Segunda parte: Capítulo 4

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Cada día estaba más embobada con ella hasta el punto de resultar patética. Ella no daba indicios de que le pasara lo mismo, o si le pasaba lo sabía disimular muy bien. Desde que quedé con ella aquel lunes mi mente lo único que hizo fue idealizar una fantasía en su interior, causando que cada vez fuera más difícil dejar de pensar en ella. Un momento fantaseaba y al otro me caía un cubo de agua helada llamada realidad, yo no tenía la relación que se imaginaba mi mente con ella, no tenía sus besos, sus abrazos, sus caricias. Por mucho que me lo imaginara había un océano de lágrimas que confirmaban que no tenía nada con ella y que posiblemente no llegara a pasar.

Mi móvil sonó y me sacó de mis pensamientos. Lo miré y vi que tenía un mensaje. Era suyo. De repente me puse nerviosa y mi corazón comenzó a palpitar rápidamente.

Me decía de quedar para repasar. Mañana.

No abrí el mensaje al momento, no quería parecer una loca desesperada, en este caso por aprobar, qué le iba a hacer pensar a ella que quería algo más que aprobar con ella. No teníamos días programados para quedar, realmente. Ella a veces tenía reuniones así que cada vez que tenía la agenda libre me enviaba un mensaje, en mi caso como no tenía vida social me daba igual un día que otro y para mí mejor así, se me presentaba una oportunidad para recibir un mensaje suyo y chatear con ella aunque fuera con temas sin importancia como quedar para hacer repaso.

Leí de nuevo su mensaje.

"Hola! Te va bien quedar mañana después de clase?"

Abrí el chat y le respondí.

"Hola, claro! mañana me va perfecto."

Lo envié y dejé el móvil. A los segundos me llegó otro mensaje.

"Hasta mañana entonces."

Le respondí un "hasta mañana" para no parecer ni borde ni desesperada y dejé el móvil.

Quedar con ella siempre me ponía nerviosa y fantasiosa a la vez, saber que iba a verla a solas suponía crearme historias amorosas ficticias en la mente que solo conseguían que me ilusionara estúpidamente sin ningún final bueno para mí, más que las lágrimas por escenarios que no ocurrirán.

A la mañana siguiente me intenté poner guapa y resultona pero sin exagerar, que marcara un poco mis curvas pero sin que llamara demasiado la atención ni se vieran mis intenciones.

Ese día tuve clase con ella e intentaba que se me viera lo más concentrada posible en sus explicaciones, que notara que me interesaba la asignatura y no por ella, tomaba apuntes y hacía los ejercicios que mandaba en el momento, que muchas veces nos hacía corregir antes de acabar la clase, así se aseguraba que almenos un tanto por ciento elevado sí que los hiciera.

Mientras hacíamos los ejercicios se levantó de su mesa y se empezó a acercar a la mía, yo había levantado la cabeza de mi hoja y vi que venía hacia mí mientras me miraba pero alguien la llamó y me pasó de largo. Maldije a aquella persona para mis adentros y seguí con los ejercicios.

De repente noté una presencia detrás de mí y un aroma, su aroma y una mano se posó delicada en mi hombro. Levanté la cabeza y la vi, mirando mis ejercicios y asintiendo con la cabeza levemente.

-Muy bien -me dijo-, sigue así, de momento están todos bien.

-¿Sí? ¿En serio? -respondí sorprendida.

La profesora de mis sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora