Capítulo 42

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Maratón (2/2)

—Tengo miedo Cristina. ¿Y si sale mal? —le digo preocupada.

—Créeme que no, lo tengo todo controlado, de verdad. Confía en mí —dice acariciándome la mejilla suavemente.

Sonrío pero el miedo continúa apoderándose de mí. Y otra vez de nuevo las dudas se apoderan de mí.

Pero, he de afrontar lo que sea, peor que ahora no puede ser. Las cosas no pueden empeorar más, no, no pueden. Bueno sí pero no lo harán. Confío en ella. Hay algo que me dice que todo saldrá bien.

Cristina me da un beso en los labios y yo salgo del departamento de física.

(...)

—Has tardado mucho en llegar a casa. No habrás estado con ella, ¿verdad?

—No.

—No te creo.

—Pues no lo hagas. Me da igual. Últimamente no crees nada de mí y desconfías de todo de lo que hago.

—Porqué tú te lo has buscado.

—Mentira.

—¡No me repliques! —exclama— Por cierto, ¿ya asistes a las sesiones con la psicologa?

—Sí ¿o tampoco me vas a crees en eso?

—Me habría avisado la psicologa, así que esto si que me lo creo.

—Genial —digo sarcástica.

En realidad no he ido, qué extraño, pensé que ya se lo habría comentado a mi madre en el primer milisegundo de ausencia. Iré a verla.

Cojo la chaqueta, las llaves y el móvil y voy hacia la consulta.

—Melanie Cooper —dice sorprendida al verme—, justo te iba a llamar como siempre. Pasa, pasa.

Me levanto y entro a la habitación.

—¿Y bien, qué es lo que te trae por aquí? —pregunta una vez nos sentamos.

—El que no le hayas dicho a mi madre que no estaba asistiendo —ella muestra sorpresa.

—La confidencialidad es lo primero.

—Sí, pero tu no cumpliste eso la primera vez.

—Cierto, pero tu y yo todavía no habíamos mantenido una conversación sólida. No sabía nada de ti, ni el por qué estabas aquí. En cierto modo no tenía nada que ocultarle a tu madre porqué no sabía que el problema era ella.

—¿Cómo sabes que el problema es ella? —le pregunto curiosa.

—Lo supe desde que viniste a reclamarme acerca de haberle contado a tu madre sobre tu ausencia a las sesiones, vi que no teníais buena relación.

Nos quedamos unos segundos en silencio.

—¿Y bien? —prosigue a decir, al ver que ninguna de las dos hablaba—, ¿qué te ha traído hasta aquí?

—Ya te lo he dicho, el que no le dijeras a mi madre que no asistía a las sesiones.

—No creo que hayas venido hasta aquí expresamente por eso. Hay algo más —me quedo callada—. Esperaré el tiempo que haga falta, dentro de esta hora que tenemos, claro.

Suspiro.

—Me voy a fugar —suelto al fin y ella abre los ojos sorprendida—. Con mi novia —aclaro.

—¿Por qué? —pregunta.

—Porqué mi madre no la acepta y yo no quiero que sepa de qué la conozco.

—¿Y de qué la conoces?

—¿Hasta donde llega la confidencialidad realmente?

—Depende del caso, ¿has matado a alguien?

—No —contesto obvia.

—Pues entonces no tienes de qué preocuparte.

—Es mi profesora —suelto de golpe.

Su cara no puede mostrar más sorpresa.

—¿Estás bien? —le pregunto al ver que no reacciona.

—Em... sí, sí.

—¿Y bien...?

—No sé exactamente, me has pillado de sorpresa. ¿Cuál es vuestro plan exactamente?

—No lo sé, no me ha dicho nada, solo me ha dicho que lo tiene todo controlado y que me fie de ella.

—En una situación así deberíais de estar seguras ambas de lo que vais a hacer.

—Sí...

—Dime, ¿tu realmente quieres dejar todo esto por un amor? —me pregunta mirándome fijamente con los brazos cruzados.

—Aquí no tengo donde ir, y con mi madre ya no es lo mismo. Me ha fallado, no me esperaba esto de ella.

—¿Y por qué no intentas hablar con ella sobre tu novia?

—¿Estás loca? —suelto de golpe— Haría que la metieran en la cárcel, lo mejor es no decirle nada.

—¿Tan segura estás que haría eso?

—Sí, la odia, haría cualquier cosa por mantenerla alejada de mí.

—Solo, Melanie, piensa lo que vas a hacer, esto cambiará por completo tu vida.

La profesora de mis sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora