ANXIETY

XXXXIII: Ramé.

     Kacchan... Aún sabiendo que no eras el mejor partido en aquel tiempo en dónde aún predominaba tu enfoque en mí de una forma no tan buena, me aferré a ti como nunca antes y fue después de varios intentos en aquel baño en dónde por fin te abriste como siempre soñé; justo en ese momento dónde nuestros labios se unieron por primera vez... Dios... Fue tan hermoso. Sabía que habían varias chicas detrás de esos labios y también conocía de unas pocas que tuvieron el privilegio de saborearlos justo como yo lo hice y justo ahora puedo decir que benditas sean ella que te enseñaron a besar de esa forma y bendito sea yo por enseñarte a tocarme tal y como me gusta. En ese lugar fuí tuyo por primera vez y aunque éramos un poco torpes pudimos hacerlo bien para nuestra primera vez... Y sabes, no me arrepiento.

     Izuku se aferraba a esos hermosos momentos que había vivido con su Alfa con tanta vehemencia que a veces se olvidaba del tiempo a su alrededor. Sentía hambre, frío, sueño, agotamiento tanto físico como mental. Era una dura estadía; siendo Shigaraki quien a ciertas horas llegaba con la poca comida que le ofrecían a cambio de su colaboración, la cual nunca llegaba.

     Dos manzanas de desayuno. Agua con azúcar y miel de almuerzo y de cena avena sin azúcar. Para un Omega embarazado dichas comidas no eran ni la cuarta parte de lo que necesitaba ingerir diariamente para poder nutrir de forma correcta a su bebé.

     —Kacchan...

     Llevaba dos días secuestrado y ese tiempo fue más que suficiente para hervirle la sangre a Bakugō, quien estaba esperando afuera del hospital a Eijirou con una paciencia inusual pero con clara molestia en sus expresiones.
     Touya se acercaba hacia él con sus manos en los bolsillos de su abrigo. El invierno se acercaba y no era buena señal, las bajas temperaturas ya se estaban sintiendo y lo peor era que quizás aquel peliverde no tenía siquiera una manta cubriéndolo.

     Aquel frío de pronto lo hizo viajar hacia el pasado en donde ese fuego estuvo a punto de arrebatarle la vida ¿Qué hubiera sido si realmente las llamas lo habrían calcinado? ¿Qué hubiera sido de su familia? ¿Qué hubiera sido de todos? ¿Izuku hubiese muerto también? ¿Bakugō enloquecería al punto de volverse un animal? Frustrado de tanto pensar en panoramas desfavorables, decidió abrir una caja nueva de cigarrillos y encendiendo el primero, dió una profunda calada acompañada de un hondo suspiro.

     —Dame eso —dice el Enigma, agarrando el encendedor que el ojiazul le había lanzado para también encender un cigarrillo.
     —La posibilidad de que uno de los dos no regrese vivo es viable —Bakugō asiente exhalando el humo. —No dejarán ir a Midoriya tan fácilmente Bakugō —agrega.
     —Eso Touya... —responde tomando el cigarrillo entre sus dedos — es lo que espero que hagan. Saben que Deku por sí solo es peligroso, no les conviene para nada que esté en óptimas condiciones; si es posible lo dejarán de alimentar como se debe —sus colmillos estaban a la vista, indicando su enojo.
     —De ser así entonces su embarazo corre riesgo...

     Bakugō chasquea la lengua. Eso era lo que más temía, su instinto se estaba agudizando y un calor conocido muy bien estaba brotando del interior de su ser poco a poco. Necesitaba a su Omega y su Omega lo necesitaba a él, sentía la ausencia a flor de piel y no era para nada agradable y menos la posibilidad de que Izuku estuviese lastimado lo que le producía una ira inmensa.

     —¡Bro! —ambos elevaron su vista hacia la camioneta que se detuvo frente a sus cuerpos —¡Andando, señoritas! Midoriya no tiene toda la noche —agrega.
     —Kirishima tú te quedas —gruñe el rubio.
     —¿Qué? ¡Ni hablar! No te dejaré ir solo con ese pirómano —Touya se encoge de hombros —El hecho de haberlo salvado no significa que me agrade ni que confíe en él.