XXXII: Time.

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     Drogas.
     Alcohol.
     Sexo.
     Mujeres.
     Luces neón en todo el club.
     Un trago tras otro. Un jalón de cocaína tras otro.

     En cada inhalación, aquel Alfa recostaba su cabeza en es espaldar del asiento en el que estaba junto con sus subordinados más allegados y por supuesto los de Inko.

     No sabía de su adicción repentina a las drogas, hasta que gracias a la intuición de Himiko, comenzó a mezclar psicotrópicos con alcohol, luego metanfetamina, cocaína, marihuana. Toda sustancia que deprimía el sistema nervioso central por varias horas, él la deseaba con furia. Perdiéndose entre todo lo que creyó nunca tocar.

     Nejire no estaba de acuerdo en las acciones que su líder tomaba las cuales afectaban de forma negativa su salud, pero su opinión se volvió insignificante; se habían acoplado pero él no la amaba como ella deseaba. Ahora se apellidaba Hitoshi y poseía mayores beneficios en la mafia claro estaba; sin embargo, dicha autoridad le era miserable para lidiar con la adicción repentina de su esposo.

     Poco a poco la mafia RED fue desvinculandose del mandato de Shinsou, quedando solo unos pocos. Siendo honesto consigo mismo, desde que aquel pirómano le dijo esas palabras, su vida dejó de interesarle no suficiente y ahora más que nunca estaba hundido en la decadencia; Inko poco a poco absorbía todo el capital de ese muchacho como una sanguijuela silenciosa. Llegando a adueñarse de toda la mafia rival de forma indirecta, desde las sombras. Su última carta a jugar.

     Por supuesto también estaba Enji. Ella le ofrecía los más caros y sanos pacientes, bastaba con una llamada de un teléfono anónimo indicando el lugar y hora de trabajo de la víctima y con ayuda de Haws, la misión siempre era todo un éxito. Un nuevo órgano que donar, o en su defecto traficar por mucho dinero extra.

     En dos meses aquella peliazul logró salvaguardar lo último de capital que Shinsou tenía aún bajo su control y la destinó a la única cuenta que sabía que no intervendrían.

Cuenta Destinataria: Katsuki Bakugō.
Monto: 14.000.000$.
Descripción: Hadou.

     Luego de eso, eliminó todo rastro de movimientos bancarios segundos antes de que la cuenta fuese bloqueada impidiéndole ingresar. Debía proteger lo último que quedaba del legado Hitoshi y enviárselo a aquel rubio fue la mejor decisión.

     Aborreció la estancia en aquel club. Sin que su esposo se diera cuenta ella desapareció. Salió por la puerta trasera del local con su abrigo sobre sus hombros y caminando hacia su auto. Siendo interrumpida brevemente por el menor de los Todoroki quien al parecer la estaba esperando desde hacía horas apoyado en el capó del Porsche.

     —Shōto Todoroki —dice sacando las llaves de su cartera —No sabía que tenías preferencias hacia éste tipo de clubes.

     Su caminar continua hasta llegar a la puerta del conductor. Introdujo la llave en la cerradura y la alarma se desactivó de inmediato.

     —De hecho los odio. Pero aquí fue cuando me volví a encontrar con ella —observa a la contraria detenerse y elevar su vista. Sabía de quién se trataba. Shōto saca de uno de los bolsillos de su abrigo un sobre un poco ancho por su contenido —Quiero comprar su libertad.

     Nejire observó el interior del pequeño sobre amarillo, había aproximadamente unos 10.000$ en efectivo. Dinero suficiente para comprar a muchas personas, pero aquel chico lo estaba utilizando para comprar la libertad de la Beta que amaba teniendo conocimiento de que ella estaba involucrada en el secuestro de niños Omegas, así como también de su prostitución.

     La chica arrojó el sobre al interior del auto y le ordenó que entrase. Segundos después ya ambos se encontraban fuera del club en camino hacia un lugar alejado de la multitud que aún merodeaba a esas horas de la madrugada.

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