Flashback
Era una tarde hermosa. El sol se había puesto y una ráfaga de colores naranjas y tonos rosas adornaban el inmenso cielo sobre sus cabezas. Una escena verdaderamente romántica y conmovedora entre dos almas que aún estando destinadas debían dar un paso sumamente importante.No. No era matrimonio. La mafia no era tan considerada con sus miembros y menos con dos jóvenes pertenecientes a dos familias distintas.
Ambos se despedían. Con un dolor incrementándose en el pecho de aquel chico y las lágrimas de su pareja caían sobre su camisa. El olor de esa muchacha era tan divino, tan sutil, tan perfecto; sin duda alguna lo extrañaría.
—Debemos hacer ésto. Necesito que vivas. Quiero que vivas... Aún si sirves a los Bakugō, no dejaré de amarte. Nunca.
—Estoy Segura de que Katsuki entenderá... Shinso... Por favor...Aquel chico tomó el rostro de ella con ambas manos dándole el último beso que quedaría grabado para toda la vida. Intentó no pensar en las consecuencias que acarrearía seguir con su relación. Los Bakugō no eran mafiosos pero tenían influencias importantes en el círculo social, político y judicial, sin mencionar el liderazgo de la empresa automotriz más importante del país. La familia Hitoshi los veía como una amenaza, no obstante, nunca recurrieron a la violencia cuando entre ambos se ejecutaban negocios legales. No drogas. No prostitución. No trágico. La familia Bakugō era la única parte pura y justa del oscuro mundo mafioso. A simple vista no parecía ser de importancia absoluta, pero los negocios se acaban, también el dinero, las armas, los territorios y las influencias.
La única condición de los Bakugō poder acceder a las peticiones de dicha familia, era el apadrinamiento para todos los niños hospitalizados en el Hospital principal haciendo mayor énfasis en los que poseían necesidades especiales cuyos tratamientos e intervenciones superaban los 100mil dólares.En ese aspecto ambas familias llevaban la paz. Pero Shinso no podía arriesgarse. El mundo de la mafia es una montaña rusa, siempre alguien termina traicionando de algún modo perjudicando a los inocentes sin cuestionar ni preguntar nada. Hanko estaría viva aún siendo miembro de los Bakugō y para ese Alfa de cabellos Índigo, eso era más que suficiente.
—Siempre estarás en mis pensamientos. No hará ningún momento del día en que no te piense. Por favor entiende... Te amo.
Fue lo último que pudo decirle antes de que una limosina negra muy lujosa se estacionara cerca de ambos dejando a la vista a Nejire. La mano derecha de aquel muchacho. Las indicaciones de Hitoshi fueron claras. Aquella chica de cabellos largos y lilas debía llevar a Hanko al hotel donde se estaba hospedando desde que llegó a Bélgica, habían pasado dos meses de haber conocido a los Bakugō y ahora no era precisamente el mejor momento para formalizar su relación con el heredero de la Red, la mafia japonesa más peligrosa.
Le obsequió una pulsera tejida muy bien elaborada, del color de su cabello, aquel color que ella adoraba tanto. Ella hizo lo mismo pero con un collar con sus iniciales. Desde ese día, ninguno de los dos se despojo de dicha prenda. En lo más profundo de sus corazones, sabían que se encontrarían nuevamente. Como aliados o rivales.
***
Habían pasado ocho años desde aquella despedida. Ocho años sin saber nada del otro. Ocho años en los que pudiera o no haber otra persona. Pero no la hay, nunca la hubo. Solo besos vacíos llenos de culpa y unos miseria roces que culminaban en nada.
Cuando estás enamorado de alguien. Es imposible mirar y pensar en alguien más. Pero había un problema. Ella no estaba marcada y era cuestión de tiempo para que otro Alfa quisiese hacerlo; sin embargo, esa Beta no era nada fácil y siempre las personas con únicamente esas intenciones eran asesinadas o cruelmente golpeadas. Le divertía observarla; siempre estaba al tanto de ella en los tiempos que ésta podía tener libres y que aprovechaba para distraerse. No directamente, para eso estaba Nejire. Pero moría por hacerlo, por poder siquiera ver cómo estaba actualmente, si su cabello estaba pintado o seguía igual, si sus ojos aún reflejaban aquella luz que lograba siempre iluminar su interior en todo momentos, su sonrisa, su cuerpo, todo. Todo de ella quería volver a apreciar.
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ANXIETY
FanficTras su drástica desaparición. Izuku Midoriya estuvo aislado de todas aquellas personas que ama por culpa de su homofóbica madre, quien se encargó de desaparecerlo del mundo durante ocho años en un hospital psiquiátrico. Los cuales fueron una carnic...