Capítulo LVI

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Gon entró a una habitación completamente blanca y estéril. Se sentó al lado de la pequeña cama de hospital en dónde yacía Killua desde hace unos días, y miró las máquinas que lo mantenían con vida.

No sabía cuántas horas había pasado ahí, esperando que por un milagro despertara, pero su cuerpo ya estaba entumecido por el dolor.

Con mucho cuidado le tomó la mano, y observó el anillo de compromiso que Killua aún tenía puesto.

Una sonrisa amarga apareció en su rostro.

—Por favor...—murmuró cerrando los ojos en una plegaria—. Sí existe un dios que me escuche, por favor...

La Luz de tus Ojos - Gonkillu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora