ANXIETY

XXXIX: My Demons.

     —Vine a verlos —susurraba con su mano derecha puesta en el vientre de su pareja.
     —Estamos perfectamente, hoy he tenido muchos antojos de comida picante que gracias a Fuyumi–chan he logrado saciar...
     —¿La hermana del bastardo mitad y mitad?
     —¡Kacchan! —reprende —Ambos sabemos que Todoroki–kun está atravesando un momento muy delicado. Debes ser más considerado.

     El Alfa voltea los ojos en evidente señal de fastidio. Sin embargo debía admitir que era cierto; Touya aún estaba bajo tratamiento médico debido a sus heridas y traumas que con ayuda de Kendo fue superando. Pudo reencontrarse con sus hermanos y madre, quienes llenaron su corazón de abrazos y besos.

     Por otra parte, su padre estaba en prisión esperando juicio; el cual de daría en dos días siendo Touya el principal blanco de todos los medios de comunicación al momento de testificar y relatar su versión de los hechos en el momento en que su padre decidió asesinarlo para encubrir sus huellas y ellos dos habían sido convocados a presenciarlo. Bakugō estaba renuente al principio ya que ese espacio y situación podía poner a su Omega en un estado de estrés y no sería bueno en lo absoluto. Pero también sabía que era crucial que Izuku estuviese, como ser humano y una víctima que vivió en el infierno del egoísmo y avaricia de ese hombre en conjunto con su madre y pudo sobrevivir y contarlo. Acto que requirió un valor enorme.

     Debían prepararse para acudir pronto a la reunión que tenían pautada con los Todoroki en un café cercano. Izuku podía sentir ya en sus entrañas al pequeño heredero Bakugō que se movía mucho más cuando sentía a su otro padre cerca.
     El peli verde debía admitir que sentía una di ha enorme por ser padre; sin embargo, el miedo constante de no saber hacerlo bien siempre aparecía en su mente por pocos segundos siendo Rabbit su punto de estabilidad emocional cuando Kacchan se encontraba lejos.

     —Lo harás bien, escoria... Ese bichito nacerá sano. Y será un dolor de cabeza...

     Izuku ríe. De algún modo su embarazo había amanzado a su otra personalidad, la cual observaba sentada siempre en una pequeña silla rodeada de flores rojas y conejos tanto blancos como negros manchados de un líquido rojo que salía de los pétalos de dichas flores similar a la sangre.
     Vistiendo siempre de negro, con perforaciones en sus orejas y labio inferior, con aspecto rudo y peligroso.

     Observaba todo a través de los ojos de Izuku. Incluyendo sus encuentros íntimos con Bakugō, haciéndolo sonreír de morbo y en ocasiones fugaces lograr cambiarse para dejar una que otra marca suya en aquel espléndido cuerpo nívea, siendo descubierto por el Alfa ya que sus ojos eran rojos, no verdes.

     No obstante, se limitó a solo mirar cuando supo que Izuku esperaba un bebé. Prefería mantener su emoción suprimida sola y exclusivamente para él.

     —Deberías visitarla hoy. Después de la reunión...
     —Si, lo sé. Eso haré.
     —¿Con quien mierdas hablas, Deku?

     Ambos sonríen cómplices. Siendo Midoriya el único capaz de escuchar la voz de su otro extremo, le resultaba a veces divertido. Katsuki no podía evitar preguntarse cómo se sentiría hablar con su otro yo. Dedujo que sería un debilucho sentimental, ya que la otra mitad de Deku era un asesino psicópata.

     —Rabbit me recordó que debo visitar a Hanko–san hoy... Cuando colocó su mano sobre mi vientre, de algún modo puedo sentirla muy emocionada...
     —Quien diría que ese maniático genocida tuviese tan considerados sentimientos.
     —¡Ja! Tres mil veces maldito seas Bakugō, lo hago por el idiota. No por ti, pedazo de basura.
     —Creo que no sería buena idea que ambos se vieran en persona... Sería imposible que se lleven bien algún día —se burla el Omega dejando salir una risa encantadora que conmueve el arduo corazón de ambos.
     —Eres el ser más malditamente adorable del mundo —comenta el mayor acariciando el suave rostro contrario.
     —Concuerdo contigo.