idiota y me prefiera a mí. Supéralo.

Con la velocidad de un rayo Erick se abalanzó sobre Gon, agarrándolo por el pecho, pero el moreno ni siquiera se inmutó.

—¡Eres un bastardo Freecss! ¡Sabes lo que siente y aún así vas por ahí acostándote con cualquiera!

Nadie se movió y lo siguiente que escucharon fue un crujido. Gon había tirado a Erick sobre los escritorios, agarrándolo por el cuello sin dejarlo respirar, mientras lo miraba ferozmente.

—Te voy a matar —susurró tranquilamente— te veo a la salida. No te atrevas a dejarme esperando.

Y sin decir una palabra más lo soltó y salió del salón de clases caminando tranquilamente, mientras Erick tosía intentando recuperar el aliento.

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora