Capítulo LIII

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Killua despertó sintiendo que le faltaba el aliento, y mientras las lágrimas comenzaban a caer sin control, su corazón comenzó a acelerarse. Rápidamente se sentó sobre la cama tratando de calmarse, pero fue inútil.

—¿Killua...? —Gon lo miró, apenas despierto.

El chico se agarró el pecho sintiendo que iba a morir, que había roto un pacto sagrado y que no debería estar en ese lugar, junto a Gon, en ese momento.
Sin poder articular palabra se agarró la cabeza y comenzó a temblar, mientras su respiración se agitaba y comenzaba a jadear, como si el aire no estuviera llegando a sus pulmones.

Apenas lo vio Gon se apresuró a abrazarlo, tratando de contenerlo.

—Está bien... Está bien... —susurró entendiendo que era una crisis de pánico—. Estoy aquí... Mírame, vamos a respirar juntos, ¿Si?

Killua usó toda su fuerza de voluntad para mirarlo, y se aferró a él en medio de la desesperación.

—Voy...a ... morir —jadeó.

—Mírame, es una crisis de pánico, solo concéntrate en mí... respira conmigo...

El chico obedeció lo mejor que pudo, y poco a poco comenzó a recuperar la calma.
Respirando con dificultad aún, se dejó caer sin fuerzas en los brazos de Gon. Este solo le acarició el cabello y la espalda por un largo rato, antes de preguntar.

—¿Estás mejor?

—Sí... lo siento —masculló Killua.

—No tienes que disculparte, está bien... Estoy contigo Killua.

El chico frotó la cabeza sobre su pecho, aún algo asustado.

—¿Quieres decirme qué sucedió? —preguntó con un dejo de preocupación.

—Yo... lo soñé... lo recordé...

Gon guardó silencio, dejando que Killua hablara cuando estuviera listo.

—En el sueño... también moría. No. Ahora sé que no fue un sueño —continuó—. Te ví tan claramente... Te vi morir... —sollozó.

—Hey —le dijo Gon para tratar de tranquilizarlo—, estoy aquí, contigo, todo está bie...

—No...—Killua se separó levemente de él para poder mirarlo— Yo... en el sueño, no, cuando nos conocimos en esa vida, justo antes de morir hice un pacto.

Gon lo miró sin comprender, con los ojos bien abiertos.

—Pedí...yo pedí que estuvieras bien, que tuvieras una larga vida... Y a cambio no podría quedarme junto a ti...

Killua sollozó sin poder contenerse y Gon lo abrazó con fuerza, sintiendo que se le rompía el corazón.

—No podemos...no deberíamos estar juntos... —masculló Killua aferrándose a él sin poder controlarse.

—Killua...¿De verdad eso es lo que quieres? —murmuró Gon al fin.

El chico guardó silencio.

—No soportaría que te pasara algo por mi...

—Contesta la pregunta, Killua —interrumpió.

Un largo silencio se interpuso entre ellos.

—Sí... —contestó en un hilo de voz mientras trataba de secarse las lágrimas.

Gon se apartó de él con brusquedad, y se puso de pie, herido.

Killua agachó la cabeza, sintiendo que de verdad moriría está vez. Pero era lo mejor. Debía protegerlo, sin importar lo que costara. Gon estaría a salvo. Podría ser feliz. Y él...

—Estás mintiendo —murmuró Gon, y Killua se paralizó.

—No estoy...

—Entonces mírame a los ojos cuando lo digas.

—Gon... —masculló casi sin fuerzas— eso no cambiará nada. No quiero que te hagan daño...

—¡Y qué hay de ti!

—Gon...

—Si de verdad quieres terminar todo, al menos deberías decirlo mirándome a la cara.

Killua sacudió la cabeza. No quería hacerlo. Pero debía.

Poco a poco levantó la vista para encontrarse con los ojos brillantes de Gon, y juntando toda su resolución y su amor por él trató de hablar.

—Yo... —comenzó, pero las palabras no salían, y el silencio se interpuso entre ellos nuevamente, hasta que Gon decidió hablar

—Te amo Killua —sonrió débilmente.

El chico se quebró de inmediato y dejó escapar un sollozo desgarrador mientras se agachaba sobre la cama, y hundía la cabeza en ella.

—...No... no puedo... —jadeó—soy... soy un cobarde...

Gon se acercó rápidamente y levantándolo de dónde estaba, se sentó y lo acomodó sobre sus piernas.

—No me mientas... —le dijo en voz baja mientras lo mecía para consolarlo—. No importa lo que haya pasado. Ahora estamos juntos. Nos quedaremos juntos. Siempre. Y todo estará bien.

—Pero...el pacto... —masculló apenas.

—Estaremos bien.

—Pero... no quiero...no quiero verte morir...

—No pasará. Te lo prometo. Confía en mí Killua.

El chico dejó de hablar, solo interrumpiendo el silencio con sus sollozos mientras se aferraba a la espalda de Gon, un poco más tranquilo.

Si habían pasado tanto tiempo juntos quizá podría tener esperanza... Debía poder hacer algo.

—Solo fue un tonto sueño —le dijo el moreno con tono dulce—. No dejaré que un sueño dicte mi vida. Ya lo había decidido antes —y apartándose ligeramente para mirar a Killua, comenzó a secar sus lágrimas con la manga de su camiseta—. Confía en mí. Todo estará bien.

El chico lo miró largamente, perdido en la seguridad de sus ojos y al fin bajó la vista y asintió.

—Confío en ti...

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora