III: Stay.

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     La llegada a Japón fue dentro de los estándares de Katsuki, una patada en el culo. Hubo retraso en la aerolínea gracias a un pedazo de mierda que llevaba una navaja en sus bolsillos junto con su llavero. Aquel rubio no era conocido por ser paciente y en ese aeropuerto todos se encargaron de saberlo cuando le gritó al hombre que dejara de una vez con sus estúpidos juegos de mierda y que abandonará dicho objeto para despegar.

     Estaba ansioso. Nervioso. Irritable. Explosivo. Toda la personalidad de Ground Zero en su vivacidad. Ruka buscaba en su móvil una música acorde a sus gustos y decidió que mientras la disputa seguía, ella escucharía rock.

Skillet- Save me. Estupenda.

     Al ingresar al avión, el rubio bufeaba buscando sus respectivos asientos y arqueando una ceja al observar que su amiga ya se le había adelantado y lo que era más frustrante; estaba sentada en la ventana. Un gruñido fue lo suficientemente notorio para que Ruka riera y se moviera al otro asiento mientras le guiñaba el ojo divertida.

     Luego de obtener un halago a lo muy Katsuki Bakugō con respecto a su improvisado labial. Ambos chicos se dispusieron a escuchar música mientras el vuelo se efectuaba.

     Aquel Alfa observaba en silencio las nubes y el azul cielo. Sus ojos estaban perdidos en sus pensamientos. Recordando simple y sencillamente aquel momento en dónde sus labios estuvieron en un delicioso contacto con aquellos contrarios rosados y carnosos. Su corazón estaba latiendo con fuerza. Estaba explotando en su interior y odiaba sentirse tan vulnerable y lejos de su pareja. De su Omega. De su vida. De su amor. Pero Izuku no lo sabía. El no sabía lo que Katsuki sentía con tanto fervor en su interior. Y no era necesario decírselo. Sus ojos delataban todo. Absolutamente todo.

     Jodido Deku... Detestaba la facilidad que aquel peliverde hermoso siempre tenía para desatar en Katsuki sentimientos como el amor, la preocupación y el consuelo. Sentimientos que aún se le hacían extraños pero que tenía. Y solo expresaba a su totalidad cuando estaban solos.

     Ruka subió sus pies al asiento, se había quitado las botas y a escondidas de las aeromozas, sacó una pequeña botella de Tequila, ideal para esconder en cualquier parte. Katsuki rio ladinamente y luego de que ella bebiera el primer trago, pasó el pequeño recipiente hasta sentir la grande y fría mano de Katsuki rozar con la suya para tomar la botella para dársela.

     —Ayuda con los nervios... Y el estrés.

     El rubio frunció el ceño con desagrado luego de escuchar aquello. Respirando profundo se bebió una gran cantidad de alcohol que gracias al ardor provocado en su garganta segundos después, le supo a gloria.

     —No estoy estresado —aseguró devolviéndole la botella. —Quiero que lleves a mis viejos a casa. Yo iré a su departamento, te avisaré si es prudente que vayas.
     —Me tomé el atrevimiento de llamar a Eijirou luego de cortar contigo. Izuku está bajo tratamiento médico estricto. Desarrolló Trastorno de Ansiedad —dice mientras cruza sus piernas. Katsuki desvio su atención a aquello —Investigué y éstas son sus pastillas, agradezco que estés sentado. Ésto es simplemente... Demasiado —agregó preocupada mientras buscaba en el móvil la información y la imagen del recipiente. —Son rosadas, el aspecto es en cierta forma adorable, pero lo realmente alarmante es la composición: Inhibidor selectivo de la recaptación de Serotonina, Ansiolítico, Antidepresivo, Sedante y Tratamiento para el dolor del Nervio afectado. Sus siglas son IAAST. Son los más potentes y en esa cantidad es suficiente para derribar a un elefante adulto...
     —Maldita sea, están matándolo —espetó igual o más preocupado que antes.
     —Inko seguramente se estaba asegurando de que él no saliera de ese lugar... Al menos no con vida. Necesitamos su expediente médico para buscar a otro experto y verificar si sus medicamentos son los correctos. Para dopar a alguien, no se necesita mucho conocimiento de psicología y psiquiatría. Puedo acceder a eso sí me lo permites. Eres quien da las órdenes.
     —Primero hablaré con Deku. Luego te llamaré —decretó y volvió a observar el cielo.

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