XXVII: Pain.

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     El recuerdo de aquella niña hermosa de cabellera plateada perdurará en aquellas memorias de quienes le mostraron el verdadero significado de la vida. El significado de una familia ideal. La protección de un hermano temperamental pero agradable una vez que se mostraba sereno. Los increíbles ratos junto con Deku–san. Nunca había pensado en merecer esas hermosas cosas, lamentaba tener que marcharse tan pronto. Lamentaba tener que observar a Bakugō aferrarse a su cuerpecito que aún sin vida, parecía estar en reposo al igual que su bebé. El espíritu de Eri no se marchó hasta poder despedirse de él.

     Habían vuelto a la cabaña para verificar lo mencionado en el móvil de Kirishima; no obstante, Sero en respeto por la pequeña, limpió la herida en su cabeza y la colocó sobre una pequeña manta en la grama trasera con flores blancas entre sus manos y su vestido rosado, cubrió la entrada de la bala con un precioso cintillo hecho de flores mientras sus ojos se cristalizaban por el hecho de no poder verla de nuevo luego de terminar ese día.

     Katsuki y los demás llegaron al poco tiempo de haberse en agrado del problema en la carretera. Izuku salió del auto velozmente cayendo de rodillas frente a la pequeña.

     —Lo siento, Midoriya. Se que la querías mucho... Al igual que Bakugō —Hanta colocó una de sus manos en el hombro del chico para luego dirigirse al interior de la cabaña.

     Bakugō estaba inmóvil detrás de su peliverde. Eri se veía realmente dormida y muy hermosa, delicada como siempre. Debía agradecerle a Sero después. Sus ojos observaron como Izuku con cuidado colocaba la cabeza de la pequeña sobre sus rodillas sintiendo de inmediato la humedad de la sangre manchar sus pantalones. Sobre el rostro de la niña, pequeñas gotas caían por sus mejillas; Izuku debía tener cuidado de poder despertarla con sus lágrimas, en dado caso de que estuviese viva. Katsuki abrazó al Omega por la espalda, no era bueno mostrando afecto pero lo intentaba. Todos estaban muriendo a su alrededor y aunque no lo demostraba, le dolía. Le dolía fuerte en el alma, todos eran muy preciados para él, no lo sabía hasta que se dió cuenta de lo feliz que lo hacía compartir con ellos y escuchar sus risas mientras era Hanta, Kirishima o Denki los responsables por sus ocurrencias. Dolía saber que mientras más seguían, más morían y lo peor era que ninguno retrocedía a sus promesas. Cuando decidieron acompañarlo con esa misión la cual sabían que sería muy peligrosa y aún así, en ese lugar estaban ellos. Sintió la mano de Eijirou posarse sobre su hombro mientras que Hanko se acuclillaba limpiando de forma brusca sus lágrimas al momento en que observaba la adversidad del bosque. Sus ojos eran forzados a hacerlo y a no mirar a ese rubio quien entendía a la perfección el motivo. Todos sufrían en silencio de manera individual, los azules ojos de esa mujer sufrían y seguían culpandose de lo ocurrido, su mano tomó con delicadeza la de la pequeña sintiendo ya su fría temperatura, no había ya rastro alguno de calidez en ese cuerpo. Nada quedaba.

     —No es tu culpa, Hanko–san. Nada de ésto lo es —los ojos de ella se encuentran con aquellas esmeraldas que aunque tristes, le daban ánimo de forma desesperada.

     Nadie respondió. El frío del invierno se estaba acercando y ya era perceptible en sus pieles. Hanko elevó su cuerpo y se marchó hasta el interior del bosque por un camino de tierra anteriormente elaborado por Shōto, el cual conducía a un pequeño espacio circular dónde varios troncos secos derribados simulaban asientos; un lugar para de alguna forma expiar los pecados ajenos que carcomian la conciencia y destrozaban el alma.

     Ruka se detuvo justo en el centro del círculo, sus manos apretaban con fuerza sus brazos. Era insoportable. Nuevamente confió en aquel hombre lo necesario para incluso dormir con él, había sido aquel Alfa el responsable de que Eri estuviera muerta pero nadie más que ella tenía la culpa de haberlo permitido. Las mafias no tienen salida, tampoco amistades ni una vida fuera de ese oscuro agujero. Desafortunadamente lo confirmó de la peor forma posible.

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